Recargar mi arma. Siempre que pueda, hacia arriba

Artículo de Arturo Mariscal «Nube Negra»

Sigo con mi visión y opinión personal (IMPORTANTE ESTE DETALLE) del tema del título que propongo y que me surge después de que alguien subiera a redes una fotografía hecha en un curso en el que se veía a los participantes recargando su arma (larga para más señas) situándola a la altura de la cadera.
Con esta afirmación empiezo: yo nunca lo haría, “salvo contadísimas excepciones” (espero que se logre entender lo expuesto).
Aprendiendo a recargar el arma

Y continúo diciendo que cuando a alguien no se le ha enseñado a hacer algo coherente, sencillamente hace lo que piensa que se debería hacer. Y lo afirmo porque la normalidad, en este caso, es hacer el ejercicio y a fin de carga recargar; pero no se suele decir cómo. Y ese es el detalle importante. Cuando aportas ese “cómo” ves la mirada del que descubre un mundo nuevo, si se me permite la expresión, porque yo la he visto.

En general ¿por qué no recomiendo recargar sin mantener arriba el arma? Pues porque la experiencia me dice que aunque sea un tiempo muy corta acabo centrando toda mi atención en mi arma, en mi entorno inmediatamente más cercano que, justamente es de las cosas que menos van a importar en un enfrentamiento a vida o muerte. Lo vemos con un ejemplo.
Supongamos que nos vemos en un tiroteo y que ganamos (o eso pensamos) porque vemos caer al malo. Segundos después (cuando ya nos acordamos de respirar), nos damos cuenta que la recámara del arma está abierta y como NO me lo han enseñado, recargo como me sale, lo que haría cualquiera: bajo el arma y la acerco al cuerpo poniéndola casi en el estómago porque es lo que todo el mundo haría y saco el cargador con mi mano de apoyo (la que no empuña), busco un sitio donde ponerlo (no se vaya a perder que cuesta un dineral) y lo guardo en un bolsillo, cojo el cargador nuevo y lo introduzco en el arma, y acciono la corredera y alimento el arma. Listo.
Tiempo invertido … ¿7 … 8 … 10 … segundos? Porque nadie me ha enseñado a recargar, recordemos. Todo ese tiempo prestando atención a centímetros de mi cuerpo, a mi cinturón, a la funda de mi cargador, a la mano de apoyo, … ¿Y el malo? Pues cuando mi mirada se dirige hacia él, ya no está; se ha ido, … ¿Entonces no iba (no voy obviamente) ganando el combate? ¿Lo siguiente qué es? … ¿Sudor frío …?
Tomemos como ejemplo las imágenes adjuntas al texto y empecemos por definir el concepto de “zona de manipulación” como aquella en la que vamos a efectuar la mayoría de las manipulaciones manteniendo la amenaza en la lejanía y centrada dentro del campo visual. Que debe ser la misma para un arma larga o corta, particularizando pequeños matices de manejo.
En ambas imágenes, el arma se sitúa en una posición cercana al centro de nuestro campo visual (y cerca del rostro) con lo cual, cuando nuestro cerebro nos traicione (ocurrirá) y nos haga mirar hacia ella para introducir ese cargador que siempre metemos hasta con los ojos cerrados en nuestro fabuloso mundo del IPSC, lo vamos a hacer en una orientación clara hacia la amenaza y sin que esta desaparezca de ese centro de nuestro campo visual y empleando un tiempo mínimo para hacer ese vistazo rápido al arma que podamos necesitar.
Vemos que, aún siendo armas diferentes (larga y corta), en ambos casos acercamos el arma hacia el cuerpo para hacer cualquier manipulación: recargas, acciones para solventar interrupciones, comprobar el entorno tras el enfrentamiento, comprobar cartucho en recámara, etc.; como vemos es una única posición extrapolable a varias acciones que permite tener el arma en una situación espacial que admite prestarle atención y mantener la alerta lejana centrada en el agresor.
En armas largas y cortas, el arma se pliega hacia el cuerpo con lo que conseguimos que:
  • Los recorridos de las manos en recargas, acciones para solventar interrupciones, etc., se acorten y el arma se mantiene sensiblemente dirigida a la amenaza, con lo cual sólo son necesario pequeños movimientos para orientarla final y efectivamente al agresor.
  • Obtenemos una visión clara de la zona que nos interesa (boca de alimentación, ventana de expulsión, palancas o botones, etc.) con lo que el tiempo que necesitamos para localizar la zona que nos interesa del arma se acortan mucho porque “no necesitamos buscar tanto rato”.
  • Al tenerla cercana al cuerpo podemos protegerla y evitar perderla en un combate inesperado cuerpo a cuerpo. Sí. Y esto es así porque al tenerla cercana al cuerpo la puedo sujetar con más fuerza ya que con los brazos plegados trabajan grupos musculares grandes (fuertes). Si los brazos estuvieran extendidos, la fuerza que puedo realizar con ellos es menor y es más sencillo arrebatar el arma. Además que puedo plegarme sobre mi mismo girándome, con lo que empleo mi propio cuerpo para protegerla.
  • Y finalmente, en el caso de un arma larga, la doto de estabilidad.
Me vais a permitir que me extienda un poco en este último punto referido exclusivamente a las armas largas. Si hago la recarga manteniendo brazo extendido (recordemos que el otro busca la munición) todo el peso del arma va a recaer sobre este con lo cual va a provocar que tenga oscilaciones o inclinaciones (el arma se une al cuerpo en un único punto: la mano que empuña). Si la pliego hacia el cuerpo, lo que hago es situar la culata entre el brazo y el cuerpo y pasar a tener dos puntos de apoyo contra el cuerpo: mano que empuña y hueco entre brazo y cuerpo, con lo cual gano estabilidad.
Esta estabilidad me permite girarla un poco para localizar rápida y sencillamente la boca de alimentación (o el elemento que necesite accionar) que además tengo situada dentro de mi campo visual. Y otro detalle de importancia es permitirme moverme a buena velocidad en determinados entornos y determinadas ocasiones sin engancharme peligrosamente, por ejemplo en un movimiento rápido en entorno CBQ donde si la llevo sujeta con las dos manos corro el riesgo de quedar trabado en una puerta si no la he esquivado correctamente. Si se lleva vertical, la boca de fuego puede golpear el dintel de la puerta, sí, pero simplemente va a retroceder un poco hacia atrás y, tras cruzar la puerta, se va a situar nuevamente vertical.
No siempre voy a poder recargar o manipular mi arma dirigida hacia arriba, en mi zona de manipulación, pero siempre que pueda debería hacerlo.
Saludos.
Artículo publicado originalmente en el perfil de Facebook de Arturo Nube Negra, aquí puedes acceder a su perfil en el foro de Fauerzaesp
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