Buenos días.
Extraido de:
http://www.belt.es/expertos/home2_experto.asp?id=3820
Citar:
Con el alma dolida
Luis Alejandre Sintes
General ex Jefe del Estado Mayor del Ejército.
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Se me pide una reflexión sobre el atentado del lunes 24 en Farah, cuando tengo el alma dolida.
Dos Caballeros Legionarios Paracaidistas, Germán Pérez Burgos y Staley Mera Vera y un leal intérprete Roohulah Mosavi, han perdido la vida en acto de servicio, 40 kilómetros al sur de nuestra base de Herat en Afganistán. Otros cuatro sufren heridas de gravedad.
Se comprometieron en juramento o promesa, a derramar hasta la última gota de su sangre y fueron consecuentes aceptando voluntariamente, de acuerdo con nuestras Reales Ordenanzas, el riesgo y la fatiga que entraña una misión en el distante país asiático. Y lo aceptaron con la modestia suficiente, sabiendo que el riesgo no es exclusivo de la profesión de las armas.
A la antigua Agrupación de Banderas Paracaidistas, hoy Brigada a la que pertenecían Germán y Estalyn, le debo todo lo que soy como soldado. Allí aprendí de mis superiores, aprendí de mis compañeros y aprendí de hombres como vosotros que, unidos por un mismo respeto al riesgo, nos exigíais, nos empujábais, esperábais de nosotros ejemplo, tesón, liderazgo, y dábais a cambio, lo mejor de vosotros mismos, vuestra juventud, vuestra fuerza, vuestra ilusión.
Me duele el alma porque en pocos meses esta querida Brigada Paracaidista ha sufrido dos zarpazos mortales: ayer en el Líbano, hoy en Afganistán. Pero también me duele porque a esta misma unidad unos españoles le prohíben que se ejercite en propio territorio patrio. Son los que creen que puede prepararse una misión como la de Afganistán en despachos enmoquetados o en juegos informáticos. Son los que ahora lanzarán el discurso grandilocuente, correctísimo políticamente, no obstante vacío de sinceridad y en el que todo se justifica. Pero que esconde un trozo de nuestra sociedad cobarde, hueco y acomodaticio.
Me duele, porque otros españoles desmantelaron una prestigiosa Sanidad Militar -esencial en estas misiones- en beneficio de sórdidos intereses privados y hoy no encontramos médicos para atender nuestros hospitales de campaña, ni se presentan voluntarios para ingresar en el Cuerpo, faltos de la ilusión moral que demanda una vocación. Porque también otros españoles pretenden rebajar nuestra norma moral, las Reales Ordenanzas, del rango de Ley que conlleva consenso parlamentario, mayoría, estabilidad, al de Real Decreto hecho a imagen y semejanza del momento político de turno.
Me duele porque otros españoles pregonan, inconscientes, las características de nuestros elementos de seguridad; señalan carencias, puntos débiles del blindaje de nuestros vehículos, frecuencias de nuestros inhibidores. Como en la confiada Atenas clásica, derribamos nuestras propias murallas defensivas, sin saber que somos medidos y observados por un enemigo que no por el hecho de que le llamamos asimétrico, deja de ser enemigo.
Vaya mi profundo respeto y afecto hacia vosotros, Germán y Estalyn y Roohulad, hacia vuestras familias y compañeros, con especial fuerza para los que han quedado en Herat notando vuestra ausencia. Pronta recuperación para los heridos. Pensad que, siendo consecuentes con vuestra vocación, seréis siempre comprendidos, respetados y queridos por muchos españoles.
En especial, por integrantes, actuales o pasados de la Brigada Paracaidista (o en su momento, Banderas) y en general, por tod@s los que se juegan la vida, dentro y fuera de nuestras fronteras, por los ciudadanos (que les quieran o nó), sin pensar en algo más, que el Deber cumplido y el Honor del uniforme que les visten.

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La milicia es una religión de hombres honrados.
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Pedro Calderón de la Barca. Soldado de Infantería Español.
