Beethoven
Desde los cinco meses ya sabía cual sería su misión en la vida, por eso con mucha disciplina empezó un arduo entrenamiento, que no sólo lo volvería fuerte físicamente, sino también un experto a la hora de detectar explosivos.
Así, comienza la historia de Beethoven, un labrador negro que entró a formar parte del equipo de los caninos del batallón de Alta Montaña 4 ‘General Benjamín Herrera’, en el departamento del Cauca.
Las largas caminatas nunca lo agobiaron, pues como un soldado más, sabía que debía poner su máxima atención y toda su capacidad ya que las vidas de todos dependían de él en el momento de hallar los explosivos instalados por los terroristas.
Fue así, como en una madrugada su guía el Soldado Profesional Oscar Jiménez Plata, le colocó el chaleco y lo preparó para salir a una importante operación, denominada ‘Unicornio I’, en la que tendría que superar la temperatura del páramo.
Ya llevaban ocho días en el desarrollo de esta operación contra los terroristas de la Cuadrilla Camilo Cien Fuegos del Eln y se habían desactivado aproximadamente 12 campos minados. Beethoven, como de costumbre iba adelante de la tropa, olisqueando la zona y previendo cualquier peligro. De repente, en medio de las trochas del corregimiento de Los Milagros, en el municipio de Bolívar (Cauca), a más de tres mil metros de altura, comenzó a inquietarse y todos detuvieron la marcha.
El animal estaba indeciso ante la situación, así que se tumbó tal como lo había aprendido durante el entrenamiento. No obstante, la suerte de Beethoven estaba echada, pues en el lugar no solo había un artefacto explosivo, sino muchos más.
Era un campo minado de varios metros cuadrados de extensión y Beethoven estaba en medio de él. Los treinta soldados presintieron lo peor y retrocedieron en procura de salvar su vida. El labrador haciendo honor a su raza y a las señales de su guía, se tendió y en ese mismo instante la presión de su cuerpo activó uno de los artefactos explosivos.
Un fuerte estruendo se escuchó y el cuerpo de Beethoven ensangrentado sobre el suelo hizo pensar a todos que había muerto, pero como dijo uno de los soldados sin reponerse de la impresión “allí estaba él, quejándose, pero vivo de milagro”.
El Soldado Profesional Jiménez corrió hacia Beethoven y pudo comprobar que aunque estaba vivo, su compañero leal había perdido gran parte de su pata delantera izquierda. Rápidamente uno de los enfermeros le aplicó sedantes para que soportara el dolor. Le hicieron una camilla improvisada para poder sacarlo, pues el difícil acceso y la topografía no permitirían que ninguna ayuda llegara pronto.
Sólo tres días después lo pudieron evacuar y trasladar a Popayán, donde un veterinario especializado lo intervino quirúrgicamente y no tuvo más opción que cortarle la extremidad y extraerle las esquirlas de su cuerpo.
Ahora, Beethoven se encuentra en la clínica, donde se recupera satisfactoriamente y es visitado no solo por sus compañeros de combate, sino por muchas otras personas que conocieron su historia, la historia de un héroe que ha sufrido en carne propia los gajes del oficio; y aunque ya no podrá volver a llevar la vida de antes, lo más gratificante es que treinta hombres salvaron su vida gracias a su actuación.