Un par de noticias sobre la uniformidad (la que en breve será modernizada) y problemas varios de los alazanes.
De pena.
'Alazanes'. La mayoría de agentes de la unidad motorizada de la Policía Nacional ha pagado de su bolsillo los cascos para patrullar en moto y lucen uniformes de otros: de la caballería y de los antiguos antidisturbios. La precariedad ha provocado la denuncia de los sindicatos
Policías sin medios para su seguridad
LUIS F. DURAN
La unidad motorizada del Cuerpo Nacional de Policía, conocida como Alazanes, está en pie de guerra. Basta fijarse detenidamente en su aspecto para adivinar algunas de sus razones. La mayoría de los 130 funcionarios que integran este servicio carece de cascos oficiales para conducir sus motos y emplean los suyos particulares para trabajar, según denunció la UFP (Unión Federal de la Policía). «Salimos a patrullar con las motos iguales pero cada uno con un casco de distinto color por lo que ya nos llaman la policía de Pancho Villa», dicen los agentes.
El mote fija la vista sobre sus cabezas, pero la falta de medios para su seguridad se detecta en todo el cuerpo. Ni siquiera disponen de la ropa apropiada para ir en moto, ya que trabajan con la antigua vestimenta de la UIP (antiguos antidisturbios) o con uniformes de las unidades de caballería. Estas prendas carecen de rodilleras, coderas y otras protecciones necesarias para cualquier motorista. Pero ahí no acaban los problemas. Tampoco llevan botas homologadas, los vestuarios son una ruina y los vehículos, de gran cilindrada, no se cambian pese al rodaje seguido de más de cinco años.
Ante tantas deficiencias los funcionarios optan por comprarse elementos de seguridad de su propio bolsillo. Al menos 40 de los policías se han gastado 480 euros en chalecos especiales y material de seguridad para su trabajo.
Los agentes se sienten abandonados y despreciados por la cúpula policial, pese a ser una unidad utilizada como punta de lanza en los principales sucesos y hechos delictivos que ocurren en Madrid. Sólo su profesionalidad les hace seguir hacia delante porque saben que el suyo es un grupo de apoyo y reacción muy necesario en la Comunidad de Madrid.
Pero los Alazanes han perdido la paciencia. Están tan cansados de que nadie escuche sus súplicas que han dado el paso de denunciar abiertamente sus problemas. «No entendemos por qué no se atienden sus quejas cuando se solucionarían con muy poco dinero», asegura José Canales, secretario provincial de la Unión Federal de Policía.
«Es lamentable que la Dirección General de Policía, y en concreto la División de Gestión Económica y Técnica, no arregle este problema», asegura Canales. «¿Cómo se puede garantizar la seguridad de los ciudadanos si nuestros funcionarios no trabajan con seguridad?», agregó el secretario provincial de la UFP.
Todas estas deficiencias se han agravado durante los últimos días con la incorporación al servicio de 39 nuevos funcionarios recién graduados en la academia. Estos rockies de la policía salen a patrullar las calles en motos oficiales, pero llevan sus cascos particulares.
La vestimenta que exhiben es la que tenían en la academia de policía. «Esto es bochornoso para nuevos policías que llegan con toda la ilusión del mundo a su puesto de trabajo y ven que no tienen ni el material mínimo para trabajar», dice Canales.«Pero la gente es muy profesional y prefiere utilizar sus cascos con tal de trabajar».
Con todo, hay algunos policías más veteranos que se resisten a cumplir con la labor encomendada pagando el material de su bolsillo. «Hay un policía que lleva dos años esperando el casco.Como no se lo dan ha decidido cambiarse de unidad y salir en un coche patrulla de la Brigada de Seguridad Ciudadana».
El pasado 22 de marzo el sindicato UFP remitió un escrito a la Dirección General de Policía reclamando «la dotación inmediata a todos los funcionarios que prestan servicio de motos con el fin de garantizar su seguridad y minimizar los efectos de un eventual accidente». Fernando Vázquez, secretario general de la UFP y vocal del Consejo de la Policía, reclamaba las siguientes prendas: «casco integral con pantalla intercambiable, pantalón especial para moto y protecciones en codera y rodilla, chaqueta de motorista con protección en espalda, hombros y codos, botas especiales para moto, faja o protección lumbar, guantes adecuados para el tipo de servicio y protección para el cuello denominada braga».
La UFP asegura que la mayoría de los funcionarios que prestan su servicio en la unidad de moto llevan más de un año quejándose de las dificultades que tienen para acceder a un vestuario adecuado para el tipo de servicio que prestan. Además, la vestimenta que se les entrega no es la adecuada para un motorista. «Lo que llevan para su trabajo es en realidad el elemento de caballería o de la UIP (antiguos antidisturbios)».
En cuanto a los cascos, resalta la UFP que la mayoría debe emplear el suyo particular ante la falta de este material. También revela que en caso de accidente o deterioro hay mucha dificultad para cambiarlo y denuncia que ya «la Dirección General de Policía eligió uno de los más baratos del mercado, lo que contribuye a una menor seguridad en caso de accidente».
Esta unidad de policías motorizados, dependiente de la Brigada de Seguridad Ciudadana, tiene la sede en una vieja nave de la Casa de Campo. Un hecho que también han denunciado el SUP, el CEP y el SPP. «Estas instalaciones son casi tercermundistas para una unidad tan polivalente como ésta», aseguran. «La nave se cae a pedazos, es casi irrespirable y no tenemos un sitio digno para cambiarnos», protestan desde el Sindicato.
El SUP también lleva varios meses exigiendo soluciones para estos motoristas del Cuerpo Nacional de Policía. «No sólo no tenemos cascos para las motos, los uniformes se nos calan en invierno por el agua y no valen para el verano», denuncia.
Otra de las reivindicaciones de los sindicatos es que está unidad motorizada no está considerada como un cuerpo especial dentro de la policía en Madrid, pese al riesgo con el que trabajan.«Nos utilizan para cualquier actividad, nos tenemos que jugar la vida en persecuciones y estamos expuestos a cualquier caída.Pero no hay ninguna contraprestación y encima no nos dan cascos ni ropa digna», dice el secretario regional de la UFP.
El pasado domingo 4 de abril, varios de estos motoristas del Cuerpo Nacional de Policía escoltaron la comitiva que precedía el traslado del GEO fallecido en Leganés. «Fue ridículo ver a policías motorizados con cascos de diferentes colores, pero ésta es la realidad que padecemos», lamentan desde la UFP.
Las carencias de cascos y de vestimenta no sólo afectan a los Alazanes. También los agentes de proximidad que patrullan en moto por los distritos madrileños acusan la falta de medios con problemas de ropa y material. «Hay gente que lleva tres años con una camisa desgastada. Aquí sólo hay dinero para lo que quieren», según la UFP.
_________________ Servicio, lealtad, entrega, disciplina...

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