La investigación disuelve la teoría del trastorno y el lobo solitario.
El profesor Jean-Pierre Filiu, un experto en yihadismo de París, decía anteayer que los “lobos solitarios” no existen, que en casos como la masacre del pasado jueves en Niza siempre se acaba llegando a un patrocinador y algunos cómplices.
Dieciocho minutos antes de comenzar su faena el asesino envió un SMS: “Trae más armas, trae de 5 a C”. En otro mensaje dice, “tengo el material”. Todo eso hace pensar que no actuó solo.
“Declaró su radicalización a personas de su entorno”, señala una fuente policial citada por la prensa dominical. “Varios interrogados han evocado la religiosidad del joven”, señala otra fuente policial a la agencia Afp. Pidió a una amiga que le alquilara su buzón, teniendo él su propio domicilio, y le comunicó que había dejado de beber alcohol, algo que la propia amiga se tomó a guasa.... Resumiendo: no falta ninguno de los ingredientes de un caso de yihadismo típico, por más que cada caso tenga su especificidad. Todos menos uno: falta el nexo con la matriz siria del Estado Islámico, que, sin embargo, no ha dudado en atribuirse esta terrible barbarie como la obra de uno de sus “soldados”, anuncio creíble. ¿Cuestión de tiempo?
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