Cecilio Andrade escribió:
Solo dos...
--No puede ser, no puede existir alguien tan estúpido.
Miraba a través de su visor, y no daba crédito a sus ojos, eran patitos de feria.
Informó a su observador para que también disparará inmediatamente que él lo hiciese. Debían barrer la columna desde los extremos hacia el centro.
Colocó el visor sobre aquel pobre imbécil que iba a la cabeza, pistola al cinto, prismáticos, correaje de cuero tipo “Pancho Villa”, daba órdenes todo el tiempo, movía los brazos exageradamente, y los demás lo miraban con reverencia y temor...si, solo era eso, un pobre estúpido... muerto.
Y pensar que una hora antes ... ...
-- ¡Dios, que calor!
Una gota de sudor resbaló desde su barbilla hasta caer en el plano que estaba estudiando...
-- Dos días aquí, con este puñetero calor, para nada, igual que el mes anterior – pensaba mientras seguía con el dedo la línea del valle.
Tenía motivos para maldecir, aunque su personalidad impedía que los pensamientos salieran al exterior, ya bastante mierda había como para que la revolviera más.
En su ejército, el arte, o la ciencia, o la pérdida de tiempo y medios, según quien lo comentara, del francotirador casi era algo anecdótico. Tras años de fomentar estimular a los mejores tiradores, de forma negligente las fuerzas armadas habían condenado a estos especialistas al ostracismo. Tras no pocos esfuerzos los estaban reactivando, algunos oficiales estaban ansiosos de ver lo que los tiradores de elite eran realmente capaces de hacer, o de “no hacer”, pensaban la mayor parte . ¿Consecuencia? Su observador y él en el culo del mundo, en mitad de ninguna parte, con las mismas posibilidades de demostrar algo como de llegar a ser sultán de Arabia.
-- ¡Mierda!
Donde los habían enviado era imposible localizar ningún objetivo rentable, salvo que los muhaidines de marras, de repente, se hubiesen vuelto deficientes mentales. Y tras lo visto el último mes, los únicos deficientes que parecía haber cerca eran sus oficiales S2, que quizás no fuesen tan malos objetivos a considerar. Más vale que olvidara esos sueños felices y volviera al mundo real.
-- Veamos...
Su zona de “caza” estaba sobre un valle, a apenas 35 kilómetros de base. Desde donde se encontraba, cuerpo a tierra y perfectamente enmascarado, podía ver las ruinas de una aldea.
Los legionarios del 3er Tercio conocían esta zona como El Valle de los Camellos. La verdad es que la historia era curiosa, además de representativa de la gran capacidad logística de la que aún disponían los talibanes, haciendo uso de su enorme conocimiento de los secretos de su gran país para joderles.
La historia surgió después de una acción nocturna de fuego de un AC-130 Spectre, en mayo del 2006, contra un convoy de abastecimientos. Al amanecer enviaron una unidad ranger para evaluar los restos del convoy. Cadáveres humanos hallaron pocos, por lo menos enteros, se los llevan siempre, pero lo asombroso, y lo que dio el nombre extraoficial al valle, fueron los cadáveres de noventa y un camellos que no pudieron llevarse. Poco importaba que en realidad la mayoría fueran dromedarios y no camellos, el nombre cuajó.
En fin... volvamos al asunto, la cabeza después de tanto tiempo sin acción tiende a perderse, ¡jodidos capullos de S2! ... ...
-- La niebla cubre casi todo el valle. Perfecto, podremos ganar un tiempo precioso.- El joven jefe talibán estaba eufórico.
Había decidido cruzar a lo largo del valle, de esa forma podrían avanzar mucho más rápido que caminando a través los profundos cañones y barrancos. Su comandante le había insistido en la necesidad de refuerzos inmediatos. El grupo insurgente local había sido muy duramente machacado desde que el convoy de suministros fue aniquilado.
La verdad es que su orden fue en contra de la opinión de sus hombres más veteranos, ¿pero que sabían ellos? Si tan solo eran unos simples cultivadores de opio sin estudios ni cultura, ascendidos por un estúpido principio basada en años de servicio, y supervivencia en combate, quien sabe si no fuese incluso por esconderse mientras sus hermanos morían por Ala.
De todas formas, por mucha experiencia de campo que pensaran poseer, ¿de verdad creían que podían enseñarle algo a un oficial salido del corazón mismo de la lucha, de la misma mano de Bin Laden?
Después de tanto tiempo en combate acaban acobardándose, pensando que los occidentales eran omnipresentes. Cuando llegaran a su destino les impondría unas cuantas sesiones de doctrina y penitencia, necesitaban recuperar el arrojo y espíritu de Ala. Acabaría demostrándoles quien era su nuevo líder.
Miró a sus hombres mientras avanzaban a buen paso en silencio.
Acababan de terminar su instrucción y adoctrinamiento, uniformes y cascos no llevaban, pero si armas brillantes y aceitadas.
Eran muy jóvenes, de 16 a 21 años, la mejor edad para morir por Ala. Y tras toda su corta vida escolar bajo el ideal del Corán, ahora marchaban siguiendo la llamada de la Guerra Santa, de la Jihad liberadora. Marchaban orgullosos y llenos de exaltación, la primera gran aventura de sus vidas.
La verdad era que él, líder del grupo, no era mucho mayor que sus hombres, y, en lo más profundo y oculto de su autosuficiencia, apenas tenía algo mas de experiencia que ellos. Y que decir del puñado de jefes que lo acompañaban, salvo los tres o cuatro veteranos que le obligaron a admitir.
En fin, ya les quitaría sus vicios decadentes de veteranos. Ajustó su pistolera de forma ostentosa, sus hombres debían ver su estatus, solo los jefes podían llevar pistolas, era un símbolo ... ...
No podía ser verdad, no podían creerlo...
... era imposible que aquel grupo de cabezas de trapo estuvieran salieron de la niebla...
... caminando tranquilamente por el centro del valle...
... como en una marcha de boys scouts.
Calma…
... espera...
...controla la respiración…
... minimiza el pulso…
... KAA-PANG!!!!
El orgulloso líder cae muerto al frente del grupo con la rostro atravesado, ya ha conseguido sus huríes. Durante un instante, enorme e infinito, los jóvenes soldados de Alá se quedan inmóviles, no es posible que su líder esté muerto ... KAA-PANG!!!!
El veterano que controlaba el final de la columna cayó al suelo, con el pecho destrozado… KAA-PANG!!!!
Otro de los que usa pistola cae muerto…
En ese instante, uno de los veteranos aulló, más que gritar, consiguiendo que todos, como un solo cuerpo, saltaran hacia la protección más cercana.
Tenían tres alternativas, al frente, a algo más de 1000 metros, la protección del laberinto de cañadas y barrancos, detrás, a otro kilómetro, unas chozas de piedra y paja abandonadas de un antiguo pueblo. Demasiada distancia para correr al descubierto. A unos 30 metros, paralelo a la columna, discurría un antiguo muro de piedra de unos 100 metros de largo. Era lo mejor dada la situación, aunque eso significara quedar clavados en el centro de un valle sin la más mínima protección en un kilómetro a la redonda, y con unos asesinos infieles, expertos y cobardes en alguna parte.
Cada disparo significaba un hombre caído, el siguiente podía ser cualquiera, todos sentían una cruz invisible, como la de la imagen idólatra del díos al que rezaban los occidentales, sobre su pecho mientras corrían los eternos 30 metros que llevaban a la seguridad del muro.
30 metros que podían haber sido 30 kilómetros: El tiempo parecía estirarse como una goma elástica, la distancia aumentaba en lugar de disminuir, el muro parecía a cada paso más lejano y diminuto, cada paso significaba un esfuerzo brutal, como si corriesen dentro del agua.
Por fin alcanzaron el muro, que realmente parecía apenas una raya en el suelo para los aterrorizados adolescentes. Aquello no tenía nada que ver con las aventuras heroicas que les habían enseñado a desear toda su vida.
Durante unos minutos no se oyeron más disparos.
Todos rezaban. Rezaban para que los asesinos infieles hubieran tenido suficiente sangre esa mañana.
Lenta, infinitamente lento, un veterano asomó la …
… sangre, trozos de hueso, de vértebras… bañaron a los hombres protegidos en el muro. Un instante después llegaba el sonido del disparo,... KAA-PANG!!!! ¡¡desde una posición diferente!!
Doce hombres salieron, saltando sobre el muro, corriendo hacia el enemigo, o eso creían, y disparando sus AK47 desde la cadera, de una forma tal que sus instructores estarían orgullosos si pudieran verlos…
... dos únicos sobrevivientes trataron de regresar…
... no lo lograron.
Para un joven jefe de grupo aquello fue demasiado, presa del pánico huyó, abandonó a sus hombres, a su fe y a su honor. Pero no los dejó muy atrás, tras unos pasos en el suelo del valle, su columna fue atravesada por una bala inmisericorde.
Valor y cobardía... ¿había alguna salida a aquella pesadilla?... ...
Las horas pasaron lentamente, de la misma forma que parecía moverse todo en Afganistán, al ritmo lento y pausado de los camellos que daban nombre al valle.
Los francotiradores, a la sombra de las rocas, sufrían unos considerables 36 grados.
Pero los hombres atrapados tras el muro estaban muy por encima de los 40 grados, aunque eso era lo de menos si consideramos su situación emocional. Niños, apenas adolescentes, engañados por una religiosidad enfermiza de supuestos héroes del pueblo y pseudolibertadores, atrapados en un juego de gato y ratón al cual no veían salida.
El mando de la 3er Tercio, responsable de la zona, estaba ansioso por hacer su entrada en escena. Tenían una compañía con capacidad de helitransporte lista para lanzar. Pero el francotirador, jefe de la zona en ese momento, tenía la última palabra por una vez,
-- Todo bajo control. Sellen la zona --
Era la hora de demostrar algo.
Y lo haría, vaya si lo haría...
La segunda compañía desplegó cerrando todas las posibles rutas de escape desde el valle, nadie debía salir de la ratonera.
Pero ellos tampoco debían entrar todavía, tan solo sus morteros actuarían dentro de la Zona de Acción de Francotiradores, sus granadas más concretamente.
Para que arriesgar prematuramente las vidas preciosas de los legionarios en combates directos, dejemos que se desgasten y agoten, pensaron los jefes de unidad, cuando estén bien maduros... ya veremos, por ahora los están haciendo bien nuestros francotiradores, dejémoslos actuar.
Tras un día de inmovilidad absoluta, calló la noche, cubriendo el valle de oscuridad. Los muhaidines atrapados abandonaron el muro, caminaron agachados y en silencio hacia el grupo de cabañas a unos 1000 metros de donde estaban.
Una bengala iluminó el cielo y a ellos cuando apenas habían recorrido 100 metros. Y comenzó de nuevo aquel juego mortal de “tu la llevas”. Todas las bajas estaban produciéndose en la cabeza del grupo. Hasta que uno a uno primero, y luego el resto del grupo, desistió. Obligándoles a regresar sobre sus pasos al muro, dejando en aquella salida una decena de cuerpos.
El resto de la noche fue un carrusel de bengalas, sin disparos, que mantuvieron a los muhaidines inmóviles.
Mientras, los francotiradores dormían por turnos.
Segundo día... nada.
Los talibanes, con ya apenas eran algo más de 60 hombres, permanecieron inmóviles.
Solo se hicieron 3 disparos durante todo el día, y para recordarles que aun estaban allí.
La noche fue diferente.
Nubes bajas provocaron que las bengalas no iluminaran hasta haber atravesado la cubierta, permaneciendo tan solo unos segundos en el aire.
Pero esta vez los soldados de Ala tenían un plan… ...
-- Movimiento!!! Solicito fuego iluminante!!!
-- Iluminantes en camino!!!
Breves taponazos en la lejanía, los sirvientes de mortero estaban alertas y eran buenos, sabían que los necesitaban en segundos, y no fallaron.
Los pobres cabrones atrapados volvían a intentarlo, querían llegar a las cabañas. Aunque no todos, algunos habían tenido suficiente con lo de la noche anterior, por lo que parecía.
Dispararon de nuevo según la táctica ya conocida, y ... de repente...
-- ¡¡¡JoooDER!!!
En cuanto abrieron fuego sobre los cabezas de trapo, una lluvia de balas cayó sobre sus posiciones.
Lo que parecía la mitad cobarde de los muhaidines, se habían quedado en el muro para proporcionar fuego de cobertura a sus compañeros, buscando con sus armas los fogonazos de los francotiradores.
Daba igual, estaban bien posicionados, habían tenido mucho tiempo para buscar y prepararse para aquello, ... continuaron disparando con calma y causando bajas, pero esta vez,... el enemigo no retrocedía…
…el primer grupo se hecho al suelo, y abrieron fuego hacia la posición de los legionarios. La vieja táctica de fuego y movimiento... nadie dijo que fueran tontos.
Los francotiradores cambiaron de posición, desplazándose a una nueva desde donde los talibanes eran blancos mas fáciles. Tenían que ir casi directamente hacia las bocas de sus armas para llegar a las cabañas.
La lucha de voluntades fue de nuevo favorable a los legionarios, los muhaidines se dieron por vencidos y regresaron al muro... los que pudieron al menos.
Esa noche aun hubo otro intento inútil de romper el cerco.
Los legionarios se estaban quedando sin munición, increíble en un francotirador, y la partida tenía que terminar. Pero terminaría con un buen estilo, el estilo legionario, el estilo francotirador de La Legión, el que ellos habían devuelto a la vida.
Si señor, la espera y los esfuerzos habían valido la pena.
Despacio, lentamente, con calma, ocuparon nuevos puestos de tiro, permitiendo, a los talibanes el camino libre hacia mismas las cabañas que tan desesperadamente habían intentado alcanzar.
KAA-PANG!!!!
Amanecía el tercer día, el último set del juego comenzó sacando la pelota los legionarios.
Otro agotado soldado de Alá intentó localizar si sus verdugos seguían a la caza... y lo estaban.
Si, su cerebro repartido de forma equitativa sobre sus compañeros daba fe de ello.
Aquello ya fue demasiado, agotados y enloquecidos por el sueño, el calor, la sed, la tensión, el miedo, la incertidumbre, la imposibilidad de encontrar salidas seguras, y sobre todo la certeza de que les habían mentido.... todo ello hizo que aquellos pobres diablos salieran corriendo sin control hacia las ruinas.
Hasta entonces los disparos buscaban a los hombres de cabeza, tratando de hacerlos retroceder, y consiguiéndolo. Esta vez, las balas eliminaban a los rezagados, obligándolos a seguir avanzando.
Y ahí estaban, a su alcance, lo estaban logrando, los restos de adolescentes fanatizados logró entrar dentro del pueblo abandonado. Y entonces... llegó la “Ira de Dios”.
Abriendo la comunicación con la base, el observador ...
-- Lima 1-7, aquí Bailarín 1. Objetivo Tango-Sierra 8 Fuego, fuego, fuego.
-- Aquí Lima 1-7, recibido objetivo tango sierra 8, fuego, fuego, fuego..... .... en el aire.
KAA-PANG!!!!
Había que entretenerlos unos minutos nada más, si conseguían agruparse, y alguno hilvana dos pensamientos seguidos tras esa carrera contra la muerte, podían decidir salir de un pueblo que aun consideran seguro.
A lo largo de los días anteriores, cumpliendo una de las misiones asignadas a los francotiradores, habían marcado referencias de tiro para la artillería pesada...
... y uno de esos puntos era el pueblo.
La tercera compañía del Tercio empezaba a embarcar en 9 helicópteros Super Puma.
¿Misión?
Limpiar lo que quedara.
No hubo manera de contabilizar las bajas enemigas de forma fidedigna. El Grupo de Artillería había hecho un trabajo perfecto.
Solo se capturó un superviviente, y salvo un puñado de afortunados que lograron cruzar las líneas de la segunda compañía y llegar a las montañas, la unidad terrorista se consideraba destruida.
Aniquilada podría ser un término más correcto.
¿Cuantos francotiradores actuaron? Solo dos...
¿Quiénes? ... ... ... ...