Fuerzas de Elite

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NotaPublicado: 22 Jun 2007 15:10 
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Joseph_Stern escribió:
El blindaje frontal de la torre de un carro blindado es una suerte de escudo y por tanto todo buen carrista la ha de tener siempre que le sea posible enfocada a la amenaza. De todas formas la parte frontal de la barcaza también goza de una especial protección respecto a los flancos y la parte posterior. Por otro lado, la torre siempre es considerada un punto debil en si misma (eso no quita que debamos seguir orientando su parte frontal al enemigo). Por ello se tiende a disminuir el perfil de la misma. Si observais al Merkava os dareis cuenta que su diseño sigue esta consideración. Además de todo lo expuesto no hay que olvidar que el Merkava surge para combatir a las formaciones blindadas de los enemigos de Israel, casi siempre en campo abierto. O lo que es lo mismo, para afrontar con exito una batalla entre grandes formaciones de carros de combate en el desierto. En esa situación trataría siempre de orientarse frontalmente a sus adversarios para garantizar su supervivencia.

Como dices, la parte superior de la torre es uno de los puntos debiles de un tanque. Es por ello que una de las posiciones mas deseadas por tu enemigo es verte bajar lentamente por una pendiente exponiendo esa superficie superior. Como consecuencia de esa "debilidad", desde finales de los 80 comenzó el desarrollo de misiles anti-carro que una vez encima del carro proyectasen su carga desde la perpendicular a la superficie superior de la torre o ligeramente angulada frente a esta.

En cuanto a su uso en población, creo que responde a dos motivos. El primero es claramente su poder intimidatorio y su capacidad de reforzar la imagen de superioridad de las fuerzas de Israel. En cuanto al segundo, creo que deriva de la Intifada. En los altercados callejeros el uso de la fuerza es un tema complejo. Por más que muchos atribuyan al estado de Israel una maldad sin limites procura no responder a las pedradas de civiles con fuego real. Por lo tanto el uso de medios blindados protege a sus ocupantes sin ponerles en la tesitura de tener que responder con sus armas a las piedras. Cosa que un unidad de infanteria tendria que acabar haciendo ya que esas "pedradas" por parte de un adulto pueden llegar a matar. Además siempre está la protección en el avance de infanteria que proporcionan los medios blindados.

Por cierto Cecilio, me extraña que no hayas aprovechado para comentar que la efectividad del diseño del Merkava es en gran medida consecuencia de que un General israeli sea el responsable de su diseño. Quien mejor que un militar con gran experiencia para materializar los requerimientos del ejercito de su nación :D . Creo que fué el General Tal pero me puedo equivocar.

Un saludo a todos.

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NotaPublicado: 22 Jun 2007 15:11 
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Cecilio Andrade escribió:
Me extrañaría que te equivocaras en este tipo de datos.

Es cierto, estudió todos los puntos debiles y fuertes de los carros en condiciones de combate, buscando minimizar los primeros y maximizar los segundos.

Junto con los alemanes, los israelies, son dos naciones que militarmente no solo no olvidan nada aprovechable y util, si no con capacidad para adaptar todo tipo de equipo.

Os asombraria la cantidad de modificaciones y adaptaciones de una eficacia contrastada de todo tipo de vehiculos de combate, desde T54/55, T62, M24 capturados, o adquiridos pero hoy por hoy obsoletos, centurion, M47 y M48, etc. transformandolos en todo tipo de vehiculos de apoyo al combate, incluso en transportes de tropas.

Por otro lado, LMiguel, contestare a tus dos cuestiones.

Lo primero es que aunque es cierto que debe buscarse la parte trasera y superior para facilitar la destrucción de un carro, los carristas lo saben y por ello siempre procuran ofrecer la parte más blindada y protegida, el frontal, por lo que es donde mas impactos reciben. Es la guerra de yo busco tu costado, y tu no me dejas mas que el frente.

Pues bien, un impacto en esa zona puede que no destruya el vehiculo pero si dañe a la tripulación, incapacitandola para poder combatir o moverse a cubierto. Con el motor delantero se busca proteger mas aun a la tripulación, verdadero talon de aquiles del ejercito israeli. Y de cualquier ejercito en realidad, el personal entrenado y conjuntado como equipo es muy lento y dificil de entrenar.

Respecto a la baja eficacia de los carros en zona urbana, primero confirmar lo comentado por Joseph.

Y lo segundo que si bien como consecuencia de la Guerra Fria, donde la doctrina marcaba masas acorazadas en campo abierto y las ciudades como zonas de combate de tipo excepcional y casi exclusivas de la infantería y la artillería, los conflictos modernos han obligado a renovar y estudiar la doctrina y la táctica acorazada.

Hoy en día, las experiencias actuales y la constatación de las mismas en la cruda realidad, abogan por equipos de combate mixtos, un carro más una sección de infantería.

La Infantería limpia y asegura la zona para el carro, evitandole los fuegos contracarro de misiles y otras armas contracarro. Mientras, el carro proporciona fuego de apoyo y supresión a la seccion.

Tras la limpiar y asegurar la zona el carro se mueve a una nueva posición de tiro y apoyo, repitiendose la mecánica.

Con respecto a la eficacia de sus armas se estan equipando con nuevas y más armas y municiones especificas para este tipo de acciones conjuntas.

Mira el Merkava, cañon de 120 mm con muchos tipos de municiones, tres ametralladoras de 7.62 mm. , un mortero de 60 mm., y lanzaartificios multipropósito, añádele la potencia de fuego y las armas de una sección de infantería y pocas cosas pueden resistirse, si ademas le sumas artillería (ordinaría y/o con guia laser) y apoyos aéreos (cañoneros AC-130 Spectre, cazas o mejor helicopteros BlackHawk artillados o de ataque tipo Apache o Cobra) la capacidad de combate se casi (siempre es casi) imparable. .

Trabajo en Equipo, ese es el secreto.

Cuidense.

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NotaPublicado: 22 Jun 2007 15:11 
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zaragoza escribió:
HOLA:


Que gusto da leer las cosas que comentan Cecilio y Joseph.

Sobre modificaciones que han hecho a carros rusos capturados la mas mediática es la que pongo a continuación. Se trata de carros rusos del modelo T54/55 MBT que han sido reconfugurados para el transporte de tropas. Se les conoce como "Achzarit" y entraron en producción a partir de 1988. Su misión primaria era operar junto a los MERKAVA ya que podian seguir su ritmo, estaban mejor protegidos y armados que los M113. A dia de hoy, son usados en lugares de alto riesgo por lo elevado de su blindaje, por su capacidad de transporte de infantes y en el combate urbano al que se enfrentan las IDF.

Esta armado por 4 ametralladoras del 7´62 con 4000 cartuchos en total. Transporta a 3 miembros de la tripulación: jefe, conductor y ametrallador (su ametralladora esta montada en una torreta especial de RAFALE) y a 7 soldados completamente equipados. El vehículo tiene un peso en combate de 44 toneladas en contra de las 36 que pesa el T54/55. Esto se debe a cambios en el sistema motriz, mejora del blindaje para aumentar la supervivencia, etc. Hay 2 versiones una de 650 y otra de 850 caballos.

Aqui os dejo unas fotos del ingenio: bueno, bonito y barato

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Un saludo

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NotaPublicado: 22 Jun 2007 15:12 
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LMiguel escribió:
zaragoza escribió:
HOLA:


Que gusto da leer las cosas que comentan Cecilio y Joseph.


Totalmente de acuerdo.
Muchas gracias a los dos por sacarme de mi ignorancia :wink:
Un abrazo

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NotaPublicado: 22 Jun 2007 15:13 
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zaragoza escribió:
Joseph_Stern escribió:
Creo que fué el General Tal pero me puedo equivocar.


No te equivocas, el proceso de desarrollo del merkava fue encargado al general Israel Tal "Talik". El fue el promotor del carro "made in Israel" y el que heredó la enorme responsabilidad de ponerlo a punto con su enorme bagaje profesional.

El objetivo de Tal era triple:

1.- Tener un carro en las IDF del primer nivel. No debemos pasar por alto que ninguna nación habia querido vender carros de ultima generación a Israel. Mientras que sus enemigos eran equipados "con barra libre" por la URSS

2.- Disponer de un carro propio, que no dependiera de posibles restricciones internacionales en suministros, venta de unidades o embargos a Israel

3.- Fuera diseñado para satisfacer las específicas necesidades de Israel en la guerra de carros de combate.

Os dejo un dibujo que representa al general Tal, uno de los mayores expertos mundiales que ha habido en la historia de la guerra acorazada.

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Un saludo :wink: :wink:

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NotaPublicado: 22 Jun 2007 15:14 
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LMiguel escribió:
Al final creo que no las pusimos ¿verdad?

Ehud Barak

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Mayor de los cuatro hijos de una pareja de judíos polaco-lituanos asentada en Palestina desde los años treinta, en 1959 se alistó en las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) y en el curso de su carrera en la milicia tomó el apellido Barak, que en hebreo significa rayo.

Graduado como oficial de Infantería en 1962, en 1964 asistió a un curso de comandos en Francia y en junio de 1967 tomó parte en la tercera guerra árabe-israelí, la de los Seis Días, como comandante de una unidad de reconocimiento. Concluido el ataque de las FDI en tres frentes con una victoria tan rápida como apabullante (ocupación del Sinaí, Cisjordania, Jerusalén oriental y los Altos del Golán), Barak fue temporalmente desmovilizado para recibir formación superior.

Más tarde prestó servicios sobre el terreno como comandante de unidades especiales, a veces por cuenta del Mossad, el servicio israelí de inteligencia exterior y contraterrorismo. En los primeros años setenta dirigió una unidad de comandos de élite (donde uno de los oficiales a sus órdenes era otro futuro primer ministro, Binyamin Netanyahu), con la que participó en varias misiones de alto riesgo.

Son bien conocidas dos: la operación de rescate del reactor de Sabena secuestrado por terroristas palestinos en el aeropuerto de Lod, en Tel Aviv, el 7 de mayo de 1972, y la acción de comando contra bases palestinas en Beirut en 1973, cuando, vestido de mujer para facilitar la infiltración, mató a varios fedayines palestinos de la Organización Septiembre Negro, responsable de la masacre de atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Munich.

En octubre de 1973 dirigió una unidad de tanques durante la guerra de Yom Kippur contra Egipto y Siria, y en julio de 1976, siendo coronel de los servicios de Inteligencia en el cuartel general de las FDI, dirigió el famoso y exitoso raid contra el aeropuerto ugandés de Entebbe, donde terroristas palestinos tenían secuestrado un avión de Air France con pasajeros israelíes. A continuación se tomó otro permiso para completar sus estudios. A finales de 1976 se licenció en Física y Matemáticas por la Universidad Hebrea de Jerusalén y en 1978, tras tres intentos frustrados al requerírsele de urgencia en Israel por necesidades militares, se sacó el título de ingeniero de Sistemas Económicos en la Universidad californiana de Stanford.

Ascendido a general de brigada en 1979 y a jefe de operaciones del Estado Mayor de las FDI en 1982, ese año fue uno de los planificadores de la Operación Paz de Galilea, la invasión a gran escala de Líbano a partir del 6 de junio para destruir las bases de la OLP de Yasser Arafat. Sobre el terreno dirigió las operaciones en el valle de la Beqaa. Recibió el galón de general de división y en abril de 1983 le fue encomendada la dirección de la Inteligencia Militar (Aman), oficina que centraliza la información sobre los numerosos enemigos de Israel con capacidad bélica.

En los tres años siguientes Barak coordinó las acciones en el Líbano ocupado, la vigilancia de las fronteras con Siria y operaciones de represalia antipalestinas como el ataque aéreo contra la sede la OLP en Túnez, el 1 de octubre de 1985. En 1986 fue nombrado jefe de la Comandancia Central del Ejército, en 1987 subjefe del Estado Mayor y finalmente, el 1 de abril de 1991, jefe del Estado Mayor con el grado de teniente-general, en sustitución del general Dan Shomron.

Aunque obviamente no existe respaldo oficial a esta información, parece que Barak dirigió el asesinato por el Mossad el 16 de abril de 1988 en Túnez del dirigente palestino Abu Jihad, lugarteniente de Arafat y considerado por Israel el cerebro de numerosos atentados e incursiones terroristas.

Como comandante en jefe de las FDI, Barak dirigió en 1994 la evacuación de los territorios ocupados concedidos a la autonomía palestina por el Acuerdo Gaza-Jericó, firmado en El Cairo el 4 de mayo como iniciación la Declaración de Principios de 1993. Más todavía, Barak, en tanto que responsable de aplicar los aspectos de seguridad, tomó parte en las negociaciones bilaterales con la OLP, al igual que en las planteadas con Siria, con cuyo homólogo militar se reunió. Por primera vez en tres décadas, Barak tenía tratos diplomáticos con unos enemigos a los que había combatido implacablemente.

Como otros militares con una prestigiosa hoja de servicios antes que él, Barak colgó la guerrera para dedicarse a la alta política, en un país donde los héroes castrenses son reclamados por los partidos como un reclamo electoral decisivo. El aporte de Barak era indiscutible puesto que era el más condecorado soldado en la historia de las FDI.


El 1 de enero de 1995 Barak se retiró del servicio activo y se dio de alta en el Partido Laborista (Avoda). Esta la fuerza que más años había gobernado desde la fundación del Estado en 1948 y desde julio de 1992 venía haciéndolo de la mano de Yitzhak Rabin, el veterano y laureado ex general por el que Barak, junto con David Ben-Gurion, sentía una profunda admiración.

La carrera política de Barak fue meteórica. El 18 de julio de 1995 Rabin le nombró ministro del Interior y el 22 de noviembre siguiente, 18 días después del asesinato de su mentor, Shimon Peres, nuevo primer ministro, le otorgó la cartera de Asuntos Exteriores, la misma que él había ocupado desde 1992.

No tuvo apenas oportunidades Barak de demostrar sus habilidades diplomáticas, por coincidir su breve ejercicio con un viraje negativo del proceso de paz. Los brutales atentados terroristas de la organización palestina Hamas en Jerusalén y Tel Aviv, y la aún más sangrienta operación de represalia aérea contra objetivos de la guerrilla Hezbollah en Líbano, hundieron la confianza del electorado en los laboristas, que el 29 de mayo perdieron las elecciones ante el conservador Likud. El 18 de junio de 1996 Binyamin Netanyahu, su antiguo subalterno en la guerra de comandos, se convirtió en primer ministro y Barak cesó en el Ejecutivo.

Barak se aseguró su estancia en la política desde su recién adquirido escaño de diputado en la Knesset o Parlamento, pero las circunstancias se le aparejaron inmejorablemente para realizar su mayor ambición política. En el partido se recordaba la etapa provechosa de Rabin, cuyo perfil Barak recordaba grandemente, y se fraguó un movimiento de censura contra Peres, superviviente de los grandes nombres del laborismo, arquitecto de los acuerdos con los palestinos y premio Nobel de la Paz, pero responsabilizado de una errónea dirección de gobierno que mandó al Avoda a la oposición.

En las elecciones internas del 3 de junio de 1997 para el liderazgo del partido y su candidato a primer ministro, Barak se impuso con un 56% de los votos a Yossi Beilin, considerado el delfín del dimitido Peres y coartífice de los acuerdos secretos de Oslo de 1993, y a Shlomo Ben Ami, ex embajador en España. Barak se convirtió en el primer jefe laborista nacido en suelo de Israel, un registro que compartía Netanyahu al frente del Likud.

Carente del carisma político al uso y no muy buen orador, como cabeza de la oposición Barak fue sacando réditos de la creciente impopularidad de Netanyahu, que no conseguía avances sustanciales en la paz con los palestinos, estaba envuelto en escándalos de corrupción y, desde finales de 1998, afrontaba un rosario de defecciones y rebeldías en su partido.

Barak denunció las consecuencias del famoso "triple no" de Netanyahu (al Estado palestino, a la devolución del Golán a Siria y a la división de Jerusalén) y de su hostilidad al principio de "paz por territorios", que era la esencia de los acuerdos de 1993 y 1994. Para forzar la caída de Netanyahu y la convocatoria de elecciones anticipadas, Barak presentó mociones de censura y finalmente rechazó su oferta de formar un gobierno de unidad nacional que compensara las fugas en su propio frente.

Netanyahu, confrontado con su minoría, tuvo que aceptar en diciembre de 1998 el adelanto de los comicios. En la campaña electoral Barak sacó a relucir sus hazañas bélicas y su experto conocimiento de los campos palestino y sirio, prometiendo concluir la tarea interrumpida de Rabin de sellar la paz en ambos frentes. Su programa al respecto era preciso en algunos capítulos, no tanto en otros. Por un lado, aseguró que las FDI evacuarían antes de un año la franja extremo meridional de Líbano, ocupada desde 1985 para proteger Galilea de los ataques de los palestinos y luego de los shiíes libaneses de Hezbollah. La medida se contemplaba como elemento impulsor de las congeladas negociaciones con Siria, con vistas a un tratado de paz que incluiría la devolución del Golán.

Más ambigüedad empleó en el otro capítulo. Si bien subrayó que retomaría decididamente las negociaciones con la Autoridad Nacional Palestina (ANP, el ente autonómico al que Israel nunca se refiere como "nacional", conforme a la terminología empleada en los documentos suscritos), cumpliría todos los compromisos de retrocesión territorial y se abrirían conversaciones sobre las cuestiones finales conforme al calendario adoptado en 1993, evitó pronunciarse sin asomo de duda sobre dos de aquellas: el reconocimiento del Estado palestino (salida favorecida por muchos responsables laboristas) y su posible capitalidad en Jerusalén oriental. Tampoco fue explícito sobre el espinoso asunto de los asentamientos judíos en Cisjordania y, en especial, en los arrabales de Jerusalén, cuya proliferación bajo Netanyahu había producido viva irritación en los palestinos.

Para Barak, antes del tratado final de paz la ANP tendría que desmilitarizarse y renunciar a las fronteras anteriores a 1967, ya que la delimitación con el ente palestino no seguiría el trazado de la antigua Cisjordania jordana. Además, todo acuerdo de calado se sometería a referéndum en Israel.

Barak hizo su agosto con la confusión que sacudía al campo derechista y atrajo al suyo a un inopinado conjunto de fuerzas del centro, la derecha y el nacionalismo religioso. Con dos de ellas, Gesher, el partido centroderechista del ex ministro de Exteriores David Levy, y Meimad, ortodoxa, constituyó el bloque electoral Yisrael Ahat (Un Israel).

La jugada buscaba captar los votos de los judíos sefardíes e inmigrantes de Rusia, hasta entonces olvidados por el Avoda (tradicionalmente dominado por la élite europea ashkenazi, en la que Barak se ubica) y tradicional vivero electoral del Likud. Las elecciones generales del 17 de mayo de 1997 fueron dobles: al puesto de primer ministro (conforme al modelo de elección directa estrenado en 1996) y a la Knesset.

En la primera consulta, Barak se benefició de la retirada de otros candidatos con posibilidades -fundamentalmente Yitzhak Mordechai, ex general y ministro de Defensa de Netanyahu hasta que cambió de bando-, y batió a Netanyahu con el 56% de los votos. En las legislativas, Un Israel se hizo con el 20,2% de los votos y 27 escaños, valores no obstante sensiblemente inferiores a los cosechados en 1996 por el Avoda en solitario. Esto se achacó a la fragmentación del voto en una pléyade de partidos, lo cual perjudicó todavía más al Likud.

El 6 de julio Barak formó gobierno al frente de una de las coaliciones más heterogéneas en la historia de Israel; además del Avoda recibieron ministros Gesher (con Levy en Asuntos Exteriores), Meimad, Shas (ultraortodoxos sefardíes), Meretz (izquierda laica), Yisrael Be'aliyah (YBA, representante de la minoría rusa), Merkaz o Partido de Centro (dirigido por Mordechai), Mafdal o Partido Nacional Religioso (HHL, ortodoxos sionistas) y Yahadut Hatorah (YT, alianza de dos partidos ultraortodoxos no sionistas con base ashkenazi). Barak se reservó las carteras de Defensa y, provisionalmente, de Agricultura, Absorción de la Inmigración, Turismo y Cultura.

La coalición suponía el 59% de los votos y aportaba una mayoría absoluta de 76 escaños sobre los 120 de la Knesset, pero estaba por ver cómo iba Barak a conciliar a partidos como Meretz, estrictamente laico y pacifista, y Shas, cuya ortodoxia religiosa rayaba en el integrismo. Las radicales diferencias ideológicas en el seno del gabinete auguraban dificultades en la elaboración de políticas interiores y exteriores. Por otro lado, los partidos representantes de la minoría árabe (un millón de ciudadanos), que sumaron una decena de diputados, se sintieron frustrados por su exclusión del Ejecutivo después de pidieran a su gente el voto por Barak.

Barak, que en noviembre de 1999 sería elegido vicepresidente de la Internacional Socialista, invitó a Arafat a retomar con brío las negociaciones para conseguir un "acuerdo permanente de coexistencia, prosperidad y buena vecindad", aunque dejó caer que Jerusalén seguiría bajo control exclusivo de Israel y confirmó que no se frenaría la construcción de asentamientos en Cisjordania. Sobre esta decisión seguramente pesaron las exigencias de sus socios más fervientemente sionistas, como el HHL y YT. También hizo un llamamiento a sirios y libaneses para alcanzar un arreglo satisfactorio, para todo lo cual invocó la "paz de los valientes" de Rabin.

Sus primeros encuentros con los líderes implicados en el proceso de paz no se hicieron esperar y acaecieron en el mismo mes de julio. El día 9 visitó al presidente egipcio Hosni Mubarak en Alejandría; el 11 se reunió con Arafat (desde 1996 presidente de la ANP) en el puesto fronterizo de Erez, en Gaza; el 13 lo hizo con el rey jordano Abdallah II en Aqaba, y del 15 al 20 permaneció en Estados Unidos, donde departió con el presidente Bill Clinton.

El día 25 asistió en Rabat a los funerales del rey Hasan II y aprovechó para sostener un encuentro a tres con Arafat y Clinton, ser recibido por el nuevo monarca marroquí, Mohammed VI, y mantener una entrevista con el presidente argelino Abdelaziz Bouteflika, la primera entre mandatarios de los dos países. El 27 volvió a reunirse con Arafat en Erez y dos días después hizo lo propio con Mubarak en Alejandría.

El frenesí diplomático de Barak contrastó poderosamente con el talante de Netanyahu, que tardó casi tres meses en tener su primera cita con Arafat, y aún a desgana. Ante el dirigente palestino Barak se comprometió a cumplir los acuerdos de Wye de octubre de 1998, que estipulaban la retrocesión de un 13% de territorio cisjordano adicional a la ANP y que el Gobierno del Likud había dejado en suspenso.

El primer ministro no precisó las fechas o modos del repliegue israelí, pero a los palestinos les alivió saber que Wye no se utilizaría como una excusa para retrasar la negociación de los aspectos finales del proceso de paz. Preguntado sobre los asentamientos, Barak fue evasivo: no se construirían nuevas colonias, pero tampoco se desmantelarían las ya existentes.

Optimista y ambicioso, Barak se fijó un plazo de 15 meses para lograr un arreglo de paz global con la ANP, Siria y Líbano, una precisión de fechas que ningún primer ministro se había atrevido a hacer desde el arranque del proceso en 1991. Después de algunas dilaciones interesadas, el 4 de septiembre acudió a Sharm el-Sheikh, Egipto, para firmar con Arafat un Acuerdo (Wye II) de aplicación de los acuerdos de Wye, el cual, según él, constituía una versión "ampliada y corregida" de aquellos, a la sazón simple letra muerta desde hacía nueve meses.

Israel se comprometía a realizar la retrocesión administrativa (que no evacuación militar, de momento) del 13% de territorio en tres etapas, desde el 5 de septiembre hasta el 20 de enero de 2000. En esa fecha la ANP pasaría a controlar, con distintos grados de soberanía, el 41% de Cisjordania. Barak aceptó también liberar a unos 350 presos palestinos, de entre los 2.000 recluidos en las cárceles israelíes. A cambio, Arafat se comprometió a no declarar el Estado palestino con carácter inmediato.

El 8 de noviembre, con tres años y medio de retraso, comenzaron en Ramallah las conversaciones sobre el estatuto definitivo de los territorios autónomos y ocupados, y sobre todas aquellas cuestiones excluidas en el período interino: Jerusalén, refugiados, seguridad bilateral, fronteras y relaciones de cooperación. Todo parecía marchar por la buena senda y Barak acariciaba la conclusión del acuerdo de paz final con los palestinos en algún momento de 2000, pese a su política inconsistente sobre los asentamientos ilegales, ya que algunos fueron desmantelados y otros no.

En realidad, aquella era fruto de alambicadas negociaciones con los colonos, quienes, al asegurar la permanencia de sus construcciones menos recientes, entendieron que su táctica de los hechos consumados merecía la pena. Se reanudaron asimismo las negociaciones con Siria, después de tres años y medio de parálisis. Barak se reunió con Farouk ash-Shara, el ministro sirio de Exteriores, en Washington el 15 y 16 de diciembre y en la cercana localidad de Shepherdstown el 3 de enero de 2000. Siempre con la intermediación de Clinton, Barak comunicó a ash-Shara su disposición a encontrarse cara a cara con el presidente Hafez al-Assad.

La calma en la región, que permanecía como expectante, fue aprovechada por Barak para llevar a cabo su más perfilada promesa electoral: la retirada del sur de Líbano y la supresión de la llamada "zona de seguridad" de 15 km de profundidad desde la frontera hasta la cuenca del río Litani. Anunciado el 5 de marzo de 2000, el repliegue de las FDI se produjo con toda presteza los días 23 y 24 de mayo, poniendo fin a 18 años de ocupación.

Sin embargo, los luminosos vaticinios de Barak no tardaron en empañarse. Israel llegó al 20 de enero sin completar la tercera fase acordada en Sharm el-Sheikh y las atascadas conversaciones de Ramallah demandaron la presencia activa de Barak y Arafat. El 9 de marzo los dos líderes más Mubarak analizaron la situación en Sharm el-Sheikh, y seis días después el Gobierno israelí aprobó reanudar la retrocesión. Por el lado sirio, la inercia era similar.

En marzo Damasco rechazó la propuesta de Barak de una retirada parcial del Golán que excluyese la ribera nororiental del mar de Galilea, vital recurso hídrico para el Estado judío al extraer de él el 40% del agua que consume. Las conversaciones se bloquearon al reafirmarse Siria en su postura tradicional: Israel sólo tendría un tratado de paz completo si procedía a la restitución previa, íntegra e inmediata del Golán. La muerte de Hafez al-Assad el 10 de junio contribuyó a prolongar la interrupción. El nuevo presidente Bashar al-Assad, hijo del finado, notificó su voluntad de retomar el diálogo, pero sobre la base de aquel principio irrenunciable.

Si los palestinos le tachaban de reluctante, Barak también empezó a ser cuestionado desde su coalición. El partido Shas le venía exigiendo transferencias de fondos a su red de escuelas religiosas, y como medida de prisión votó en la Knesset algunas propuestas legales del Likud. Barak se resistió y el 20 de junio Shas retiró a sus ministros.

Al día siguiente era Meretz quien daba el portazo, esta vez por todo lo contrario, como protesta por lo que consideraba excesiva complacencia del líder laborista con las continuas demandas, prácticamente chantajes, de la derecha religiosa, que no encajaban con la "revolución laica" pregonada en la campaña de 1999.

El mutis de Meretz era lo que estaba esperando Shas, que el 22 de junio retornó al Gobierno tras aceptar Barak la liberación de los fondos pedidos. Los analistas apuntaron que el abandono de Meretz privaba al Avoda de sus aliados ideológicos naturales, pero no se ocultaba que Barak lo que ansiaba era que le dejasen manos libres para hacer la paz con la ANP.

La componenda resultó insuficiente y el 9 de julio Shas se marchó definitivamente, en lo que fue secundado por YBA y el HHL. Barak se había quedado en minoría, y de hecho al día siguiente el Likud le presentó una moción de censura que superó por los pelos gracias al apoyo de los partidos árabes y los restos de la coalición. Mientras su gobierno se tambaleaba, Barak acudió al llamado de Clinton para que llegase a un acuerdo de paz con Arafat en Camp David. La convicción general es que el tiempo se agotaba, que el malestar y la tensión crecían en ambos pueblos y que si no se hacía la paz entonces luego ya no sería posible.

Encerrados en el complejo residencial desde el 11 de julio, Barak y Arafat abordaron las cuestiones cardinales del proceso. Llegado este punto, quedó claro que las posturas eran antitéticas. En Israel miles de militantes derechistas y colonos se manifestaron exigiendo a Barak que no cediera un ápice sobre Jerusalén, en cuya parte oriental la ANP pretendía establecer la capital de su futuro estado, y sobre los refugiados palestinos y los asentamientos judíos.

Efectivamente, Barak rechazó la propuesta de Arafat de una soberanía compartida de la ciudad, ya que adjudicaba a los palestinos la Explanada de las Mezquitas, lugar sagrado del Islam sito en la Ciudad Antigua del sector oriental y aledaño a otros recintos de santidad para las religiones judía y cristiana. Este exiguo perímetro, nexo de los barrios judío y musulmán, era el nudo gordiano al final del camino iniciado en 1991 y materia hipersensible, ya que la pujante ortodoxia israelí lo reclamaba a su vez como el Monte del Templo bíblico, vinculado con la llegada del Mesías y parte de un todo con el contiguo Muro de las Lamentaciones.

El 25 de julio Barak retornó de vacío a Israel, sólo para encajar nuevos embates. El 31 de julio su candidato para la presidencia del Estado en sucesión de Ezer Weizman, Peres, del que esperaba una aportación decisiva a los esfuerzos de paz, fue derrotado en la Knesset por el postulante de la derecha, Moshe Katzav. Luego, el 4 de agosto, Levy presentó la dimisión como ministro de Exteriores y se llevó tras de sí a su partido. En los días siguientes se sucedieron las dimisiones ministeriales y las defecciones parlamentarias, hasta el punto de no contar el primer ministro más que con tres decenas de diputados leales.

La pérdida de autoridad de Barak se fraguaba en el propio Avoda, varios de cuyos dirigentes empezaron a tomar posiciones para el caso de que hubiera que elegir a un nuevo líder. Inasequible al desaliento, el 25 de septiembre Barak volvió a reunirse con Arafat en Kojav Air, cerca de Tel Aviv, para sondear su disposición a un acuerdo de paz inmediato con exclusión de Jerusalén, punto que, dada su intratable naturaleza, se trataría más adelante.

El 28 de septiembre Barak habló por primera vez sobre la capitalidad de un futuro Estado palestino en Jerusalén oriental, pero la histórica admisión quedó eclipsada cuando el mismo día Ariel Sharon, líder provisional del Likud, ex ministro de Defensa y veterano halcón de las luchas con los palestinos, se paseó por la Explanada de las Mezquitas rodeado de guardaespaldas. Fue la mecha que activó un estallido popular palestino en la Ciudad Santa, rápidamente extendido a la ANP y al resto de la Cisjordania ocupada y cuya espontaneidad la parte israelí puso en tela de juicio.

Barak no exigió responsabilidades a Sharon por su acto provocador y, como en sus mejores de tiempo de soldado al servicio de la patria en peligro, dio una respuesta inmediata y contundente. Ordenó a las FDI sofocar la revuelta sin reparar en medios (tanques, artillería y aviación incluidos), emplazó a Arafat a que detuviese a los guerrilleros urbanos de Hamas, Fatah y otras organizaciones dotadas de milicias, y le advirtió de las funestas consecuencias de enfrentar a sus efectivos policiales con las tropas israelíes.

En los días y semanas siguientes, la ya bautizada como segunda intifada se desarrolló entre paroxismos de violencia, treguas volátiles y provocaciones mutuas, a caballo entre la represión antidisturbios y la guerra abierta. Barak alternó erráticamente los ultimatos conminatorios con las propuestas conciliadoras, al precio de desacreditarse ante su opinión pública y ante los palestinos.

Para el primer ministro, en lo que fue apoyado por Estados Unidos, la ANP era responsable de la ola de violencia por no poner coto, y aún autorizar (según se desprendía de la excarcelación de activistas de Hamas y Jihad Islámica), las asechanzas terroristas de las organizaciones radicales.

Para Arafat, Barak era el culpable de todo, por haber dejado pudrir la situación con su intransigencia negociadora, por imponer castigos colectivos (como el bloqueo de la autonomía) y por lanzarse a la liquidación de sus subordinados en los organismos de fuerza, siguiendo la filosofía de devolver golpe por golpe y de eliminar -con métodos terroristas de hecho- a todo el que estuviera tras una agresión contra el Estado judío.

Al ordenar bombardeos contra edificios institucionales, instalaciones policiales e infraestructuras civiles, el mandatario israelí más que no dejar un castigo sin respuesta parecía buscar la ruina de la ANP y su inviabilidad estatal, sin olvidar que el uso expeditivo de la fuerza estaba provocando muchas decenas de muertos entre los palestinos.

En los encuentros con Arafat en octubre (el día 4 en París y los días 16 y 17 en Sharm el-Sheikh), gestionados a toda prisa por los países implicados en el malhadado proceso de paz, Barak rechazó su demanda de una comisión internacional para la investigación del origen de la crisis integrada por Francia y Egipto, países que consideraba parciales.

Fracasado el alto el fuego acordado en Sharm el-Sheikh, condenada Israel por el uso excesivo de la fuerza en el Consejo de Seguridad y la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, y producidas las primeras muertes de árabes israelíes e inquietantes estallidos de racismo por parte de judíos, el 22 de octubre Barak anunció una "pausa" en el proceso de paz, esto es, su suspensión, mientras intentaba desesperadamente recomponer el Gobierno.

Pidió a Sharon la formación de un ejecutivo de unidad nacional, pero éste planteó unas condiciones tan elevadas que el 29 de noviembre Barak arrojó la toalla y convocó a elecciones legislativas anticipadas para 2001. Ocho días antes Egipto había retirado a su embajador de Tel Aviv, severa expresión de desagrado que causó conmoción en el Gobierno, por tratarse del primer Estado que hizo la paz con Israel y el valladar de moderación imprescindible en un momento de animosidad general en el mundo árabe.

Marruecos, Túnez, Omán y Qatar suspendieron también sus vínculos, de índole comercial o diplomática al nivel de oficinas de enlace, con Israel, pero los tres estados con relaciones diplomáticas plenas, Egipto, Jordania y Mauritania (este último desde octubre de 1999), no llegaron al extremo, reclamado con vehemencia desde distintos sectores del mundo árabe, de romperlas.

Barak se sintió más libre tras la provisionalidad legislativa que había creado; de hecho, como estaba dispuesto a ceder, se convenció de la posibilidad de conseguir un acuerdo de paz, aunque fuera precario, con Arafat antes de las elecciones, para llegar a ellas como los laureles de triunfador (no extrañó por tanto que fuera ahora Sharon quien pidiera un gobierno de unidad nacional).

El 30 de noviembre el primer ministro hizo su oferta más avanzada: un 10% adicional de Cisjordania y el reconocimiento del Estado palestino; a cambio, la ANP renunciaría durante "uno, dos o tres años" al acuerdo de paz definitivo, incluidas las cuestiones de Jerusalén, los refugiados y las colonias judías. Sobre Jerusalén anticipó que Israel sólo aspiraría a ejercer su soberanía sobre los lugares judíos de la ciudad intramuros.

Para Barak, de lo que se trataba era de desactivar la intifada, retroceder a la situación anterior al 28 de septiembre y, a partir de ahí, negociar sin premuras ni aspavientos. Pero Arafat respondió que ya no había tiempo para otra cosa que no fuera la plasmación del ya un año retrasado remate de los acuerdos de 1993, así que respondió negativamente.

Confrontado a su último fracaso, el 9 de diciembre Barak anunció su dimisión como primer ministro. Con la formalización de la renuncia al día siguiente, automáticamente quedaron convocadas elecciones al puesto para antes de 60 días. Ya por iniciativa exclusiva de Clinton, que no quería dejar la Casa Blanca sin pasar a la historia como el pacificador de Palestina, la actividad diplomática fue frenética entre finales de diciembre de 2000 y principios de enero de 2001.

Tras la toma de posesión presidencial del republicano George W. Bush los contactos israelo-palestinos prosiguieron a nivel ministerial en Taba. Todavía el 23 de enero Barak volvió a cambiar de opinión y declaró que Israel se reservaría la soberanía sobre toda la ciudad amurallada de Jerusalén.

Aunque las encuestas le daban como seguro perdedor ante Sharon, Barak rechazó las peticiones de algunos sectores del Avoda de que cediera la candidatura a Peres, quien sí tenía más posibilidades según esos mismos sondeos. En vísperas Barak fue censurado también por los partidos árabes, después de que, en un intento de recuperar su voto, pidiera excusas por la muerte de 13 ciudadanos de esta condición a manos de la policía.

Las elecciones del 6 de febrero de 2001 pusieron el colofón al estrepitoso fracaso de la gestión de Barak, que, salvo la retirada de Líbano, no había podido cumplir sus promesas de 1999, no había firmado ningún acuerdo de paz y, más aún, dejaba al país en pie de guerra y mal encarado con los escasos países árabes que no le eran hostiles.

Sharon se cobró su arriesgado envite del 28 de septiembre y arrasó con el 62,5% de los votos frente al 37,4% de Barak, unos extremos porcentuales inéditos en las urnas. En los días siguientes, Barak escucharía reproches desde todos los sectores de la opinión pública, siendo el más sonoro el que le tachaba de "peor primer ministro en la historia de Israel".

Nada más conocer los resultados, el líder laborista, que hasta el final había confiado en sus posibilidades, anunció que abandonaba "durante un tiempo" la vida política, incluidos la dirección del partido y el escaño en la Knesset. La idea era, como hicieran Netanyahu y Rabin, retirarse a la vida privada y esperar el momento propicio para regresar a la política. Pero cuando Sharon le ofreció integrarse en su futuro gobierno como ministro de Defensa, el todavía primer ministro se lo pensó mejor.

El 11 de febrero se reunió con el líder derechista para negociar la formación de un gobierno de unidad nacional. Como fórmula de acercamiento, sacó adelante en el Consejo de Ministros una iniciativa que declaraba "caducas" y "no vinculantes" todas las propuestas hechas a los palestinos en su año y medio de gobierno, lo que significaba volver a negociar desde cero.

La espantada poselectoral de Barak fue la señal que esperaban los barones del Avoda para lanzarse a la jefatura del partido. El laborismo, dividido en tendencias y fracciones mal avenidas, vivió como una humillación sin precedentes la victoria de Sharon, y varios dirigentes exteriorizaron los resentimientos que había provocado el gesto de Barak de aferrarse a su candidatura cuando no tenía posibilidades de ganar.

Además, se habían perdido extensos sectores de votantes tradicionales, como los árabes, los izquierdistas y pacifistas, y laicos de variado signo de ascendencia ashkenazi, que esta vez se abstuvieron (los dos primeros grupos) o votaron por la derecha (el tercero).

El 15 de febrero, horas después de que un suicida palestino matara a siete soldados en la localidad de Holon, Barak aceptó la cartera de Defensa que le ofreció Sharon "por la difícil situación del país en materia de seguridad y las presiones recibidas", pero cinco días después, en una de sus piruetas características, comunicó a Sharon su renuncia definitiva conforme a lo que había anunciado el 6 de febrero.



Jonathan Netanyahu

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Creo que esta historia ya la posteo Zaragoza.

El 27 de junio de 1976, el vuelo 139 de Air France, un Airbus A300 que llevaba 244 pasajeros y 12 miembros de la tripulación, despegó de Atenas con destino a París. Poco después del despegue, sobre las 12:30, el vuelo fue secuestrado por cuatro terroristas. De estos terroristas, dos eran miembros del Frente Popular para la Liberación de Palestina y los otros dos de la Facción del Ejército Rojo Alemán (también conocido como el Baader-Meinhof). Los secuestradores obligaron a que el avión se desviara hacia Bengasi, Libia. Allí estuvo durante siete horas, durante las cuales se llenaron los depósitos de combustible y se liberó a una prisionera. El vuelo despegó de nuevo, aterrizando sobre las 03:15 de la madrugada en el Aeropuerto Internacional de Entebbe, en Uganda.

En Entebbe, otros tres terroristas se sumaron a los cuatro secuestradores, todos ellos apoyados por el régimen pro-palestino del presidente Idi Amin. Liderados por Wilfred Böse (y no, como se ha dicho a veces, por Ilich Ramírez Sánchez, alias "Carlos el Chacal"), pidieron la liberación de 40 prisioneros palestinos encarcelados en Israel y de otros 13 repartidos por países como Kenia, Francia, Suiza y Alemania.

Los pasajeros quedaron como rehenes en la entrada de la vieja terminal. Los secuestradores liberaron posteriormente una gran parte de ellos, manteniendo únicamente a los israelíes y a los judíos, a los cuales amenazaron con asesinar si el gobierno israelí no llevaba a cabo las exigencias de los secuestradores de liberar a los presos palestinos.

Tras conocerse que los terroristas liberarían a la tripulación y a los pasajeros no judíos y les obligarían a embarcarse en otro avión de Air France que había llegado a Entebbe con este propósito, el comandante del vuelo 139, Michel Bacos, advirtió a los secuestradores que todos los pasajeros, incluídos los que aún no se habían liberado, estaban bajo su responsabilidad y no los dejaría atrás. Toda su tripulación le apoyó en su decisión (lo cual le valió una sanción cuando volvió a Francia, al ser suspendido durante un tiempo). Una monja francesa también se negó a irse, e insisitió en ocupar el lugar de uno de los que aún estaban prisioneros. Sin embargo los soldados ugandeses la obligaron a subir al avión que había llegado para llevarse a los prisioneros liberados.

Rescate israelí
El gobierno de Israel rechazó negociar con los secuestradores. En su lugar, decidió lanzar una operación militar de rescatepara liberar a los que aún estaban prisioneros. Tras varios días recabando información y diseñando un cuidadoso plan, cuatro aviones de transporte Hércules de la fuerza aérea israelí volaron de forma secreta desde Israel y aterrizaron por la noche en el Aeropuerto de Entebbe sin la ayuda de la torre de control. Les siguió un avión-hospital, que aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Jomo Kenyatta, en Nairobi, Kenia.

Más de un centenar de soldados israelíes al mando del General Dan Shomron, incluídos algunos miembros de las fuerzas de élite Sayeret Matkal y posiblemente varios integrantes del Mosad, participaron en la Operación Entebbe, con el apoyo del gobierno keniano, opuesto al régimen de Idi Amin.

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zaragoza escribió:
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FANTASTICAS INFORMACIONES, GRANDE LMIGUEL

:wink: :wink:

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Cecilio Andrade escribió:
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zaragoza escribió:
En noviembre del año 2005 se firmó el acuerdo entre Israel y Alemania, para la construcción en astilleros alemanes de Kiel y Emden de 2 nuevos submarinos para la marina de guerra de Israel.

Los 2 nuevos submarinos serán una versión modificada de los 3 Dolphin actualmente en servicio. Un tercer submarino esta igualmente previsto confinanciado por el gobierno aleman para celebrar el 50 aniversario de relaciones diplomáticas entre los 2 paises.

Los 3 nuevos submarinos serán capaces de operar unos 45 dias y alcanzar cotas superiores a 350 metros de profundidad.

En unos pocos años, la marina de guerra de Israel alineará 6 poderosos submarinos, creados y desarrollados para hacer frente a las amenzas y al teatro de operaciones que supone la zona.

Un saludo

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