Vivimos tiempos calientes en los que grupos de psicópatas logran casi conquistar países bajo banderas retrógradas, igualmente utilizadas para lanzar ataques en las calles de Occidente que siembren el miedo con sangre. Y en los centros de estos ataques sitúan claramente a los agentes del orden, sin importar el uniforme que vistan. Han recibido ataques desde policías en prácticas hasta soldados de civil.

Esto provoca la obligación de un cambio de paradigma en la mentalidad del agente uniformado en el que debe interiorizar que es una diana para individuos con la férrea voluntad de causarles dolor tanto a él como a su país. La proactividad debe dejar de ser la excepción en algunos cuerpos y/o unidades para convertirse en la norma. Hay que tomar esta actitud y prepararse ante contingencias excepcionales sin lamentarse por la falta de apoyos o equipamientos: Si estas en la calle eres un objetivo vayas en bañador o en BMR.
Lo más complicado de todo esto es que, no debe afectar a nuestro trabajo y que genere una psicosis que acabe afectando al trato con el ciudadano, el servicio a nuestro país o las relaciones familiares. La inteligencia del Agente Armado está en buscar el equilibrio donde aumente su protección sin transmitir debilidad (porque el miedo en el día a día es síntoma de debilidad, no hablo de situaciones externas de estrés) ya que se trata igual con un ciudadano a un palmo, que respetando las zonas de seguridad.

Pero este cambio de paradigma, en la autoprotección de los Agentes del Orden quiero provocar una reflexión acerca de ciertos comportamientos que pueden verse por la calle, que aunque siendo anecdóticos, no dejan de provocar cierto pensamiento de sobre si realmente hay conciencia de lo aquí tratado; patrullas estacionadas con ambos agentes consultando el teléfono móvil, agentes que parecen incómodos portando sus armas y que llevan de forma descuidada o incluso las cambian por otras no indicadas como arma principal ( he visto alguna GLOCK 26 de patrulla y sola), detención de vehículos sin adoptar medidas para tal fin…etc. Podríamos continuar y hasta tal vez, y a nuestro pesar, llegar a una lista de situaciones poco idóneas para los tiempos que vivimos.
Reitero que para servir con una actitud proactiva no es necesario tener super equipamiento y recibir obligatoriamente cursos tácticos, aunque indudablemente ayude, sólo requiere estar alerta e interiorizar que en cualquier momento puede saltar lo más inesperado. Debemos intentar bajar la guardia lo mínimo e imprescindible. Igualmente tenemos que observar nuestro EDC y realizar los cambios que lo completen y conocer y practicar su utilización.
No hace falta convertirse en Rambos, únicamente se requiere aplicar nuestro músculo racional para estar atentos a nuestro entorno, mantener grados de alerta, no dejar de entrenar y mejorar, en resumen; ayudarnos a volver a casa cada día.