El " cazatopos "
En sus comienzos la caza con arma de fuego era una actividad destinada a las clases más pudientes, reservándose las menos privilegiadas a medios artesanales como trampas a modo de redes, pozos, jaulas, etc. Con las nuevas innovaciones de finales del s. XIX se consiguieron armas-trampa de fuego económicas.
En Francia, la más popular fue ésta, llamada caza-topos, nombre que se le dio debido a que no era de la eficiencia que se pudiera esperar. Con muy pequeñas variaciones, aparecía en los catálogos europeos de entre 1870 a 1910. Los de la primera época eran de sistema de percusión o Lefaucheux, mientras que las que se fabricaron a principios del s. XX eran de fuego central.
El nombre de caza-topos puede llegar a engaños, pues su calibre de 12 mm. es más que suficiente como para abatir a un animal bastante más grande que un topo.
Estaban fabricadas en bronce, material más resistente al óxido producido al estar largo tiempo a la intemperie.
El mecanismo es muy simple, compuesto por una pieza con forma de cucharilla que al ser pisada por un animal, liberaba el freno del martillo produciéndose el disparo.
No se usaron exclusivamente para cazar animales, sino que también para atrapar a los "amigos de lo ajeno" hasta que la ley las prohibió.
Se colocaban en las ventanas con el cañón a la altura de la bocallave de la cerradura y la cucharilla, muy parecida al perno de abrir, sobresalía por encima. Así, quien no lo supiera y bajara el perno con intención de entrar en la casa sin pasar por la puerta recibía con toda seguridad un balazo.
PISTOLA FRENO DE COCHERO
A mediados del s. XIX, París era ya una de las capitales más importantes del mundo. En esta gran urbe convivían, además de la más pura aristocracia, una rica burguesía y un ejército de obreros venidos de todos los rincones del país para poner en marcha la llamada Revolución Industrial. Esta amalgama de clases inducía a que convergieran allí la flor y nata de la delincuencia de la nación.
Eran muchos los que llegaban en busca de un puesto de trabajo y pocos los que lo conseguían. Así, empezaron a formarse en los bajos fondos lo que popularmente sería conocido como el París Apache, compuesto por pequeñas mafias que se dedicaban a robar a los más económicamente afortunados.
El peligro a toparse con una de estas bandas estaba siempre latente, así que con el fin de protegerse de ellas, la aristocracia y la burguesía se dedicaron a comprar toda clase de artilugios destinados a su protección personal.
Una de las medidas que se hizo más usual, fue la de dotar a sus cocheros de una pistola monotiro con forma de cachorrillo pero con un cañón desmesuradamente largo. Así, desde el pescante del carruaje, podía proteger a los pasajeros si se veían amenazados por algún indeseable. Si esto ocurría, el cochero sólo tenía que alargar el brazo hacia atrás para que la boca del cañón llegara a la altura de la puerta del pasajero, pudiéndole disparar al intruso a quemarropa si fuese necesario.
Como dato curioso señalar que también hacía la función de freno aplicando directamente la parte inferior de la empuñadura sobre la rueda como así lo demuestran las enormes erosiones que estas armas tienen siempre en la misma.
Este tipo de pistola fue únicamente fabricada en Francia. Las más antiguas funcionaban a percusión, pero posteriormente se construyeron del sistema Lefaucheux. Resulta bastante fácil confundirla con la llamada "pistola de bota" que aunque muy parecida, carecía de un cañón tan largo al tener que ir escondida en la caña de la bota.
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