Una empleada del banco que vivió todo cuenta los hechos de una manera bastante detallada.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/11/30/ ... 13993.htmlDe interés lo pongo aquí.
Creo que merece la pena su lectura detallada y su análisis profesional.
P. ¿Cuánto se lleva? ¿Más de 120.000?R. Por ahí, sí. El siguiente paso es que me dice: “Cuando acabes de fumar el cigarrillo os llevo para atrás y os pongo las bridas”. Lo que pretende es quitarnos del medio, olvidarse de nosotras y seguir con el compañero. Está preocupado, no quiere dejar huellas para que lo localicen y sabe que los billetes que dio para el cambio los ha tocado. A partir de ese momento se pone ya los guantes y dice que va a limpiar la oficina. Con tranquilidad, se vacía el dispensador y el cajero. Pero en ese impasse llega la policía... Pero a ver.
P. Sí.R. Tú no puedes llegar con un coche de policía a la puerta. Ni bajarte del coche, entrar en el recinto del cajero, golpear la puerta y decir “abrid la puerta”. Porque sabes que hay un atraco y empleados dentro. ¿Qué estás haciendo? ¿Que nos maten?
P. ¿La policía no actuó igual en otros atracos que vivió?R. Nunca pasó eso. Esperan fuera, escondidos. Al principio y al final de la calle, se esconden entre los coches, en los portales. Esperan a que salgan [los asaltantes] y cuando salen, como no se echan a correr, porque [el atraco] es a puerta cerrada, ahí los detienen. Y no pasa nada. No hubiera pasado nada. Es lo que se hace. Pero no haces ‘eso’. Estás poniendo en riesgo la vida de personas que hay dentro. Tal y como él nos estuvo insistiendo, en ese momento tiene que pensar que hemos avisado a la policía. Porque si no, ¿cómo aparecen ahí? ¿Por arte de magia? ¿Tienen una bola de cristal?
P. ¿Él les dice algo a ustedes?R. No. En ese momento es tiempo de solucionar. Pero toma la actitud de no saber qué hacer. Pasan esas décimas de segundo en que dice: “$%&ª, la policía”. Se agacha para que no lo vean y ahí te dices: “Va a empezar a disparar y nos va a matar”. Porque te lo ha estado avisando constantemente. “Hoy ha sido nuestro día”, piensas. “Hasta aquí hemos llegado”. Supongo que él calcula: “Estarán un coche o dos, si tardo media hora va a haber 40. Salgo ahora y no me planteo estar seis horas con rehenes”. Supongo.
P. También se podía rendir.R. Él iba a por todas. A puerta cerrada no se plantea que aparezca la policía. No se le pasa por la imaginación. A nosotros tampoco, evidentemente. Tú avisas para que sepan que nos van a atracar, porque si no, nos encuentran cinco horas después. Pero avisas para que lo detengan, no para que se monte el ‘bacalao’ que se montó. Él nos dice que tiene un compinche fuera que si pasa algo lo va a avisar y nos va a matar. Las dos estamos sentadas a su lado cuando él dice: “Te vas a venir conmigo como rehén”. Y la primera que tiene al lado pegada es mi compañera. “Tú sales conmigo”. En la oficina hay dos columnas. Se pone detrás de la primera y mira al policía desde allí. Llega un momento en que él dice: “Abre la puerta” Y mi compañera le contesta: “Yo no la abro, ábrela tú”. Entonces él pasa de esa columna a la siguiente, y en ese paso el policía me ve, me hace señales preguntando dónde está. Le indico que está en la otra columna, le hago señas. Mientras tanto el ladrón mira, se vuelve a meter. Mira. Se vuelve a meter. Y decide ir a la puerta. Mueve la cortina, abre la puerta y sale afuera con la compañera al cuello y dice “apartaos, dejadme salir”. Y la policía: “Tira el arma”. Y ya empieza todo el mundo a gritar. “Es un pistola de fogueo”, dice un policía. Hay cuatro. Él pega un disparo para que vean que es una Parabellum de verdad y a continuación todos gritan. Unos: “Estate tranquilo, no pasa nada”. Y él: “Dejadme salir”. Pega el primer tiro, siguen gritando y empieza, pum, pum, pum, a pegar. Cuando él sale acorrala a los policías que estaban pegados al exterior de la oficina. Los coge de frente. La chica, que es la primera que abate, y el otro chico también. Y los dos de arriba están disparando también. Y mi compañera en medio. Yo entro y salgo. Hay 30 o 40 tiros. “Van a matar a mi compañera y tengo que quitarla de ahí”, es lo único que pienso. Pero tampoco me puedo meter en medio del tiroteo.