Los 584 kilos de 'Tomillero' lucieron por última vez el 14 de septiembre de 2010, en la plaza de toros de Albacete. Allí bregó con el diestro Daniel Luque de una forma tan noble, que una semana más tarde, y a título póstumo, 'Tomillero' se llevó el premio al toro más bravo de la feria. Sin embargo, el morlaco sigue vivo, solo que ha engordado hasta las 17 toneladas de peso y en vez de patas, tiene ruedas. La brava res da ahora nombre al vehículo RG-31 que usa uno de los siete equipos de control de apoyo aéreo táctico que nuestro ejército tiene desplegados en Afganistán. En terminología OTAN, estos equipos se denominan TACP,s. Pero para todo el mundo son los 'Bullfighters', es decir, los toreros.
El nombre surgió en la misión de Bosnia, donde los TACP,s españoles tuvieron su bautismo de fuego en la difícil misión de coordinar a las fuerzas de tierra con la enorme potencia de fuego que la OTAN tiene en el aire. «Hay una norma no escrita que dice que el nombre tiene que tener algo que lo relacione con el país al que pertenece», explica el capitán Giz, un ferrolano que se define como murciano de adopción y jefe de Bullfighter 40. «Los holandeses se llaman 'Windmill' (molino de viento), los alemanes 'Baron Rojo', los noruegos 'Odin', los portugueses 'Viriato' y los italianos, 'Gladiator'», apunta Giz, que además del líder es el FAC del equipo, es decir, el controlador de fuego, un puesto reservado a pilotos. De hecho, entre los FAC de los siete equipos desplegados en Afganistán, está la capitana Rosa García-Malea, la primera mujer en pilotar un caza en España, concretamente un F-18 del Ala 15 con base en Zaragoza. Ahora se ha convertido en la primera FAC mujer, al igual que también fue la primera fémina en lograr el número uno de su promoción. El lema en el escudo de los TACP,s españoles no puede ser más taurino: «Hasta el rabo...»
Los 'Bullfighters' son claves en la seguridad del despliegue español. Salen en todas las patrullas y su vehículo con nombre de toro se sitúa siempre cerca del jefe del convoy, quien es el que hace la solicitud al equipo de apoyo aéreo cuando la cosa se pone fea. Es entonces cuando comienza la 'faena' de nuestros 'toreros', primero con el mando aéreo de ISAF y posteriormente con los pilotos que se acercan a su posición. Generalmente, los aviones están ya preasignados, pero siempre prevalece la situación más crítica. El FAC tiene la difícil tarea de controlar al avión y designarle con claridad el blanco, con el fin de evitar daños colaterales o fuego amigo. Pero las misiones de los TACP no son solo ofensivas. Ellos también son los encargados de solicitar evacuaciones médicas por vía aérea.
El teniente Velasco está al mando del equipo 'Bullfighter' desplegado en la base avanzada de Ludina. En 2010 recibió su despacho de teniente tras completar sus estudios en la Academia General del Aire de San Javier y llegó a Afganistán a finales de agosto, tiempo suficiente como para echar de menos su F-18, al que apenas le ha podido volar 250 horas en Torrejón, sede del Ala 12 del Ejército del Aire. Regresará allí a mediados de noviembre: «Hacemos turnos más cortos, pero venimos más», explica Velasco. Lo saben bien los miembros del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC) que arropan a los FAC,s en el resto de 'Bullfighters', salvo en los dos que gestiona la Infantería de Marina. El EZAPAC tiene ahora 32 efectivos en Afganistán, mientras que otros 32 entrenan en su base de Alcantarilla y otros 32 descansan tras haber cumplido su rotación. En total, 96 hombres que forman casi la mitad de la plantilla del escuadrón.
Su jefe, el teniente coronel Fernández-Shaw, reconocía en Alcantarilla el duro ritmo que les impone la necesidad de la misión, pero al tiempo se muestra orgulloso de que sus zapadores sean un elemento más del paisaje afgano. Como ejemplo, el cabo primero Ayose Sánchez, actualmente en Bullfighter 10, sumará 586 días en Afganistán a su vuelta a España.
El equipo, que recorre las carreteras afganas a lomos de 'Tomillero' -la ganadería dio el permiso expreso para su bautizo y para que el vehículo blindado luciera incluso su hierro distintivo, lo completan, como en el resto de 'Bullfighters' un asistente al FAC -en este caso, el sargento Moreno- un conductor (cablo Robledo), un tirador (soldado Manchón) y un encargado de las siempre difíciles comunicaciones (soldado Álvarez). Todos, salvo el teniente Velasco, miembros del EZAPAC con base en Alcantarilla. Entre los seis acumulan ya 15 misiones en Afganistán, y solo el teniente Velasco es novato en el país de los pastunes.
Su rutina incluye salir con todas las patrullas, lo que en el puesto avanzado Ricketts significa todos los días. Desde agosto han tenido dos incidentes, lo que OTAN denomina TIC, Troops In Contact. «Hace un mes tuvimos que solicitar apoyo aéreo a Kabul», explica Velasco, «a causa de un hostigamiento lejano». A los pocos minutos, dos AMX italianos retumbaban a 6.000 pies, lo que puso en fuga de inmediato a los talibanes. «Les tienen mucho miedo a los aviones», explica Velasco. De hecho, en algunas ocasiones, las aeronaves de la OTAN hacen solo acto de presencia en una zona para disuadir a la insurgencia de cualquier posible ofensiva. Es lo que se llama 'show of pressence'. Además de solicitar el apoyo aéreo, el equipo TACP también es el encargado de 'llamar a la ambulancia aérea', lo que ISAF denomina Medevac, evacuación médica. Los Bullfighters de Velasco han tenido esta semana varias de ellas, todas para soldados afganos y un civil. Y de postre, solicitar apoyo para una patrulla del ANA hostigada en Darre-I-Bum, a la que acudió un bombardero B-1 de los norteamericanos.
El engranaje perfecto entre el jefe del convoy, el equipo Bullfighter y los aviones o helicópteros encargados de suministrar la potencia de fuego o el Medevac se pone a punto desde hace apenas dos años en un simulador en la base de Alcantarilla, el SIMFAC. Allí, Velasco reconoce que le perdió el miedo a las comunicaciones por radio. «A veces puedo tener hasta tres conversaciones simultáneas, en inglés y español, y el simulador te da un rodaje que ahora me ha servido mucho», señala.
El capitán Giz dirige a otro equipo de 'toreros', en este caso el 40, cuyo 'toro' está bautizado Aragonés. Giz es un veterano que recuerda que la costumbre de nombrar a los vehículos con nombres de toros se inició ya con los viejos BMR y los Uros. «Al principio les poníamos nombres de reses que habían cogido a los toreros, pero ya somos tantos que metimos toros indultados o simplemente famosos por las faenas que han protagonizado», explica Giz, mientras se ajusta la montera -perdón, el casco- y sale con su cuadrilla al ruedo afgano, a por otra 'faena de oreja'.
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