Fuente: http://bit.ly/fi8i1e
[b]Fuerte aumento en asesinatos de policías en Chicago[/b]
El policía uniformado estaba recopilando evidencias sobre un robo en el interior de un automóvil cuando alguien entró en el garaje y les disparó a él y al propietario del vehículo en la nuca. Una vez que yacían los dos sobre el piso, les volvió a disparar en la cabeza para rematarlos.
El osado asesinato a plena luz del día del policía Michael Flisk la semana pasada subraya lo que la Policía de Chicago viene diciendo desde hace meses: cada vez hay más individuos dispuestos a atacarlos aunque los delitos violentos en la ciudad siguen bajando.
Cinco policías han muerto en el cumplimiento del deber este año, la máxima cifra en por lo menos 25 años. Un sexto oficial fue herido a tiros cuando estaba en su vehículo, fuera de servicio, pocos días antes de la muerte de Flisk y además, el número de ataques a policías casi se ha triplicado en poco más de una década.
En 2009 se presentaron casi 3.300 informes de agresiones a policías, más del doble de los reportados en 2002 y casi el triple de los de 1999.
La Policía dice que el aumento más notable se produjo después que el proceso de denunciar las agresiones quedó completamente automatizado en 2004, cuando se tornó más preciso, pero entre 2007 y 2009 el número de denuncias trepó de 2.677 a 3.298 —un aumento del 23%— y este año la proyección es que volverá a sobrepasar los 3.000, con creces.
"Hay una falta de respeto por la Policía, una falta de temor a la Policía que se está agravando", comentó el oficial Nick Spencer, veterano de 17 años en el departamento. "Ven un policía y no les importa nada".
Policías, activistas y aun algunos ex pandilleros esgrimen otras explicaciones, desde la disminución en el número de efectivos en las calles hasta cambios en la estructura de las pandillas que han provocado un aumento de violencia entre los 100.000 pandilleros que se calcula operan en la ciudad.
Los policías suelen volver a su dependencia con versiones de rocas y otros objetos sobre los techos de sus patrulleras al responder llamados o al ser enfrentados por grupos que ya no se dispersan sólo porque se los ordene un policía.
El superintendente Jody Weis dijo que no había ninguna indicación "de que haya un grupo de individuos o de pandillas que tengan como blanco a nuestros agentes".
Sin embargo, en los últimos meses ha dicho muchas veces que los delincuentes son cada vez más osados y por cierto se ha sorprendido por la gente que no vacila en atacar a un policía.
"Sencillamente no puedo comprender cómo una persona puede tener tanto desprecio por la vida y por quienes mantienen orden en las calles que pueda atacar, desarmar y después disparar y matar a un policía uniformado a plena luz del día", dijo después que fue asesinado en julio el agente Thor Soderberg cuando salía de una dependencia policial. "Este acto salvaje desafía todos los valores humanos".
Fue similar cuando el policía Thomas Wortham IV, fuera de servicio, fue muerto a tiros cuando intentó impedir que un grupo de hombres robara su motocicleta.
"Se identificó como policía e igualmente lo mataron", dijo Spencer.
Otro más, Michael Bailey, murió acribillado a tiros cuando lavaba su automóvil frente a su casa después de regresar de trabajar en el turno nocturno, donde estaba asignado a proteger la casa del alcalde Richard Daley.