TABLILLA escribió:
Algunas noticias que he encontrado relacionadas con el atraco:
Las investigaciones policiales sobre el asalto al Banco Central hacen insostenible la versión del Gobierno
El Gobierno De Calvo Sotelo o la policía española podrían encontrarse en los próximos días ante un importante problema de credibilidad pública si esta última eleva a definitivas las conclusiones que en estos momentos mantiene sobre el móvil del asalto a la oficina principal del Banco Central en Barcelona.
El "cerebro" del atraco al Banco Central se fuga aprovechando un permiso
José Juan Martínez Gómez, El Rubio, cabecilla del atraco al Banco Central de Barcelona perpetrado el 23 de mayo 1981, se fugó el pasado 17 de diciembre de la cárcel de Castellón aprovechando un permiso. El atracador cumplía una pena de 30 años de prisión y había alcanzado el régimen de tercer grado el pasado 23 de octubre.
Uno de los asaltantes del Banco Central de Barcelona, en 1981, reingresa en prisión por un nuevo atraco
Mariano Bolívar, desde hace 28 años, sigue en sus trece. Un día se dijo que lo suyo era el trapicheo y así anda, media vida metido en la misma historia, traficando, atracando, luego en prisión, y de vuelta a las mismas. Ahora, desde hace apenas una semana, Mariano Bolívar duerme en la Modelo, igual que su sobrino, José Antonio V., que es mucho más joven y que ha trapicheado algo, aunque menos. A efectos policiales, Mariano Bolívar (43 años, soltero, sevillano, vecino de Terrassa), que fue detenido el viernes por los agentes de Sabadell mientras atracaba –junto al sobrino– al administrador de una empresa de tragaperras, es un clásico, un sujeto con nueve antecedentes y que ha participado en numerosos asuntos, alguno de ellos de especial peso, como el asalto con 250 rehenes al Banco Central de Barcelona, en 1981. “La verdad es que nunca se le ha reconocido ninguna profesión”, dice un investigador policial que ha tratado en diversas ocasiones con el hombre, y que enfoca el caso hacia una conclusión inevitable: se supone que, si no trabaja, Bolívar delinque, porque de algo tendrá que vivir.
La conclusión tiene su base empírica, una columna de papeles y datos que certifica la trayectoria profesional del sujeto. Según los antecedentes policiales, Mariano Bolívar ha robado, ha amenazado, ha agredido, ha atracado, ha detenido de forma ilegal y ha traficado con drogas, y lo ha hecho en numerosas localidades, en Barcelona, Terrassa, Sabadell, Bilbao, incluso Villanueva del Arzobispo, un pequeño pueblo que está en Jaén. “El caso es que, desde 1989, hacía tiempo que no sabíamos nada de Bolívar –dice un investigador policial–, hasta que reapareció el viernes, en Sabadell, atracando al administrador de la empresa.” Mariano Bolívar no había emitido señales de vida desde 1989 porque se había pasado una larga temporada entre rejas.
La semana pasada, en el golpe de Sabadell, Mariano Bolívar había apostado fuerte. Actuó a mediodía, en un área céntrica de la ciudad, con su sobrino, un hacha, un spray y la cabeza cubierta por la capucha de un chubasquero. Tío y sobrino supieron que los maletines del administrador iban bien cargados (con cerca de 130.000 euros), y entonces se fueron a por ellos. Mientras Mariano Bolívar se hacía con uno de los maletines, el sobrino quiso agarrar el otro. El administrador plantó cara, dijo que ni hablar. Voló el hacha, el hombre recibió hachazos en las manos, una zancadilla, una descarga de spray en los ojos, tío y sobrino se lanzaron a la carrera, algún testigo salió tras ellos. Hubo llamadas a la policía, más carreras, la persecución por los agentes y la detención de ambos atracadores, varios centenares de metros más allá.
Cuando la policía profundizó en ambos sujetos, descubrió la historia de Bolívar, todo eso de que había intervenido en el atraco al Banco Central de Barcelona, en la primavera de 1981. Sin duda, aquel fue su asunto más sonado. Mariano Bolívar fue uno de los cabecillas de un grupo formado por diez atracadores, algunos anarquistas, otros prófugos, que tomó el Banco Central con cerca de 250 rehenes y que mantuvo el país en vilo durante 37 horas. El comando especial de los GEO, que se desplazó desde Guadalajara, se encargó de resolver el asunto, que se saldó con una muerte –un atracador– y una conmoción considerable en la sociedad