No he tenido tiempo de leerlo, pero confío en que será de vuestro interés (y debate):
Policías y reporteros gráficos: como el gato y el ratón (Parte I)
Los incidentes de mediados de marzo en Barcelona entre la policía autonómica y los estudiantes "antibolonia" que se saldaron con varios periodistas y policías heridos pusieron de manifiesto que la relación entre las fuerzas del orden y los reporteros gráficos no es precisamente cordial. Los policías se quejan de que la prensa molesta; la prensa denuncia que la policía no deja trabajar. QUESABESDE.COM se ha adentrado en ambos mundos para tratar de sacar conclusiones a un conflicto absurdamente enconado.
Eduardo Parra.- "Son como Bruce Willis y Cybill Shepherd en 'Luz de luna': trabajan juntos, se odian, se quieren… se necesitan." Se refiere a la relación entre la policía y los reporteros gráficos, y la frase la pronuncia un fotoperiodista que actúa sobre suelo madrileño.
La relación entre los agentes del orden y los informadores gráficos se ha vuelto tensa, cuando no imposible. En cada encuentro se hacen la zancadilla mutuamente, olvidando -como si de niños se tratase- que ambos están en el mismo bando.
"Es un tira y afloja", comenta un fotógrafo a QUESABESDE.COM, "pero ahora se trabaja mejor que antes, cuando la Policía Nacional iba de marrón; aunque siguen existiendo abusos".
Sería difícil poner un punto al comienzo de la relación incómoda entre ambos colectivos. Hay quien dice que esta crispación viene desde que el mundo es mundo y que así seguirá. Otros opinan que, con la llegada de Internet, la brecha que los separaba se ha convertido en un abismo.
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Minutos después de la explosión de un coche bomba de la banda terrorista ETA, los medios de comunicación tratan de realizar su trabajo tras el cordon policial.[/align]
"Antes un fotógrafo hacía una foto y se quedaba en el periódico; hoy la hace y pasa a formar parte de todo un dossier en las páginas web proetarras y antisistema, por lo que tenemos que tener especial cuidado de que no nos hagan ninguna foto", comentan a este medio desde la trinchera de los uniformados.
No hay que rebuscar mucho para que un fotoperiodista te cuente algún altercado con las fuerzas policiales. De hecho, basta con arrimar un poco la oreja para que la conversación salga sola en los corrillos de la profesión. Desde pequeños roces hasta graves controversias que acaban en el juzgado, pasando por el borrado de fotografías que se repite mes tras mes bajo la amenaza de requisar la cámara.
"Puede que si denuncio me den la razón -nos comenta un fotógrafo- pero no puedo estar sin cámara un día, y menos una semana."
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Una fotoperiodista utiliza los elementos antdisturibios de un agente de la UIP para componer su fotografia en una concentración no autorizada del movimiento "V de Vivienda", frente al Ministerio de Vivienda, en Madrid.[/align]
Casi todos los profesionales de la imagen tienen alguna historia que contar, aunque son pocos los que entonan el mea culpa. Entre los confesos se encuentra Francisco Seco. Este fotógrafo free lance tuvo que cubrir el trágico accidente de Spanair de hace unos meses y recuerda que la zona era casi inaccesible.
"Para acercarnos tuvimos que saltar una valla del perímetro del aeropuerto… y pensábamos correr hasta donde llegásemos. A los 50 segundos, la Guardia Civil nos pilló, y con un trato muy correcto nos tomó los datos y nos echaron de allí, aunque al final no nos denunciaron."
Si la foto no es buena, es que no estabas suficientemente cerca
La excusa siempre es la misma: acercarse lo máximo posible para hacer la mejor foto. "Bastante censura tenemos ya como para autocensurarnos", nos explica un fotoperiodista. Desde el lado policial no secundan esta opinión: "La prensa actual sólo busca amarillismo", comenta a este medio un Policía Nacional. "Cuanta más casquería [para los fotógrafos], mejor".
Las quejas en el colectivo de la imagen periodística son muchas, aunque casi todas se reducen a una: la policía no les permite trabajar con libertad.
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En Madrid, centro de la mayor parte de instituciones oficiales y, por tanto, emplazamiento en el que proliferan las manifestaciones, los fotógrafos de prensa ponen el acento en que la policía les impide acercarse cuando hay altercados, les revisa las cámaras arbitrariamente y les obliga a borrar las fotos amenazándoles con denuncias por desobediencia a la autoridad. "La mayoría traga por no meterse en líos", reconoce un fotógrafo.
Otro fotoperiodista de un diario de tirada nacional secunda, irritado, esta versión: "Es que tiene $%&/ que gente así, que son como tú y como yo, que no son más aunque lleven pistola, me prohíba trabajar en la calle… ¡En la calle!".
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Otros están aún más indignados: "Yo, como no soy policía, no critico lo que hacen ni por qué lo hacen. Me puede parecer bien o mal que carguen contra estudiantes [en referencia a las citadas manifestaciones en Barcelona], pero no lo digo porque no sé qué hay detrás de esa carga, no sé quién la ha ordenado ni por qué. Sin embargo, basta meterte en páginas web de policías para que nos pongan a caldo."
Este mismo fotoperiodista nos recita algunas de las declaraciones que dice haber leído en foros de temática policial (y que QUESABESDE.COM pudo posteriormente corroborar). Declaraciones como "se pueden hacer las mismas fotos desde la acera de enfrente", "ser periodista no es ser inmune", "parece que quieren recibir y me alegro enormemente de que se hayan ido algunos calentitos".
"Imagínate que dijera yo lo mismo de un policía: que si parece que quiere recibir, que ser policía no es ser inmune, que puede hacer lo mismo desde la acera de enfrente o que me alegro de que se vaya calentito."
En Madrid, uno de los lugares con más relación entre fotoperiodistas y policías es el Congreso de los Diputados. En la sede del parlamento varias decenas de agentes trabajan con los fotógrafos a diario.
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Policías en la entrada, policías en el interior del edificio, policías escoltando a los diputados. Uno de ellos, que ya ha pasado la treintena y lleva unos diez años en el cuerpo, nos comenta que su relación con la prensa en general y los fotógrafos en particular es buena y que nunca ha tenido problemas de ningún tipo.
"Los policías del Congreso -explica a QUESABESDE.COM un periodista gráfico acreditado en la cámara baja- son distintos a los policías de la calle. Están acostumbrados a nosotros. Muchos nos ven a diario y saben nuestro nombre; saben que no somos una amenaza para nadie y nos dejan trabajar sin dejar ellos de hacer su trabajo."
Pequeñas anécdotas los fotoperiodistas tienen a miríadas para contar. Un informador de un veterano diario nos cuenta que en una ocasión alguien se equivocó y tapó la cara de un diputado en lugar de la del policía. La mayoría de funcionarios lo tienen asumido.
Emilio, un inspector del Cuerpo Nacional de Policía bregado en tres guerras, dice que ver su cara en los medios es algo que tiene asumido: "Antes, cuando estaba en otra unidad, nadie sabía quién era ni qué hacía, pero cuando la dejé, entré al servicio de protección de uno de los políticos con más riesgo de sufrir un atentado y tenía que estar todo el día pegado a él, y por supuesto también delante de las cámaras."
La cercanía lima asperezas
Sea como fuere, lo que parece demostrado es que la cercanía lima asperezas y ahuyenta fantasmas. Rubén es un Guardia Civil que hasta hace algunos meses estaba destinado en el GAR (Grupo de Acción Rápida), una unidad de élite especializada en la lucha antiterrorista.
Rubén no tuvo mucha relación con la prensa porque sus operaciones casi siempre eran "discretas" y cuando practicaron algún desalojo más o menos público la prensa se colocaba muy lejos. Aun así, nos dice, "algunas veces mi cara ha salido en periódicos de esos".
¿Se denunciaba? "No, los jefes no querían." ¿Y por qué si los agentes de información se cubren el rostro, vosotros no? "Órdenes", comenta con resignación. "Los jefes dicen que no y es que no. Yo hice muchos controles en Irún, y allí estábamos con el equipo táctico, pero a cara descubierta."
Hoy Rubén protege a una de las tres personalidades políticas más importantes de España y se relaciona día tras día con los fotógrafos de prensa. "Al principio vine con miedo porque me advirtieron de que los fotógrafos eran de cuidado. Fíjate, tanto tiempo en una unidad antiterrorista y me entra el miedo aquí. Pero al final no es para tanto."
Su compañero Antonio escucha la conversación asintiendo con la cabeza: "Nosotros os conocemos y sabemos cómo trabajáis, y vosotros sabéis cómo trabajamos nosotros, por eso no hay ni un problema. El problema aparece cuando trabajamos con gente de fuera, fotógrafos que no conocemos."
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"En unas elecciones -cuenta Antonio-, durante un mitin político en Valencia, un fotógrafo se cayó y lo sujetó un compañero nuestro, que lo libró de un buen golpe. Alguien hizo esa foto y al día siguiente se publicó en portada que un escolta había impedido a este fotógrafo hacer su trabajo… Imagínate cómo se sintió este compañero; la de explicaciones que tuvo que dar y los ánimos con los que vuelve allí. Éste es otro problema de los fotógrafos: tú haces las fotos pero luego no sabes lo que pasa con ellas."
José María también es Guardia Civil. Protege al presidente del gobierno y su grupo se encarga de vigilar que entre los periodistas no haya ningún elemento peligroso, por lo que su trabajo se desarrolla casi constantemente entre los fotógrafos, que son los informadores que más se acercan a la persona escoltada.
"Llevo en esta unidad desde que se creó y nunca he tenido un problema con los fotógrafos. Nunca. ¿Qué interés puedo tener yo en que tú no trabajes? Ninguno. Mi misión es otra; para nada quiero yo molestarte."
Acompañando al presidente, José María ha visto su cara en prensa escrita y televisión "muchas veces", pero eso no le preocupa. "Es algo que viene con el traje -bromea- y hay que asumirlo. Me preocuparía si me sacasen todos los días, pero es sólo de vez en cuando."
NOTA: La mayoría de las fuentes consultadas por QUESABESDE.COM para la elaboración de este artículo ha preferido permanecer en el anonimato. El nombre de pila de los agentes de policía que en él aparecen citados se ha modificado por petición expresa de los entrevistados.
Este reportaje es la primera parte de una serie compuesta por tres artículos. La segunda parte aparecerá publicada mañana, día 20.
Fuente Quesabesde
Un saludo