La marcha acabó con una carga policial contra algunos de los estudiantes
Bolonia ’pierde’ detractores y gana violencia en la ULL
En las proximidades del Rectorado se produjeron algunos altercados entre Policía y estudiantes
El movimiento antisistema que se ha gestado al calor de la reforma educativa que promueve la Unión Europea (UE) comienza a imprimir estampas que muchos creyeron sepultadas por la historia. El enfrentamiento entre estudiantes de la Universidad de La Laguna (ULL) y una decena de agentes de la Policía Nacional hizo que esta protesta fuera bien diferente a las que, con anterioridad, han nacido en contra del EspacioEuropeo de Educación Superior (EEES). Al final, la violencia terminó eclipsando toda reivindicación estudiantil y lo que comenzó desde el edificio central de la institución académica con el abrigo de gritos como ¡Más becas, menos discotecas!’ y ’¡Queremos becas, no hipotecas!’, terminó en un grotesco escenario donde "la mercantilización de la educación" no encontró espacio.
La manifestación, nutrida por más de 230 alumnos, había discurrido por los cauces de la normalidad en su periplo desde el edificio central hasta el Rectorado. Fue entonces cuando adquirió connotaciones violentas: los alumnos intentaron penetrar en el recinto universitario y los enfrentamientos fueron la tónica dominante. El intento de incursión de una joven terminó con una repentina carga policial contra el estudiantado concentrado allí. Los estudiantes desoyeron las advertencias tranquilas de los agentes, les faltaron al respeto con la palabra y las porras se volvieron protagonistas durante una hora en la que, incluso, un policía, que cayó al suelo, perdió momentáneamente la munición de su pistola, que quedó esparcida por el suelo durante segundos. Se requisaron carnés de identidad y se examinaron bolsos que evidenciaron que, ciertamente, la Declaración de Bolonia está lejos de cuajar como sí lo hicieron otros preceptos que emergieron de la Unión Europea. Los estudiantes, que además escenificaron disputas entre ellos por el cariz violento que adquirió la protesta, abandonaron el lugar para "estudiar" las acciones legales que emprenderán contra los agentes de la autoridad.
Todo ello después de dos horas en las que se pasó de pedir la dimisión del equipo rectoral, exigir un referéndum sobre la transformación docente y abogar por imponer las matrículas gratuitas a altercados impensables. Uno de ellos acaeció cuando los agentes intentaron requisar una de las cámaras fotográficas que llevaban los alumnos. Para evitar el ’saqueo’, los estudiantes corrieron al tiempo que se pasaban -de unos a otros- la máquina. Esta carrera de relevos tuvo a los policías detrás de los estudiantes durante intensos minutos en los que no olvidaron las porras. Sin embargo, la comunidad estudiantil consiguió la posesión de una máquina que fue el mejor testigo de la protesta más polémica que recuerda la ULL en los últimos años. Mientras tanto, el rector de la institución aguardaba dentro y, por primera vez, no invitó a una delegación estudiantil al interior a presentarle sus quejas. Poco después, el máximo mandatario de la ULL, Eduardo Doménech, explicó que el seguimiento de la convocatoria había sido mucho menor que en otras ocasiones y que sería la policía la encargada de valorar unos actos que habían acontecido fuera de la Universidad. Asimismo, hizo especial hincapié en que la manifestación de la ULL responde a unas directrices marcadas por asambleas estudiantiles de todo el país ante un proceso inminente y generalizado. Algo que no parecían pensar muchos estudiantes ayer.
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