Si lo sacaran en una película de James Bond, parecería la típica fantasmada de Hollywood. Es un misil que, tras ser lanzado desde un avión, helicóptero o vehículo terrestre, vuela durante 8 kilómetros, hasta que encuentra el blanco que le ha sido designado y que, unos segundos antes de impactar, despliega seis cuchillas de aproximadamente un metro de largo cada una. La combinación del impacto de los 500 kilos del misil más sus espadas, lanzados a 1.600 kilómetros por hora, bastan para liquidar a la persona que es objetivo.
Es el 'Hellfire R9X', un misil que Estados Unidos desarrolló bajo la presidencia de Barack Obama para lanzar ataques quirúrgicos contra líderes terroristas sin causar bajas civiles. Ha sido empleado en al menos seis ocasiones en cinco países: Yemen, Irak, Siria, Libia y Somalia. Y siempre ha sido lanzado desde drones, es decir, aviones no tripulados que en ocasiones son manejados en lugares como el norte del estado de Virginia o las afueras de la ciudad de Las Vegas, a 12.000 kilómetros en línea recta de sus blancos.
Que un operador sentado frente a una pantalla sea capaz de lanzar un misil tan preciso que no necesita explotar, sino que mata solo con su propia energía cinética y descuartiza al blanco es una nueva señal de la automatización de la guerra. Una automatización que ya lleva tiempo funcionando. Porque las Fuerzas Armadas estadounidenses y la CIA emplean el R9X para decapitar -y no necesariamente en sentido figurado- a los líderes del Estado Islámico y de Al Qaeda desde hace años, aunque su existencia sólo fue conocida cuando hace tres semanas el diario 'The Wall Street Journal' la desveló. Según ese diario, Estados Unidos se planteó emplear esta arma para asesinar a Osama bin Laden en 2011, pero descartó la opción porque el misil estaba en fase de desarrollo.
Ni el Departamento de Defensa ni la CIA ni el fabricante, Lockheed Martin, han confirmado o desmentido la existencia del arma, lo que en estos casos implica un reconocimiento de que el misil existe. Aparentemente, es tan real que, aunque no tiene nombre más allá de R9X, los militares y los operadores de drones y aviones de la CIA le han puesto dos motes: la "bomba ninja" y el "ginsu volante", éste último en referencia a una marca de cuchillos de cocina muy popular en ese país.
La existencia del 'ginsu' soluciona una cuestión que los expertos en defensa no eran capaces de explicar: ¿cómo era posible que en algunas imágenes de líderes de Al Qaeda y del Estado Islámico muertos en asesinatos selectivos no hubiera ninguna señal de explosiones o fuego? El caso más conocido es el del número dos de Al Qaeda, el egipcio Abu Khayr al Masri, que fue asesinado en febrero de 2017 en un ataque con un dron de la CIA en la provincia siria de Idlib. Las numerosas fotos del coche de Al Masri muestran un boquete en el techo del vehículo y el parabrisas agrietado, pero sin ningún signo de explosión o incendio. De hecho, las escobillas del parabrisas siguen intactas.
Este "puñal volante" es en realidad una variante del misil antitanque 'Hellfire' (literalmente 'Fuego del Infierno'), un arma que nunca acapara titulares pero que ha cambiado el curso de la Historia en las última dos décadas. Diseñado en los años 70 para que aviones A-10 y helicópteros lo lanzaran contra las divisiones de tanques del Pacto de Varsovia en Alemania en una guerra mundial que por fortuna nunca existió, el 'Hellfire' acabó siendo montado en 2001 en los drones que EEUU empezó a emplear ese año en Afganistán. Desde entonces, el misil concebido como un cazatanques soviético se ha convertido en el terror de los fanáticos islamistas de todo el mundo. Ahora, con el R9X, el 'Hellfire' ha entrado ya en el terreno de la leyenda.
Es la culminación de un viejo sueño de las Fuerzas Armadas de EEUU que empezó al usarse las primeras bombas guiadas por láser en Vietnam hace 51 años y que se aceleró en la década de los ochenta, cuando ese país cambió su doctrina militar en el caso de una eventual guerra con la Unión Soviética y pasó a poner énfasis en la liquidación de los líderes de ese país.
A lo largo de este tiempo, EEUU ha ido desarrollando bombas más y más precisas, lo que permite ahorrar en munición, llevar más explosivos -dado que éstos son más pequeños- y, también, algo muy importante en una democracia: reducir al máximo el número de víctimas civiles que puedan ser usadas por el enemigo para minar el apoyo de la opinión pública a la guerra.
Así es como el Pentágono llegó a lanzar bombas sin munición, pero cargadas con cemento, sobre baterías antiaéreas de Irak a partir de 1999. Posteriormente, durante la ocupación de ese país, Washington empleó armas similares en combates en zonas urbanas. EEUU y Francia también han usado bombas inertes llenas de cemento en Libia. Según el periodista Mark Bowden, de la revista 'The Atlantic', Estados Unidos también tiene un dron que gracias a su cámara funciona como literalmente un rifle volante que puede ser manejado a miles de kilómetros de distancia. La existencia de ese tecno-francotirador no ha sido confirmada. Por ahora, solo tenemos la guillotina por control remoto.
https://www.elmundo.es/internacional/20 ... b4624.html
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SLAVA UKRAYINI! HÉROYAM SLAVA!.-