Marines realizando el curso de Scout Sniper, en un entorno impresionante para el tiro a larga distancia, los rifles son los Remington M40A3, y van equipados con supresores de sonido.
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El soldado Blas Trevino, perteneciente al primer batallón del quinto regimiento de los marines, se incorporó hace una semana a una estadística poco recomendable: los disparos de los rebeldes afganos le alcanzaron en el estómago y añadieron su nombre a la larguísima lista de heridos en esta guerra, más de 12.000 solo en el Ejército estadounidense. Tuvo suerte de que uno de los helicópteros médicos lograse llegar hasta su posición, la disputada localidad de Sangin, en el sur. Trevino (la eñe del apellido se ha perdido en el camino hasta su Texas natal) pudo salir de la zanja donde estaba refugiado y, con una mano en el vientre y la otra sujetando un rosario, corrió los metros que le separaban del aparato, la única puerta para escapar del miedo, el dolor y la muerte. Ese momento de su llegada a bordo, con un grito que suma sufrimiento y liberación, es el que muestra la imagen.
«Blasito, gracias por tu valentía», le han escrito en las redes sociales sus parientes y amigos. Todos tienen presente que, en las guerras, hay una estadística mucho peor que la de heridos.
CARLOS BENITO Foto: ANJA NIEDRINGHAUS/AP Lunes 20 de junio de 2011.
Saludos