El Gobierno alemán vivió ayer un día amargo:
Alrededor de una treintena de especialistas en la lucha antiterrorista de este país habrían instruido a las fuerzas de seguridad de Libia en su tiempo libre y sin permiso de sus superiores que ignoraban estas actividades lucrativas.
El ministro de defensa, el democristiano Franz Josef Jung, no dudó ayer en calificar de “intolerable” e “incalificable” la iniciativa de los especialistas en la lucha antiterrorista alemanes, que reveló el periódico Süddeustsche Zeitung. Jung confirmó, asimismo, la suspensión de un militar en activo –un sargento primero- que aprovechó sus vacaciones para trabajar como instructor en Libia sin notificarlo a nadie.
Fuentes de su ministerio añadieron que “el asunto será investigado hasta sus ultimas consecuencias”. Por el momento ocho miembros del GSG-9 habrían sido ya inculpados, acusados de divulgación de secretos militares.
La iniciativa habría partido de un antiguo miembro del GSG-9, de 48 años, que tras su retirada del servicio activo fundó una empresa de seguridad. Fue el quien supuestamente cerró los acuerdos con las autoridades del régimen de Muamar el Gadafi para instruir a sus fuerzas de seguridad. Para ello contrató a militares y policías con experiencia en la unidad especial de lucha antiterrorista para que, en su tiempo libre, ejercieran de instructores en la Libia de Gadafi.
Según la versión on line del semanario Der Spiegel, los primeros viajes se habrían realizado en 2005. El grueso de los trabajos de formación, sin embargo, habrían tenido lugar en 2006.
En estas tareas de formación habrían participado una treintena de especialistas, entre soldados, miembros de células antiterroristas y fuerzas especiales de asalto. Por ello habrían cobrado hasta 15.000 euros.
La reacción de las autoridades alemanas al conocerse esta información ha sido de sorpresa y sobresalto, entre otras razones porque se desconoce que tipo de fuerzas de seguridad libias han recibido los cursillos de instrucción y que técnicas en información habrían asimilado, según explicó ayer un portavoz del Ministerio de Interiuor del estado federado de Renania del norte-Wesfalia.
“El comportamiento de estos policias és inaceptable”, afirmaba en el Süddeustsche Zeitung el Ministro del Interior de Renania del Norte-Wesfalia, el liberal Ingo Wolf, cuya oficina tuvo los primeros indicios del caso en junio del 2007 e impulsó una investigación sobre este asunto.
Los estamentos policiales alemanes también reaccionaron ayer con dureza ante la noticia, que consideraron que amenaza seriamente no solo la imagen del cuerpo sino también la seguridad del país. El presidente del sindicato de policías, Honrad Freiberg, exigió que se clarifiquen los hechos y que si se confirman las acusaciones contra los policías se actue con la máxima dureza, ya que están en juego la reputación de las fuerzas de seguridad alemanas. Tampoco se quedó atrás el líder del sindicato policial de Renania del Norte–Westfalia, Frank Richter, quien no dudó en hablar de que “estamos ante un escándalo de seguridad nacional”.
_________________ Quien escucha olvida,
Quien mira recuerda,
Quien practica aprende.
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