La lucha del militar Marco Antonio para mejorar los salarios de los soldados: "Gana más un reponedor"
El presidente de la Asociación de Tropa y Marinería (ATME) denuncia la precaria situación de los soldados y marineros en activo y en reserva.
Es una denuncia añeja, pero no apolillada porque desde ATME (Asociación de Tropa y Marinería) llevan dando la batalla 12 años por mejorar las que consideran unas indignas condiciones de los soldados y marineros de este país.
Denuncian, por ejemplo, que si un soldado tuviera que irse a la guerra de Ucrania mañana, no percibiría más que 1.160 euros netos por su labor, tan sólo 26 más que el salario mínimo interprofesional. Por su parte, los que están en la reserva pierden poder adquisitivo a marchas forzadas por la eliminación de complementos, que son, mientras están en activo, lo único que engorda sus exiguas nóminas.
Vamos a conocer una por una todas las reivindicaciones del gremio de boca de un hombre sin miedo. Se llama Marco Antonio Gómez, es militar y presidente de la ATME, y ha renunciado a medrar en su carrera, a las medallas y a los ascensos con un objetivo único: lograr "unas Fuerzas Armadas modernas, pero también legales".
Para entender la situación, debemos explicar en primer lugar que los militares de carrera en la escala de tropa y marinería pasan a la reserva cuando cumplen los 58 años: esto es, dejan de estar en las unidades, pero están disponibles en caso de emergencia, como una guerra: "Ha pasado con la pandemia, cuando llamaron por ejemplo a médicos", apunta Gómez.
Una vez en la reserva, siguen percibiendo su salario base y algunos de sus complementos, pero otros les son retirados. Es el caso del complemento de unidad (porque ya no pertenecen a ellas), la ayuda de vestuario (porque ya no necesitan ropa), y el de dedicación especial. "El problema que tenemos los militares es que tenemos muchos complementos y un salario muy bajo. Esos complementos se nos retiran y la merma salarial entonces es muy evidente. Por eso peleamos para que se consolide el sueldo. Imagínate que, como periodista, te lleno a ti de complementos: por llevar tu coche, tu micro… Y cuando dejas de serlo, todos esos complementos que te he inflado, te los quito. Y te queda un salario base ridículo", denuncia.
Marco Antonio ha facilitado a EL ESPAÑOL dos nóminas de un cabo mayor con más de cuarenta años de servicio. Cuando este militar ha pasado a la reserva, ha perdido 4.700 euros brutos anuales, que se traducen en 3.300 euros netos. El mes de mayo de 2023 percibió un salario de 1.844,31; en el mismo mes de 2024, este fue de 1.595,07 euros. "Es una auténtica barbaridad una bajada de unos 240 euros netos mensuales, porque estamos hablando de personal de tropa que tiene cargas familiares e hijos aún estudiando", añade.
Situación de los RED
Una situación aún más complicada es la de los llamados RED (Reservistas de Especial Disponibilidad). Se trata de todo aquel personal militar que pasa a esa condición a los 45 años al no haber conseguido ser militar de carrera -como por ejemplo lo es Marco Antonio Gómez, que es cabo primero y fijo al haber aprobado una oposición-.
Para los RED, el Ministerio de Defensa reserva una asignación por el hecho de estar como reservistas, cuya cuantía es de 670 euros netos. "Con eso intentaron hacer un invento a la americana, pero les ha salido fatal. Su paga no es contributiva, y encima la tienen sólo hasta los 65 años, cuando en 2027 la edad de jubilación será de 67 años. Desde ATME lo hemos alertado, pero el Ministerio de Defensa se encoge de hombros y el Gobierno no es capaz ni de sentarse a la mesa, como le hemos pedido en infinidad de ocasiones", denuncia su presidente.
Marco Antonio lucha por los salarios de los soldados.
Entre esta bolsa de militares reservistas, se producen situaciones complicadas: "Fíjate el caso que te voy a poner: un electricista que ha montado unidades y compañías completas durante más de 20 años con un título de las Fuerzas Armadas se va a la calle cobrando 670 euros netos y con un título que es papel mojado. Nuestros militares tienen una formación espectacularmente buena, pero como Educación y Defensa no se hablan, no pueden trabajar de lo suyo porque su título no está homologado. Así que se convierten en parados de larga duración, sin cualificación profesional y dependientes del sistema. Y empiezan a llamar a las puertas del ayuntamiento a pedir ayuda a los alcaldes para darles de comer a los hijos".
Complemento "de extorsión"
A todo lo expuesto anteriormente, se suma un problema añadido. Cuando están en activo, uno de los complementos que engorda la nómina de los militares es el llamado oficialmente Complemento de Dedicación Especial (CDE), al que desde ATME han rebautizado como complemento de extorsión: "Va en función del criterio del jefe de unidad. Y pasa así: te dice un día ‘tienes la barba un poco más larga, te quito el CDE’. ‘Ay, que tienes las botas más sucias, te quito el CDE’. Tú imagínate que tu jefe te dice un día: ‘María, hoy no vienes bien peinada, te quito 300 euros de sueldo’. ¿Cómo verías eso?".
Gómez afirma que desde la asociación han denunciado la arbitrariedad con que se concede y elimina este complemento, sin éxito alguno: "Lo llamamos de extorsión porque con ese complemento tienen a todos los marineros y soldados callados: al que denuncie le quito el CDE, el que vaya a la prensa le quito el CDE…".
Es por eso que el único interlocutor que ha aceptado hablar con EL ESPAÑOL ha sido el propio Marco Antonio: "Yo ya no voy a ascender, no quiero medallas, estoy en mis últimos ocho años de mi vida militar y no tengo ningún miedo de decir la verdad. Que me lo quieren quitar, que me lo quiten: yo tengo que luchar por mi escala".
P.– ¿Y podrían penalizarle por hablar con nosotros?
R.– Yo en mis atribuciones como presidente de ATME dependo directamente de la ministra, y la ministra sabe que si hace algo contra un presidente por intentar democratizar tendría un problema, porque yo iría a los tribunales, e iría hasta el final. Hay unas palabras suyas que ejemplifican la situación tan difícil que atraviesan las Fuerzas Armadas. Ella misma, en Córdoba, cuando fallecen nuestros dos compañeros, dijo: "Que todo el mundo declare con total libertad, que no tenga miedo de decir la verdad".
Falta de soluciones políticas
Para reivindicar mejoras, ATME lleva desde 2012 presentando batalla ante todas las instituciones, pero se sienten abandonados por unos y por otros: "El Gobierno del PSOE mira a los militares según quien sea. Le pedimos una reunión al Defensor del Pueblo, y Gabilondo no tuvo ni cinco minutitos para nosotros. Y cuando han ido asociaciones de oficiales y suboficiales, a ellos sí los ha recibido porque además tienen a gente de su asociación metidos en el PSOE, en ayuntamientos y alcaldías", protesta Gómez, y añade: "Oiga, que nos dejamos la vida en tiempo de paz y en nuestro propio país, ¿y no tienen tiempo ni para reunirse con nosotros?".
En cuanto a la oposición, considera que "tanto PP como VOX se están preocupando" por sus necesidades y han incluido en sus programas medidas concretas para las Fuerzas Armadas: "Además VOX ha sacado incluso nuestras nóminas en el Congreso de los Diputados, pero hay que decir que están en la oposición, ya veremos el día de mañana si cumplen todas las promesas. Sumar y Podemos con sus bases venían a cambiar las Fuerzas Armadas, y quedó todo en un mal intento, porque en su programa electoral no llevan nada para nosotros".
ATME también reconoce que el PP, cuando gobernaba, "jamás le subió el sueldo un céntimo a los militares": "La situación era la misma, y nosotros se la afeábamos igual. El PSOE entonces nos escuchaba, y ahora el teléfono ya no funciona. El voto militar mueve medio millón de votos, nos merecemos un respeto. No podemos ser los eternos sacrificados".
En señal de protesta, la asociación lleva más de dos años sin acudir al Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas.
El peligro ante un conflicto armado
Marco Antonio está decidido a seguir la lucha: "Quiero unas fuerzas armadas modernas, pero también legales: quiero que un soldado o un marinero no gane 1160,14 euros limpios, porque un reponedor de Mercadona, con todos mis respetos, gana más que un soldado que se va a Afganistán a jugarse la vida".
Cuenta que, cuando él mismo tuvo que ir de misión a Afganistán, su hija tenía sólo siete meses: "Me fui a hacer testamento por si no volvía. Nos dicen que nuestra profesión es vocacional, y es verdad. Mi vocación es serviros a vosotros, pero tendré que poner un plato de garbanzos en mi mesa, porque he probado a ponerle a mi hijo por la mañana un tazón de vocación y una tostada de lealtad a la institución y me ha dicho que eso no alimenta. Y no quiero un salario de lujo, quiero dignidad".
Además, remarca que, dada la situación geopolítica actual, es si cabe más peligroso no tener unas Fuerzas Armadas satisfechas y, valga la redundancia, blindadas: "Todos queremos un millón de militares, legionarios, paracaidistas, barcos, aviones, que nos defiendan ante un conflicto armado… Pues ahora mismo hay un déficit de 13 mil militares entre soldados y marineros porque ¿quién quiere ir a la guerra por 1160 euros? Los jóvenes no quieren ser soldados. Y a los de 45 años que les digan ‘venga, vas al frente ruso por 1160 euros’ te van a contestar ‘pues no, mire, usted me mete si quiere en la cárcel, que ahí voy a tener cama, voy a tener comida y encima voy a seguir respirando".
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