Ropa de aspecto común, pero ignífuga, para los marines americanos
La Oficina de Investigación Naval de la US Navy desarrolla pantalones y jerséis que sustituyan a la aparatosa indumentaria anti-llamas actual.
La ropa ignífuga que se viene utilizando actualmente en el ejército consiste en aparatosos abrigos o pantalones cubiertos con sustancias que retardan la combustión. Una protección que, además, se pierde al lavar las prendas. Sin embargo, este tipo de indumentaria parece tener los días contados.
La Oficina de Investigación Naval (ONR, por sus siglas en inglés) de la marina norteamericana está trabajando en nuevos tipos de ropa que incorporan esta característica ingnífuga. El objetivo último de este proyecto es que, en el futuro, la ropa de los marines tenga esta peculiaridad añadida, lo que incrementaría notablemente la seguridad del personal en los portaaviones.
La idea es que esta ropa, aún en fase de prototipo, sea una realidad en 2014. De momento, ya se han realizado pruebas en dos portaaviones, el USS Stennis y el USS Dwight. E. Eisenhower. El director del programa TechSolutions de la ONR, Charles Ziervogel, ha comentado que “la seguridad de nuestros marineros e infantes de marina es nuestro trabajo número uno. Debemos estar siempre buscando la forma de evolucionar y mejorar el equipamiento y las herramientas de nuestros marineros”.
Estos nuevos uniformes, de secado rápido y resistentes a las llamas, destacan además por su comodidad. “Es como ponerte un jersey de tu padre y encima una armadura. No hay comparación”, comentó Gary McClure, el marinero de las Fuerzas Aéreas Navales del Atlántico que planteó la solicitud de actualización de los uniformes. “La acogida fue abrumadora”.
Secado rápido y anti-llamas
El uniforme está elaborado en una tela capaz, al mismo tiempo, de absorber la humedad y proteger del fuego, un material que aspira a reemplazar a todas las prendas de algodón distribuidas actualmente entre el personal de la marina. Esta tela es sólo uno de los cinco prototipos que están siendo evaluados por la ONR entre enero y julio de este año.
El próximo reto está en la durabilidad del tejido. Uno de los requisitos impuestos a los investigadores de este programa es que las nuevas prendas duren, al menos, una misión de seis meses en el mar con vuelos a diario. Pero el objetivo de Ziervogel y su grupo es que duren, al menos, doce meses. “Una mayor durabilidad podría representar un potencial para ahorrar costes”, ha dicho Ziervogel, “ya que los marineros comentan que los actuales uniformes de pilotaje deben ser reemplazados varias veces durante cada crucero”.
Una vez termine este periodo de pruebas, en julio, los tejidos ignífugos más apropiados pasarán a la Agencia de Logística de Defensa, donde estarán ya a disposición de los sastres de la marina.
Fuente HOY.
http://www.hoy.es/innova/investigacion/ ... 20-rc.html