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NotaPublicado: 29 Sep 2011 08:06 
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Saludos, Muchachos. Quiero iniciar una crónica acerca de los años 80 y 90 en Colombia.

De abrebocas:

Las elecciones presidenciales de Mayo de 1990, fueron atípicas, muy pocas veces en la historia mundial se ha visto que las elecciones a un cargo presidencial queden técnicamente desiertas por la muerte de casi todos los candidatos al cargo. El proceso electoral se caracterizó por la extrema violencia dirigida por la mafia del narcotráfico, en cabeza de Pablo Escobar, siendo asesinados cuatro aspirantes presidenciales de distintas orientaciones políticas: Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Luis Carlos Galán y Carlos Pizarro. Finalmente resultó elegido el candidato del Partido Liberal Colombiano, César Gaviria Trujillo.



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Coronel Valdemar Flanklin Quintero y Familia

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Carlos Pizarro Leóngómez


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Luis Carlos Galán Sarmiento

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Jaime Pardo Leal

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Bernardo Jaramillo Ossa

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José Antequera




Los hijos de la generación trágica: Colombia de los 80-90


MEMORIA Hace 22 años, cuando sus padres fueron asesinados, eran casi niños.

En 1989 quedó enterrada una generación de líderes que aspiraba a cambiar el país. En ese aciago año murieron bajo las balas de Pablo Escobar y del terrorismo: El coronel de la Policía Nacional Valdemar Franklin Quintero, un valiente policía que se enfrentó al cartel de Medellín, fue uno de los pocos hombres que se negó a ponerle precio a su conciencia y le dijo "No" al jefe del cartel de Medellín: Pablo Escobar. Una decisión que le costó la vida; José Antequera, un carismático líder de la izquierda; Jorge Enrique Pulido, un periodista que se atrevió a denunciar a la mafia; Antonio Roldán Betancur, un gobernador que les resultó incómodo a los criminales.Y por supuesto Luis Carlos Galán, el político que se convirtió en el símbolo de esa primera generación que batalló contra un crimen organizado que desafió a la democracia desde 1984, cuando asesinó al entonces ministro de Justicia, Rodrigo Lara, y que siguió sembrando su estela de sangre después con golpes certeros como los crímenes contra el periodista Guillermo Cano y los candidatos presidenciales de izquierda Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro, entre otros.

Estos fueron hombres que se enfrentaron a las 'fuerzas oscuras', que buscaban modernizar y reformar las viejas estructuras del país. Eran parte de una generación que iba a cambiar a Colombia, pero que fue herida de muerte antes de lograrlo. Sin embargo, el legado de todos ellos sigue vivo en manos de sus hijos. Eran niños o adolescentes cuando enterraron a sus padres sin entender muy bien lo que pasaba en el país. Hoy, 20 años después, son el símbolo de una sociedad que no se ha dejado doblegar por la corrupción, y son la evidencia de que las balas que mataron a la generación del 89 fueron, desde cierto punto de vista balas perdidas. Porque, como lo dijo el propio Galán, "a los hombres se les puede eliminar, pero no sus ideas".

La vindicación
Cuando Rodrigo Lara murió, el hijo que llevaba su mismo nombre tenía 8 años. Entonces sólo entendía que su padre era un hombre importante porque salía en la televisión y "que era el bueno que luchaba contra los malos". El asesinato lo alejó del país durante toda su adolescencia, mientras curó sus heridas. Estudió en Europa, pero cuando tuvo mayoría de edad se planteó el dilema de si debía concentrarse en su vida privada o volver a Colombia y tratar de incidir en el destino del país. Así lo hizo, primero como docente, después como funcionario de la Presidencia y ahora como senador. Nunca imaginó que a cada paso de su vida pública fuera a encontrar los cabos que quedaron sueltos hace 25 años. "Hombres como mi padre evitaron que Colombia se convirtiera en una narcodemocracia", dice, pues su padre se enfrentó a los narcotraficantes y defendió la extradición de estos. Por eso resulta paradójico que ahora como senador le haya tocado viajar en varias ocasiones a Estados Unidos para hablar con los jefes paramilitares extraditados para hurgar en sus versiones tratando de encontrar las verdades ocultas de la génesis de esta tragedia. "La verdad tranquiliza el alma y la apacigua", asegura.

Lara, al igual que otros, ya no recaba sólo en el crimen de su padre, sino que intenta entender qué es lo que ha pasado en este país donde por tantos años la sombra de la impunidad, del silencio y hasta del olvido, se ha tendido sobre los mártires de esa generación.

Eso es lo que piensa, por ejemplo, José Antequera. Tiene 25 años y desde hace relativamente poco despertó su conciencia social y política. En marzo prescribió la acción penal sobre el crimen de su padre y con ello prácticamente se acabaron las esperanzas de saber quién ordenó dispararle en el aeropuerto El Dorado, para frenar la carrera de uno de los dirigentes más prometedores de una izquierda pacifista y renovadora. Aunque tenía 5 años cuando su padre murió, dice: "Mi padre era un hombre excepcional en todo". Durante muchos años no se interesó por la política ni por seguir sus pasos. Pero todo el proceso de reivindicación de las víctimas de la UP y la idea de que había ocurrido un genocidio político le dieron la energía para vincularse como activista a esta búsqueda de la verdad. "Durante años no confiamos en la justicia", dice. Pero luego asumió que lo que le pasó a su papá, le había pasado a toda una generación. "Pensé que me iba a morir con el dolor de haber visto tantas muertes". Por eso su mayor esfuerzo ha sido, desde el movimiento de víctimas entender qué tipo de sociedad y de proceso político hizo posible muertes como la de su padre.

A José Antequera le pasa lo que a otros. Es tan parecido a su papá, que se ha convertido en el vivo retrato de él. Los viejos amigos lo saludan y le dicen que tiene la obligación de recoger las banderas de su padre.

Algo similar a lo que ha vivido Claudio Galán, el segundo hijo de Luis Carlos Galán, cuyo rostro evoca en cada rasgo al líder inmolado. "Mi papá era el centro de nuestras vidas y cuando murió quedamos perdidos", confiesa. Durante casi 15 años la familia se marginó de la batalla legal por esclarecer la muerte de su padre. "Nuestra prioridad era el duelo", dice. En los años 90 un fiscal había declarado cerrado el caso, y se había establecido apenas que -como dice Claudio- "Pablo Escobar fue el autor intelectual de la parte material".

Pero los jóvenes Galán, como muchos otros hijos de la generación del 89, saben bien que Escobar fue apenas una parte del engranaje de muerte que funcionó durante tantos años en el país. Y desde cuando la familia se constituyó en parte civil han luchado para que se revele quiénes, desde la política y el poder, conspiraron para frenar la carrera hacia la Presidencia de Luis Carlos Galán. "Que no se engañe al país", pide. Que el proceso por la muerte de su padre esté a punto de prescribir no atormenta a Claudio. "En todos los países la justicia ha llegado años después, pero ha llegado".

Tanto Claudio como sus hermanos están en la vida pública. El uno como concejal, el otro como senador, y él, como secretario de planeación de la Gobernación de Cundinamarca. Cada uno, a su manera, trata de mantener viva la memoria de su padre, pero creen que es necesario que Colombia no les eche tierra a los episodios dolorosos.

En esa misma línea trabajan las tres hijas de Carlos Pizarro, el dirigente del M-19 asesinado, después de dejar las armas, por quien a principios de los 90 encarnaba la metamorfosis del narcotráfico: Carlos Castaño. Claudia, María José y María del Mar estuvieron poco tiempo con su padre, pero han pasado mucha de su juventud tratando de entender las circunstancias en las que vivió y murió. Sienten que su padre ha sido reivindicado muchas veces en estos años, por ejemplo, cuando se firmó la Constitución del 91, que selló de alguna manera el proceso de paz con esa guerrilla. María del Mar dice: "Mi papá, gracias al cariño de la gente, es inmortal". Y recuerda con especial gratitud el hecho de que la Alcaldía le haya puesto el nombre de Carlos Pizarro a un colegio del Distrito.

Tanto María José como Claudia llevan ocho años reuniendo un archivo sobre Pizarro. "En ese camino nos hemos encontrado con un hombre que no conocíamos", dice María José. Hace dos años crearon una página web en memoria de su padre, y actualmente tienen vigente una exposición de fotografías de él en Barcelona.

Algo muy similar expresa Bernardo Jaramillo, hijo del líder de la UP con el mismo nombre. Bernardo era muy niño para entender por qué habían matado a su papá, pero todavía retumban en su cabeza las protestas callejeras y el llanto de sus seguidores cuando supieron que lo habían asesinado. Durante mucho tiempo hizo su duelo en soledad y silencio. Pero la realidad del país lo ha empujado hacia la vida pública y, quizá en el futuro, a la política. El momento en el que sintió ese llamado fue cuando Lucho Garzón, gran amigo de Bernardo Jaramillo, encabezó el Polo Democrático y en particular cuando ganó la Alcaldía y desde la tarima dijo que su triunfo era el fruto de la semilla que Jaramillo había sembrado años atrás. Un hombre que se separó del concepto de la combinación de las formas de lucha y que hubiese posiblemente sido fundamental para la frustrada pacificación del país.

Para el Teniente Coronel Carlos Eduardo Franklin, hijo del héroe colombiano que entregó su vida en la lucha contra el narcotráfico, Coronel de la Policía Nacional Valdemar Franklin Quintero, la memoria es algo más palpable que para otros. Cada día, con su uniforme de policía se acuerda de su padre Valdemar, asesinado a finales del 89 cuando era comandante de esa institución en Antioquia. Pablo Escobar no le perdonó su persecución y durante cinco años lo acosó. Franklin murió prácticamente solo y desamparado, acompañado apenas por un escolta, en un momento en que el Estado no había tomado conciencia de la magnitud de riesgo que implica la lucha contra el narcotráfico. Carlos Eduardo tenía 19 años en ese momento y aunque ya estudiaba para ser policía, estaba a punto de abandonar la escuela. La muerte de su padre lo hizo cambiar de decisión y pensar que si declinaba de ser policía, ese sacrificio habría sido en vano. "Tuvieron que morir ellos, en esos años para que la sociedad entendiera qué era lo que estaba pasando", dice.

Idea que comparte Lina María Pulido, hija del sacrificado periodista Jorge Enrique Pulido. Aunque el asesinato de su padre la cogió con apenas 6 años y viviendo fuera del país, todavía recuerda que en el avión de regreso a Bogotá su mamá intentaba explicarle la muerte. También recuerda como un alivio el día que murió Escobar. "Qué bien que el villano ya no tenga licencia para matar", pensé. Le ha tomado muchos años entender la magnitud de la violencia en Colombia y comprender que es apenas una víctima entre las muchas que hay en el país. Aunque quiso seguir sus pasos como periodista, desistió muy temprano. "No hay la honradez ni el valor con el que trabajó mi papá", dice. Eligió las relaciones internacionales y aunque todavía reside en el extranjero, ha agudizado mucho más su interés en Colombia y en especial en los temas que atañen a la verdad y la justicia. "Viví mucho tiempo en Alemania y pudeme dar cuenta de que todavía nos falta mucho por hacer en cuanto a reparación a las víctimas".

Lugares comunes

Un policía, un periodista, un guerrillero y varios políticos que pensaban diferente, de clases sociales distintas y que habían vivido de manera peculiar sus vidas, tenían en común su oposición a la mafia, la fe en la justicia y el deseo de pacificar el país. Ellos murieron, y ahora sus hijos, 20 años después, tienen en común la marca de la orfandad. Desde orillas distintas, todos están luchando por un mismo objetivo: que por fin se acaben las mafias, que haya justicia y que se pacifique el país.

Todos han tenido la oportunidad de estudiar, conocer el mundo y entender la muerte, no como una tragedia personal, sino como el resultado de la convulsionada historia política de Colombia. Pero saben que las 'fuerzas oscuras' que les arrebataron a sus padres siguen vigentes.

"El narcotráfico se ha transformado y sofisticado y ha penetrado más al país", dice Claudio Galán. No obstante, varios comparten la idea del joven Rodrigo Lara de que "el Estado es ahora materialmente más fuerte" para la lucha contra las mafias. Eso lo puede constatar, por ejemplo, el teniente coronel Franklin, quien se lamenta de los pocos recursos que tuvo su padre y el poco acompañamiento que pudo darle el Estado, comparado con lo que hoy tienen los policías.

Los hijos de la generación del 89 vivieron durante la década de los 90 el duelo individual, a veces desde el exilio o en el ostracismo. Pero hoy todos asumen la lucha por la verdad y la justicia como un asunto colectivo y social. "Es Colombia la que se ha quedado huérfana", dice María José Pizarro. Por eso no piensan en ellos, sino en el país. "En Colombia las cosas no están mejor ni peor, sino diferentes. Pero me asombra la falta de compromiso de la gente", se lamenta Lina María Pulido, quien cree que para la dimensión de la violencia vivida, todavía no hay conciencia de la necesidad de reparar a las víctimas.

Casi todos le reclaman al país su desmemoria. "Muchos que lucharon con mi padre se resignaron a que la oligarquía siga haciendo y deshaciendo", dice, con desazón, Bernardo Jaramillo, quien también lamenta el "pobre desempeño de la justicia" en todos estos años.

Estos jóvenes ven aterrados cómo el hilo conductor del narcotráfico y el terrorismo ha permanecido desde la muerte de sus padres hasta ahora. Hay nombres asociados a los crímenes del 89 que volvieron a aparecer en el proceso 8.000 y que siguieron vigentes durante toda la era de poder paramilitar y ahora, con la para-política. Y que los tentáculos de la mafia en muchos lugares siguen vigentes.

Por eso se han convertido en guardianes de la memoria. Porque así como las fuerzas oscuras del pasado resurgen como zombies en el presente, ellos creen que deben enfrentarse como lo hicieron sus padres. Sin odio ni resentimiento. Quizás estos jóvenes, por cuyas venas corre sangre de líderes, pongan su grano de arena para que la generación del 89 no haya sido sacrificada en vano.

Tomado de Semana.Com
http://www.semana.com/nacion/hijos-gene ... a/127457-3

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Dios Y Patria

"No me desenvaines sin necesidad, no me guardes sin honor"

Entre hombres de uniforme, las virtudes militares se tienen que cultivar, hasta hacerlas parte de su propia personalidad. No se puede concebir un soldado, que no posea las cualidades, que día a día cultivan en filas. El valor, la lealtad, la moral y la disciplina son inherentes al hombre o mujer de uniforme, la iniciativa su rasgo característico.


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NotaPublicado: 29 Sep 2011 08:25 
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LOS ASESINATOS


"Que no maten gente humilde": Coronel Franklin Q.

ESTA FRASE SE le escuchaba con frecuencia al ex comandante de la Policía Antioquia. Este año se conmemoraron 22 años del asesinato de quien se caracterizó por su frentera forma de luchar contra las distintas expresiones de violencia y el crimen organizado.

A las seis y 18 minutos de la mañana de ese terrible 18 de agosto de 1989, la esquina de la avenida 80 con carrera 48 se estremeció con una lluvia de balas que acabaron con la vida del coronel Valdemar Franklin Quintero, comandante de la Policía de Antioquia.

En los ocho meses anteriores, Franklin Quintero había demostrado que el Estado no estaba arrodillado frente a la violencia del narcotráfico y había emprendido una lucha directa contra cualquier organización delictiva que funcionaría en Antioquia.

De esa forma, logró la captura del hijo de Gonzalo Rodríguez Gacha, alias 'El Mexicano', incautar laboratorios a lo largo y ancho de Antioquia y combatir las principales bandas de sicarios que operaban en el departamento.

Eso lo convirtió en un blanco de los grupos criminales. Repetidas fueron las amenazas que llegaron a su despacho, pero Franklin Quintero fue un hombre valiente, y después de cada amenaza, respondía con más actividad policial.

Sin embargo, sabía que lo iban a buscar. Por eso dio la orden directa de no tener más escoltas que un agente y un conductor. "No quiero que maten a gente humilde", repetía con regularidad.

El hombre
Pero ante todo, el coronel era un hombre de familia, buen esposo de Leonor Cruz viuda de Franklin y padre amoroso de Carlos Eduardo, Claudia y Ricardo, recuerdan sus familiares y allegados.

Días antes de su asesinato, EL COLOMBIANO publicó, en el Día del Padre, un perfil sobre la vida familiar de este recordado policía.

En la nota se destacaba ante todo el tono sagrado que tenía su familia para él y que la rigidez de su condición de Comandante se acababa apenas pisaba la primera baldosa de su casa.

Pero había dos cosas que por esos días preocupaban al coronel Franklin Quintero: su seguridad y el estado de gravedad de la sociedad colombiana.

"Uno vela siempre por la seguridad en el campo social, fuera de su casa. Y es poco lo que se preocupa por su propia seguridad. Yo intento darles a mis hijos la seguridad que puedo brindarles como padre, pero entiendo que tampoco uno puede distraer muchos esfuerzos en su propia familia cuando ve tantas necesidades en el campo social", afirmó en ese entonces.

Veinte años después
Ese mismo 18 de agosto, por la noche, el candidato presidencial Luis Carlos Galán, fue asesinado. "Colombia se deshace", fue el titular de este diario. Leonor recuerda que por esos días, el último recurso fueron las imágenes de Jesuscristo, para su seguridad.

"Él guardaba en los bolsillos las imágenes de los santos y de la Virgen que le regalaban y me decía muchas veces, 'Leíto', si Jesús no me protege, no me protege nadie", dijo la viuda en una entrevista concedida a un diario de circulación nacional.

Ahora Leonor vive en Londres, donde reside después del crimen. En Colombia, varias escuelas llevan su nombre, recordando al oficial que entregó su vida por la seguridad de los antioqueños.

"Para que uno pueda ser un verdadero padre, orientador de sus hijos basta darles un buen ejemplo, mantener la familia unida y enseñarles que la defensa de uno está en la inteligencia y no en las armas", fue el mensaje final de aquel perfil.

Hoy, 20 años después, su crimen sigue en la impunidad y el único acusado, también está muerto: Pablo Escobar Gaviria.

Contexto


Un crimen que sigue impune

Por el crimen del coronel Valdemar Franklin Quintero no hay una sola captura realizada. Hasta ahora, solo se ha hecho una orden de captura en contra del extinto jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria.

Durante los procesos de investigación se ordenó la captura en contra de varias personas, pero fueron dejadas en libertad por no encontrar evidencias para involucrarlos.

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"No me desenvaines sin necesidad, no me guardes sin honor"

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NotaPublicado: 29 Sep 2011 11:13 
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Rodrigo Lara Bonilla La muerte que desató al infierno

(Neiva, 11 de agosto de 1946 — † Bogotá, 30 de abril de 1984) fue un político y abogado colombiano que ocupó el cargo de Ministro de Justicia dentro del gobierno de Belisario Betancur, donde se caracterizó por perseguir a los narcotraficantes del Cartel de Medellín, dirigidos por Pablo Escobar. En 1984 fue asesinado en el norte de Bogotá por subordinados de Escobar. Su muerte representó el inicio de una guerra sin cuartel entre el Estado y los grupos de narcotraficantes, que se extendería por más de una década. Su vida y asesinato fueron novelados por el escritor Nahum Montt en el libro Lara.

Sus inicios

Nacido en Neiva, capital del departamento del Huila, estudió derecho en la muy prestigiosa Universidad Externado de Colombia. Años después se unió al partido Movimiento Revolucionario Liberal, fundado y dirigido por el ex presidente liberal Alfonso López Michelsen. En 1969, con sólo 23 años de edad, fue nombrado alcalde de su ciudad natal. Ejerció cargos diplomáticos en París, para regresar a su país y tener una ascendente carrera política, siendo elegido concejal, diputado, representante a la Cámara y Senador de la República.

Ministro de Justicia

En agosto de 1983, Lara, quien pertenecía al Nuevo Liberalismo creado por Él y Luis Carlos Galán, es nombrado por el Presidente de la República Belisario Betancur como Ministro de Justicia. Lara Bonilla ya venía con una lucha frontal contra los carteles de la droga, sobre todo el de Medellín, que era liderado por Pablo Escobar. Igualmente cuestionó el puesto de suplente de la cámara de Escobar, demostrando su vínculo con el negocio de narcóticos y la infiltración de los dineros del narcotráfico en el deporte. Esto desencadenó en una trampa montada por algunos políticos, narcotraficantes y periodistas quienes se veían en peligro por el gran crecimiento de Lara Bonilla en el Gobierno y sobre todo en la lucha contra el narcotráfico. El Presidente Betancur mantuvo a Lara en su cargo.

Escobar intenta defenderse vinculando a Lara con el capo Evaristo Porras del Cartel del Amazonas pero Lara negando el vínculo desacredita a Escobar destapando más sus actividades delictivas. Escobar fue expulsado del congreso y su visa a Estados Unidos cancelada.

El ministro revivió viejos procesos penales contra Escobar y otros capos, como Carlos Lehder; ordenó el decomiso de centenares de avionetas y de propiedades, que eran presuntamente utilizadas para la producción y distribución de sustancias alucinógenas. Mientras en el Congreso se discutía la aprobación de la extradición, los capos buscaron solucionar sus problemas eliminando a su nuevo enemigo, el ministro de justicia Lara Bonilla.

Muerte

Sólo 8 meses después de ocupar la cartera de justicia, Rodrigo Lara Bonilla muere abaleado dentro de su auto, la noche del 30 de abril de 1984 en la Calle 127 que fue bautizada como Avenida Rodrigo Lara Bonilla en su honor ubicada en el norte de Bogotá, a manos de un sicario enviado por Escobar con el nombre de Bayrón Alexander Velázquez menor de tan sólo 17 años de edad es capturado en el lugar donde ocurrió el crimen mientras que su compañero es muerto por la escolta del ministro (Velasquez manejaba la moto mientras que su compañero quien disparó contra el Ministro fue a quien abatieron). Sólo se produjo una condena por el asesinato del Ministro, siendo este otro de los tantos asesinatos que han quedado impunes en Colombia.

Consecuencias

Luego de la muerte de Lara Bonilla, el gobierno de Betancur aprobó de inmediato la ley de extradición, e inició una guerra contra las mafias, que AUN no ha terminado en Colombia.

Después de su muerte, su hermana, hizo declaraciones juramentadas en el año 1984 donde aseveraba que el hoy ex-presidente Álvaro Uribe Vélez y su padre Alberto Uribe Sierra estaban vinculados con el narcotráfico, ya que un helicóptero presuntamente de propiedad del fallecido padre de Uribe fue capturado ese año en Tranquilandia, gran complejo de laboratorios de cocaína. En el mismo sentido, el asesinado Coronel Jaime Ramírez, declaro bajo la gravedad de juramento, haber oído decir al Ministro sobre el peligro que corría su vida, pues los propietarios de las aeronaves encontradas en Tranquilandia estaban muy incómodos y temía que cualquier cosa que contra su vida ocurriera, podía venir de ese sector del narcotráfico.

La revelación de estas declaraciones en el año 2007 por periodistas del Nuevo Herald de Miami provocaron la renuncia del hijo homónimo de Rodrigo Lara como zar anticorrupción del gobierno Uribe. Rodrigo Lara Restrepo dijo que el secretario de presidencia Cesar Velásquez y el asesor presidencial José Obdulio Gaviria le habían ocultado información sobre la muerte de su padre al no proporcionarle el contenido de un mensaje enviado por el periodista del Nuevo Herald. En el año 2009 Rodrigo Lara restrepo y los hijos del fallecido Luís Carlos Galán anunciaron a los medios su perdón a Sebastian Marroquin (Juan Pablo Escobar), hijo del fallecido Pablo Escobar quien a su nombre pidió disculpas por el daño hecho por el narcoterrorismo al país en sus dos decadas (curiosamente Lara Restrepo a diferencia de los Galan habia jurado antes venganza al igual que el hijo del capo).


Luis Carlos Galán Sarmiento El Presidente que no fué: La muerte de la esperanza.

(Bucaramanga, 29 de septiembre de 1943 — Bogotá,18 de agosto de 1989), fue un abogado y político colombiano, candidato a la presidencia de Colombia en dos ocasiones por el Partido Liberal Colombiano y en una ocasión por el movimiento Nuevo Liberalismo (movimiento político fundado por él, disuelto cuando regresó al partido liberal), destacado por su apoyo popular (pese a carecer de suficiente ayuda política); y por su contribución en la democratización interna de los partidos colombianos.
A través del periodismo se dio a conocer entre la clase dirigente del país, siendo "adoptado" por el ex presidente Carlos Lleras Restrepo como su heredero político e intelectual; éste, siendo aún presidente, nombró a Galán en su primer cargo público, como miembro de la delegación colombiana a la Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo, en Nueva Delhi en 1969. Al año siguiente el nuevo presidente, Misael Pastrana, lo designó como ministro de Educación, cargo en el que permaneció hasta 1972, cuando pasa a la embajada de Colombia en Italia, durante cuatro años más.

En 1976 regresa al país para apoyar la candidatura reeleccionista del ex presidente Lleras, y se hace elegir concejal del municipio de Oiba, en Santander, en donde empezó sus carrera política y se dio a conocer en este pueblo nació el fundador del partido liberal de Colombia Vicente Azuero Plata. En las elecciones de 1978 obtiene un escaño para el Senado en representación de su departamento. Por ese entonces Carlos Lleras anuncia su retiro de la política y sus seguidores ven en Galán al líder que puede llevar al éxito las intenciones de renovación que tenía Lleras para el Partido y su programa político para el país; es así como en 1979 funda el movimiento Nuevo Liberalismo como una disidencia interna del partido liberal. En 1980 y bajo el lema de "Bogotá pertenece a todos sus habitantes" obtiene una abrumadora votación para el Concejo de la ciudad capital, convirtiéndose en un líder de talla nacional. En 1982 Galán participó en la contienda electoral para Presidente de la República, luego de que la convención liberal llevada a cabo hacía un año hubiera cerrado las puertas al debate entre Galán y el candidato elegido, el ex presidente Alfonso López Michelsen. En las elecciones, Galán solo alcanza el tercer lugar, detrás del ganador Belisario Betancur y del ex presidente López. Los resultados sin embargo beneficiaron al Nuevo Liberalismo, que concurrió como partido independiente. Para las elecciones de 1986 Galán decide retirar su candidatura y favorecer la unión liberal en torno a Virgilio Barco, quien resultó ganador con una aplastante mayoría. En 1987, con la mediación del ex presidente Julio César Turbay, Galán regresó al partido liberal colombiano (PLC) para participar en una consulta popular que definiría al candidato del partido para las elecciones de 1990. Galán fue influenciado por la forma de ser de Jorge Eliécer Gaitán a quien siempre admiró por su transparencia y su forma directa de decir las cosas.


Asesinado durante su última campaña electoral por personas dirigidas por Pablo Escobar, jefe de la mafia de la droga en Colombia. En junio de 2006 se inició un juicio contra Alberto Santofimio Botero, quien fue hallado culpable de ser el autor intelectual de su asesinato. En octubre de 2008 Santofimio fue dejado en libertad en decisión de segunda instancia.1 Sin embargo, el 31 de agosto de 2011, la Corte Suprema de Justicia de Colombia ordenó su recaptura al revocar el fallo que había anulado la condena original; Santofimio enfrenta ahora una sentencia de 24 años de cárcel por la autoría intelectual del asesinato de Luis Carlos Galán.
Luego de recibir varias amenazas, Galán sale ileso de un atentado en Medellín cuando se disponía a dar una conferencia en la Universidad de Antioquia, el atentado consistía en un rocket lanzado por sicarios al servicio de Escobar el cual no fue lanzado por la denuncia de una ciudadana quien vio el movimiento sospechoso. En el fallido atentado se destacó el oficial de policía Valdemar Franklin Quintero quien inmediatamente llevó a Galan de vuelta al Aeropuerto Olaya Herrera. Quintero es asesinado poco después por ordenes de Escobar.

Posteriormente Galan es herido mortalmente en un mitin electoral el 18 de agosto de 1989, en Soacha, Cundinamarca. Fue llevado a Bogotá al hospital de Kennedy al sur de la capital donde a pesar de los múltiples esfuerzos médicos murió [19]. En este magnicidio también muere el concejal de Soacha Julio Cesar Peñalosa Sánchez quien se encontraba al lado derecho de Galán al momento del atentado quien fue impactado de un disparo mortal en la cabeza y también Santiago Cuérvo, miembro de la escolta de Galán, tercero en recibir los impactos de bala y quien muere días después.

Inicialmente fueron inculpados por este magnicidio Alberto Hubis Hazbún y otras cuatro personas. Sin embargo fueron absueltos por la justicia y dejados en libertad tras 42 meses de cárcel. Tras declaraciones hechas por el confeso narcotraficante Jhon Jairo Velásquez Vásquez (alias "Popeye"), la fiscalía investigó al también político Alberto Santofimio Botero, quien inicialmente, (en sentencia de primera instancia que fue apelada) fue declarado autor intelectual y condenado a 24 años de prisión por el magnicidio. [20] En octubre de 2008 Santofimio fue dejado en libertad, tras permanecer tres años y cuatro meses en prisión, al no encontrarse pruebas contundentes que lo vincularan con el asesinato, según lo determino el Tribunal Superior de Cundinamarca.1

Para ese momento de su muerte todas las encuestas auguraban la victoria de Galán en la consulta popular. En las elecciones presidenciales de 1990, con amplia ventaja (más del 60% a su favor). César Gaviria, jefe de debate en la campaña de Galán, fue designado su sucesor y fue finalmente vencedor en las elecciones.



Carlos Pizarro Leongómez, el exguerrillero y Opcionadísimo candidato presidencial que quería construir país...

Cartagena de Indias, 6 de junio de 1951 - † Bogotá, 26 de abril de 1990), fue un guerrillero colombiano, lider de la guerrilla del Movimiento 19 de abril (M-19). Tras dejar las armas, firmar la paz con el gobierno y reintegrarse a la vida civil, aspiró a la presidencia de Colombia. Pizarro fue asesinado el 26 de abril de 1990 siendo candidato presidencial por la Alianza Democrática M-19, movimiento político que surgió del grupo guerrillero M-19 tras su desmovilización. Fue asesinado por órdenes de Carlos Castaño Gil, jefe de las entonces Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU).

Carlos Pizarro Leongómez fue hijo del Almirante de marina Juan Antonio Pizarro y de Margoth de Pizarro y tuvo cuatro hijos: Claudia (hija de crianza), Maria José, Maria del Mar y Carlos Andres, este último hijo póstumo. Carlos era hermano de Juan Antonio Pizarro Leongómez, empresario; Eduardo Pizarro Leongómez, profesor y catedrático universitario; Hernando Pizarro Leongomez, que fue tambien guerrillero y Nina Pizarro Leongomez, que se ha dedicado a liderar proyectos cooperativos para la mujer.

En 1968, se enroló en las filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a la edad de 17 años. Sin embargo, debido a discrepancias con los altos mandos del grupo, decide desertar a finales de 1973 y junto a Jaime Bateman, Álvaro Fayad "el turco", Luis Otero Cifuentes, Vera Grabe y otros crean el Movimiento 19 de abril (M-19).1

El M-19 se definía como guerrilla urbana, nacionalista, bolivariana y socialdemócrata. En un acto clandestino, el 20 de enero de 1974 el M-19 roba de la Quinta de Bolívar en Bogotá, la espada del Libertador, la cual se convierte en el símbolo de lucha bajo la consigna "Bolívar, tu espada vuelve a la lucha".

Otro acto fue el robo de 5.000 armas del Ejército en el norte de Bogotá, el asalto al Cantón Norte, pero la persecución desatada durante el gobierno de Julio César Turbay causó violaciones a los Derechos Humanos y el encarcelamiento de casi todos sus líderes.


Durante el Gobierno del presidente colombiano Julio César Turbay, fue capturado el 14 de septiembre de 1979 en Alto de Nogales, Santander junto a su primera compañera, llevado a Cimitarra donde fue sometido a torturas y luego es trasladado a la Cárcel de La Picota de Bogotá, lugar donde estaban sus compañeros de lucha y grupo. Permanece detenido tres años donde asimismo es juzgado por el Consejo Verbal de guerra, junto con más de 150 compañeros. No obstante, salen libres en 1982 a principios del gobierno de Belisario Betancur tras aprobarse por mayoría absoluta en el Congreso, la ley de amnistía.

En 1983 tras acogerse a la amnistía decretada por Belisario Betancur, viaja a Cuba. Después de la amnistía, Pizarro continuó sus acciones guerrilleras insistiéndole al gobierno en el establecimiento de un diálogo de paz. Después de la muerte de su amigo y compañero Jaime Bateman en un accidente de aviación, asume el mando del grupo.


El 24 de agosto de 1984 se firman los Acuerdos de Corinto, luego de un atentado que el sufriera durante una emboscada del Ejército (junto a otra hecha a su compañero Iván Marino Ospina) en el que salió herido junto a su segunda compañera. A pesar de la intención de dejar las armas, Pizarro dirige nuevos combates contra el ejército después de que este atacara a sus principales cabezas amnistiadas o en tregua y el campamento también en tregua en Yarumales.[cita requerida]

A principios de 1985 como segundo comandante, Pizarro anuncia rota la tregua y el reinicio de operaciones de la guerrilla. El 6 de noviembre de ese mismo año, Álvaro Fayad, como comandante supremo, ordenó la toma del Palacio de Justicia en Bogotá y el secuestro de los magistrados de los altos tribunales. El objetivo de la toma era el juzgamiento del presidente por incumplir los acuerdos de Corinto. El gobierno, ignorando las peticiones del grupo, ordena al Ejército atacar el edificio, luego de lo cual no sobrevivieron los guerrilleros ni los rehenes. No se han esclarecido los sucesos de dicha toma y retoma.


En enero de 1986 junto con el grupo Quintín Lame, el movimiento revolucionario Tupac Amaru en Perú y el Alfaro Vive Carajo en Ecuador y Tupamaros en Uruguay se funda el Batallón América. Luego reúne a la dirección nacional del M-19, para estudiar los derroteros a seguir.

También fue testigo de la masacre de Tacueyó, no como victimario ni víctima sino como observador siendo hermano de Hernando Pizarro, uno de los comandantes del Comando Ricardo Franco Frente-Sur.

Después participa en la fundación de la Coordinadora Guerrillera Nacional o también llamada Simón Bolívar donde se planeó un frente común para las negociaciones de paz con el gobierno de Virgilio Barco. Algo que caracterizo a Pizarro fue el respeto por el enemigo, cosa que inculcó a las filas del grupo; por ejemplo en la toma del municipio de Herrera rindió honores a los militares que murieron en esa acción.

Proceso de paz y creación de la Alianza democrática M-19

Tras el debilitamiento del M-19, Pizarro ordena el secuestro del líder conservador Alvaro Gómez Hurtado, para la liberación de este, Pizarro presenta un pliego de 11 propuestas, entre ellas un cese al fuego, una cumbre de Salvación Nacional y una Asamblea Nacional Constituyente. Durante el cautiverio de Gómez, hubo un intenso intercambio de cartas entre el comandante y el dirigente. Una vez liberado Gómez, la cumbre se llevó a cabo sin la participación de este, en esa cumbre se reunieron sectores de la Iglesia Católica, políticos, de derechos humanos, gremios económicos y sindicalistas, todos coincidieron en criticar la nefasta actitud del gobierno y los militares.

El 1 de septiembre de 1988, el Presidente Virgilio Barco anunció la Iniciativa para la Paz, llamando a los alzados en armas a reincorporarse a la vida civil, lo cual se da por hecho en los primeros acercamientos al Proceso de paz, los cuales terminan en marzo de 1990, tras varios meses de negociación, el M-19 se despide públicamente de las armas en el caserío de Santo Domingo, Cauca. Allí se concreta el proceso de paz y posteriormente la creación de la Alianza democrática M-19.

Candidatura a la Presidencia 1990 y asesinato


Pizarro planteaba una política nacionalista en la cual la solución de los problemas del país partiera del estudio de la realidad colombiana, siguiendo los lineamientos bolivarianos respecto a una patria latinoamericana con la participación popular y en la que haya equidad social y económica. La política de Pizarro se centraba en la democracia entendida como la tolerancia y el respeto al pluralismo ideológico.4 Además Pizarro fue conocido como el "Comandante Papito" por su galanura y buen rostro.

Desde su primer día en la vida civil, Pizarro se encontraba con el país, con todas las clases sociales, en las encuestas el M-19 gozaba de gran popularidad, Pizarro convocaba al pueblo bajo el lema de su candidatura primero a la Alcaldia de Bogotá y despues a la Presidencia para el periodo 1990-1994 "Entre todos cambiaremos la historia de Colombia, palabra que sí". Durante la corta campaña, en una locución televisada, Carlos Pizarro concluía:

"Ofrecemos algo elemental, simple y sencillo: que la vida no sea asesinada en primavera"

Como candidato desmovilizado del grupo guerrillero M-19, Pizarro recibió amenazas de atentados. Según la Revista Semana, Pizarro era uno de los hombres más custodiados de Colombia.



El 26 de abril de 1990 Pizarro tomaba un vuelo a Barranquilla durante la campaña presidencial siendo acompañado por su esposa Laura García y escoltas proporcionados por el DAS, al abordar el vuelo, un sicario paramilitar llamado Gerardo Gutiérrez Uribe alias "Jerry"6 logró ingresar al mismo avión y en pleno vuelo tras levantarse al baño, sacó una ametralladora y disparó varias veces al candidato siendo herido de gravedad. El sicario fue neutralizado por los escoltas (aunque se cree también asesinado por un compañero que lo haría escapar) y Pizarro es llevado a la clínica de Cajanal. Tras los esfuerzos médicos, Pizarro murió horas después. Uno de los autores intelectuales fue el ex jefe paramilitar Carlos Castaño de las desmovilizadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Su crimen nunca fue totalmente esclarecido e inicialmente se le atribuyó a Pablo Escobar; no obstante años más tarde el crimen sería confesado por paramilitares de las AUC, ejército ilegal armado, sin que se conocieran con claridad las personas y hechos que rodearon el asesinato.

Tras su muerte una multitud colmó la carrera séptima de Bogotá con dirección a la Plaza de Bolívar al grito de "Comandante Pizarro. ¿Hastá cuándo? Hasta siempre".7

Investigaciones

En enero de 2010, el procurador delegado de asuntos penales Gabriel Jaimes,8 represantando a la Procuraduría General de la Nación (Colombia) afirmó que el ex director de inteligencia del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), organismo de inteligencia de Colombia, Alberto Romero Otero y el detective Jaime Ernesto Gómez tenían responsabilidad con el asesinato de Pizarro.5 La Procuraduria pidió a la Fiscalia General de la Nación que investigara a Romero. Romero declaró no tener relación con el asesinato,9 pero aceptó haber sido contactado por el ex jefe paramilitar Carlos Castaño varias veces bajo el pseudónimo "Alekos" para entregarle información sobre atentados. Existen inconsistencias en cómo miembros del DAS y el sicario lograron introducir armas al avión y cómo el sicario fue ultimado dentro del avión tras haber sido desarmado por la fuerza.10 Todavía quedan muchos interrogantes en torno al asesinato del líder de la Alianza Democrática M-19, jamás por ejemplo se hicieron pruebas de balística sobre los múltiples impactos en el cuerpo de Pizarro.


Crimen de Carlos Pizarro fue declarado de lesa humanidad


Redacción elcolombiano.com | Publicado el 21 de abril de 2010

El homicidio de Carlos Pizarro Leongómez fue declarado un crimen de lesa humanidad por parte de un fiscal de Derechos Humanos y DIH.

El fiscal consideró que este hecho reunía las características para esa connotación y con esta razón no prescribirá el caso.

Así mismo se argumentó es que este hecho hizo parte de un plan ejecutado con conocimiento y de forma sistemática en contra de dirigentes de izquierda por grupos de autodefensas.

Pizarro, candidato presidencial de la Alianza Democrática M-19, fue asesinado el 26 de abril de 1990, cuando viajaba en un vuelo hacia Barranquilla, donde cumpliría actividades propias de la campaña.

El autor material del crimen, Gerardo Gutiérrez Uribe, fue abatido en la misma aeronave por uno de los escoltas del ex jefe del desmovilizado grupo M-19.

Por el crimen fueron condenados los hermanos Vicente y Carlos Castaño Gómez, ex jefes de las Autodefensas Unidas de Colombia.

Genocidio de la UP: Crímen de estado, 4000 Víctimas impunes

Jaime Pardo Leal

Fue un abogado y político colombiano. Nació el 28 de marzo de 1941 en Ubaque (Cundinamarca). Asesinado el 11 de octubre de 1987 en La Mesa, (Cundinamarca). Realizó estudios superiores en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Colombia. Durante esta etapa fue un activo dirigente estudiantil y de la JUCO (Juventud Comunista Colombiana). Fue Juez, magistrado del Tribunal Superior de Cundinamarca y candidato a la Corte Suprema de Justicia. Fundador de la Asociación Nacional de Empleados de la Rama Judicial (ASONAL-Judicial), organización sindical de la que fue su primer presidente. Se caracterizaba por su humor y su carácter extrovertido.[cita requerida] Como miembro del Comité Central del Partido Comunista Colombiano fue impulsor de la Unión Patriótica (U.P.), de la cual fue su primer candidato presidencial para las elecciones de 1986 logrando 320.000 votos, cifra record para la izquierda colombiana de la época.

Pardo Leal denunció alianzas de la clase política con el narcotráfico y el paramilitarismo. Su asesinato es parte del genocidio político que se desató contra los integrantes de la Unión Patriótica que en ese momento contabilizaba 471 de sus miembros asesinados desde 1985. La Comisión Intereclesial de Justicia y Paz afirma que más de 4.000 miembros de dicha organización política murieron en las dos décadas siguientes.

La guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) nombraron al Frente 51 en su honor.


Bernardo Jaramillo Ossa
(*Manizales, 2 de septiembre de 1956 - † Bogotá, 22 de marzo de 1990) político colombiano nacido en Manizales. Importante dirigente agrario en el Urabá antioqueño, era militante del Partido Comunista Colombiano, y asumió la presidencia de la Unión Patriótica después de la muerte de Jaime Pardo Leal en 1987.

Bernardo Jaramillo Ossa nació en el seno de una familia humilde de Manizales. No se conoce mucho de su vida pero se sabe que en su juventud entendió los problemas de pobreza que vivían varias personas a su alrededor, funda un restaurante popular cuando estaba en secundaria, y más tarde se graduó en Derecho y Ciencias Políticas.

En la Unión Patriótica

Jaramillo Ossa se unió a la UP una vez que fue fundada en 1985 y más tarde en las elecciones de 1988 ocupó el escaño de Senador de la Republica a la vez que tras el asesinato de Jaime Pardo Leal asume la presidencia de la UP.

Intentó darle una mayor amplitud a la UP, acusada por sus críticos de ser un brazo político de las FARC. Jaramillo Ossa hizo esfuerzos por vincular dicho movimiento a la Internacional Socialista, lo que le valió el sobrenombre de "perestroiko". Criticó duramente a las FARC sobre todo por su politica de "la combinación de todas las formas de lucha" aunque a la vez mantenía el apoyo de conseguir la paz con la guerrilla para lo que exigía el fin de los grupos paramilitares quienes ya habían asesinado para esa época a más de 300 militantes del movimiento, otro asunto también denunciado a todos los medios. Tras la muerte de Luis Carlos Galán,del partido liberal, personaje que admiraba, es elegido candidato presidencial para el periodo 1990-1994 y obtiene una popularidad casi igual de grande que la del asesinado caudillo liberal. Posteriormente Jaramillo planeaba una alianza con Carlos Pizarro Leongómez, desmovilizado líder del M-19 y también candidato a la Presidencia.


Siendo candidato presidencial por la UP fue asesinado en Bogotá el 22 de marzo de 1990. Jaramillo se encaminaba junto a su compañera Mariela Barragán y varios escoltas del DAS al Terminal Puente Aéreo de la ciudad de Bogotá, a pesar de haber recibido amenazas de muerte y tras no ponerse su chaleco antibalas, una vez en el terminal aéreo esperarían su vuelo con destino a Santa Marta donde tomaría vacaciones. Un joven sicario paramilitar llamado Andrés Arturo Gutiérrez Maya lo esperaba y mientras estaba él al frente de una farmacia, el sicario sacó una Ametralladora Mini Ingram 380 y disparó contra el candidato; herido en brazos de su compañera pronunció tres frases:

1. Mi amor no siento las piernas
2. Estos hijueputas* (sic) me mataron, me voy a morir.
3. Abrazame y protegeme

Bernardo Jaramillo en su agonía.

Tras ser llevado al automóvil perdió el conocimiento y fue llevado a la clínica de La Policía (calle 26 Bogotà) y antes de ser llevado al quirofano murió tras una demora en el ascensor de la clínica.

Su crimen aún no está completamente esclarecido aunque inicialmente se culpó a Pablo Escobar de ser el autor intelectual, esto fue desmentido por el capo quien en un comunicado declaraba sentir respeto por Jarramillo Ossa ya que era enemígo de la extradición. Después fueron condenados por el hecho Carlos Castaño Gil y su hermano Fidel. Fue uno de los miles de asesinatos y desapariciones que sufrieron los integrantes de la UP. Gutiérrez Maya, el sicario que había asesinado a Jaramillo fue asesinado días más tarde.

Durante el sepelio de Bernardo Jaramillo en Manizales y uno simbólico en Bogotá, la multitud lloró, aplaudió y cantó «por ésos muertos, nuestros muertos, exigímos justicia»! A Bernardo Jaramillo lo llamaban cariñosamente Garfield por los bigotes similares al gato aquel, también era cariñosamente llamado "el bizcocho" (hombre apuesto). Al paso del ataúd de Bernardo Jaramillo; parlantes a todo volumen recordaban el tango de Carlos Gardel y Alfredo LePera, «Volver, Volver» que era la melodía preferida de Bernardo Jaramillo.

Después del asesinato de Jaramillo Ossa y muchos otros cuadros, la dirigencia de la Unión Patriótica pasó a la social-democracia-cristiana y junto con otras tendencias hizo parte del Frente Social y Polìtico, que luego se uniría al Polo Democrático.


José Antequera

José Antequera (1964 - 3 de marzo de 1989) fue un político colombiano de izquierda, asesinado en Bogotá a finales de los años 1980.

Biografía

Hijo del abogado penalista Augusto Antequera, José Antquera estudió en la Universidad del Atlántico de la ciudad de Barranquilla, donde desarrolló actividades políticas como secretario general de la Juventud Comunista Colombiana, JUCO, y presidente de la Unión Nacional de Estudiantes de Colombia, UNEC.

Se trasladó luego a Bogotá, donde fue dirigente nacional de la Unión Patriótica y secretario nacional del Partido Comunista Colombiano tras la muerte de Teófilo Forero. Fue cercano a Bernardo Jaramillo Ossa, candidato presidencial de la UP asesinado en 1990. El 3 de marzo de 1989 Antequera fue asesinado en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá, en el que a su vez resultó herido el entonces precandidato Ernesto Samper.

Como consecuancia de su asesinato, se suspendieron las diálogos de Tlaxcala en México, entre las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, el Ejército de Liberación Nacional y el Ejército Popular de Liberación con el Gobierno de Colombia.

En la actualidad cursa un proceso en la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el genocidio contra la Unión Patriótica.

LIDERES, ABOGADOS, MAGISTRADOS Que se opusieron a que Colombia fuera una narcodemocracia... y murieron en el intento

Enrique Low Murtra (Bogotá, 23 de marzo de 1939, 30 de abril de 1991) fue un economista y abogado colombiano (hijo de padre alemán y madre española), quien se desempeñó como Ministro de Justicia entre septiembre de 1987 y julio de 1988, durante el mandato ejercido por el presidente liberal Virgilio Barco Vargas (1986-1990)

Destacado alumno del Gimnasio Campestre de Bogotá y egresado de la Universidad Nacional de Colombia en 1961, realizó estudios en la Universidad de Harvard (1966), y se desempeñó como docente en la Universidad de La Salle, Universidad Externado de Colombia y Universidad de Los Andes, entre otras.

Ejerció importantes cargos a nivel gubernamental. Fue Consejero de Estado, Juez de Instrucción Criminal, director del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), Contralor General, vicepresidente de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), asesor del Banco Mundial, y Secretario Económico de la Presidencia de la República, además de Embajador de Colombia en Suiza.

Asesinato

De amplia trayectoria universitaria, fue conocido principalmente por su lucha contra el narcotráfico en Colombia, fenomeno por el cual defendió la extradición de colombianos a Estados Unidos por la comisión de ese delito, lo que hizo célebre su frase: "Me puede temblar la voz, pero no la moral". Por esa razón, fue asesinado el 30 de abril de 1991 a la salida de la Universidad de La Salle (Bogotá) en la que se desempeñaba como Decano y docente, mientras en el país se llevaban a cabo las sesiones de la Asamblea Nacional Constituyente, que dieron origen a la Constitución de Colombia de 1991.

A raíz de su muerte, también fue conocida la frase de su esposa, quien dijo: "Matar a Enrique Low era como matar a un niño".

Jorge Enrique Pulido, reportero hecho a pulso

El 8 de noviembre de 1989 murió uno de los periodistas que enfrentaron al narcotráfico.
Como si intuyera que no iba a asomarse a la vejez, Jorge Enrique Pulido Sierra vivió 42 años intensamente. A los 14 ya era periodista y le alcanzó el tiempo para aprender los secretos de la radio en Alemania, y oficiar sin desmayo como reportero, comentarista, catedrático, escritor, director de medio de comunicación, presentador de televisión y dueño de su propia programadora, antes de que un sicario del narcotráfico le propinara cuatro balazos a la una y quince de la tarde del domingo 29 de octubre de 1989.

Después sobrevino una desgarradora agonía de diez días, aferrado al oxígeno de su pulmón derecho porque el izquierdo fue extirpado, y consciente de que poco a poco perdía la batalla con la muerte. El miércoles 8 de noviembre de 1989, a las dos y quince de la tarde, la subdirección de la clínica San Pedro Claver expidió el fatídico comunicado que confirmó su deceso por “una insuficiencia respiratoria severa y secundaria a los graves traumatismos que recibió, como consecuencia de las heridas causadas en el atentado”.

Un homicidio anunciado. Desde sus tiempos en la cadena radial Todelar, donde escaló todos los peldaños del oficio, desde cargaladrillos hasta Jefe de Información, subdirector y director, Jorge Enrique Pulido fue un declarado enemigo del narcotráfico. Lo rememora Ernesto Ramírez, actual director de Programación de Todelar: “Él fue uno de los primeros periodistas colombianos que empezaron a denunciar las acciones perpetradas por la mafia. Llegaba muy temprano a la emisora y con su carácter íntegro no ahorraba palabras”.

Por eso en 1989, cuando ya era un empresario exitoso y un curtido periodista, desde su acreditado espacio de opinión Canal abierto desarrolló varios programas para evidenciar ante el país las secuelas sociales que estaba dejando la perversa industria de la droga. Por ejemplo, el 15 de mayo, con ocasión de la celebración del Día de la Madre, entrevistó a Raquel de Lara, la progenitora del inmolado ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, a quien destacó como “un símbolo de valor y de templanza en la lucha contra el narcotráfico”.

A las 24 horas, una bomba de regular poder provocó serios destrozos en la sede de su programadora. Una advertencia que sólo alentó el talante combativo de Pulido. El 19 de octubre, diez días antes del atentado en su contra y dos meses después del asesinato de Luis Carlos Galán, arremetió de nuevo, y en un programa que tituló “Galán Vive” se despachó con un implacable comentario: “Los terroristas son un puñado de hombres que, como lo dijera el propio Presidente de la República, no son de esta patria”. Ese día firmó su sentencia de muerte.

El domingo 29 de octubre, tras concluir la emisión del mediodía de su noticiero Mundo visión en los estudios de Inravisión en San Diego, Jorge Enrique Pulido, acompañado de la presentadora María Jimena Godoy y de dos personas más, emprendió ruta hacia el occidente en su vehículo particular, pero al detenerse en el semáforo de la esquina de la calle 23 con carrera 9ª, un sujeto que viajaba como parrillero en una moto Yamaha de color rojo, sin bajarse de la moto le disparó a quemarropa con una pistola calibre nueve milímetros.

A escasos metros, en otro carro que tomaba la misma ruta, viajaba el periodista José Luis Ramírez, a quien meses antes Pulido había vinculado al noticiero para cubrir orden público. Hoy lo recuerda con tristeza. “Observé al individuo que le disparó. Enseguida, con su hermana lo llevamos a la clínica San Pedro Claver. No pude volver a verlo, pero no puedo olvidarlo. Conservo una de las prendas que llevaba ese día y una nota que me envió de su puño y letra, desde su lecho de muerte, con una frase suficiente: ‘La vida es una brizna en las manos de Dios’”.

Jorge Enrique Pulido lo asimiló desde su deber. Nunca detuvo el ritmo incesante de su oficio. Hoy lo confirman sus colegas de radio. “Cuando llegué a Bogotá quería imitarlo, porque era el reportero más notable de la radio colombiana. Tenía voz, capacidad de improvisación, carácter. Guardo los mejores recuerdos como colega. Era pequeño de estatura, le decíamos ‘El Enano’ o ‘El Chiquito’ Pulido, pero se agrandaba ante el micrófono. Era un auténtico maestro”, expresa el periodista y senador de la República Édgar Artunduaga.

“Fue un excelente periodista que conducía hábilmente las emisiones y manejaba mejor al personal. Cuando veía a Juan Gossaín de mal genio, lo atemperaba diciéndole: ‘Bájale, gordito’. Aunque era jefe, trabajaba codo a codo con todos. Y su perfil siempre era social, tanto en Todelar como en RCN. Además, era un tomador de pelo que le sacaba la piedra hasta a Darío Silva. Cuando me enteré del atentado, quedé estupefacto. El narcotráfico se llevó a un reportero nato”, agrega el jefe de redacción de RCN Radio, Víctor J. Jiménez.

Hace 20 años el narcotráfico acalló la voz del periodista Jorge Enrique Pulido. Un hombre hecho a pulso que se formó en los gajes de la reportería y alcanzó el destino del empresario periodístico. “Se formó a sí mismo y avanzó mucho”, fue el comentario que en su momento hizo el presidente Virgilio Barco. Pero como muchos otros crímenes de la misma época aciaga, fue un sacrificio inútil. Algunos sicarios purgaron meses de cárcel, pero su asesinato quedó en la impunidad. Al menos hoy queda la memoria que conserva su lucha.

Una trayectoria más que meritoria

Jorge Enrique Pulido se hizo en Todelar, donde asumió las responsabilidades necesarias. Luego fue comentarista político de RCN y después columnista de los periódicos El Siglo, La República, El Espacio, El Colombiano, El Tiempo y la revista Cromos. Además se desempeñó como profesor en las universidades Javeriana y Jorge Tadeo Lozano y autor del libro Colombia, 907 días de historia.

Fue director y presentador de los espacios de televisión Diario visión, Cara al pueblo y Telediario. En 1979 licitó desde su propia programadora y así surgieron sus espacios Campesino, tú eres Colombia, Colombia en firme, Las investigadoras, Canal abierto, Sábado de película y Tío Manuel. Al momento de su muerte dirigía el noticiero Mundo visión.

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Dios Y Patria

"No me desenvaines sin necesidad, no me guardes sin honor"

Entre hombres de uniforme, las virtudes militares se tienen que cultivar, hasta hacerlas parte de su propia personalidad. No se puede concebir un soldado, que no posea las cualidades, que día a día cultivan en filas. El valor, la lealtad, la moral y la disciplina son inherentes al hombre o mujer de uniforme, la iniciativa su rasgo característico.


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Terribles años 80 y 90 para Colombia


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Lo que Vino Después…

El uso de la hoja de coca, la marihuana y otras plantas, había sido parte del estilo de vida de algunas comunidades indígenas a lo largo de América del Sur, pero la demanda mundial de drogas psicoactivas durante las décadas de 1940 y 1970 incrementaron la producción y procesamiento de estas en Colombia. Se implementaron leyes de prohibición en Estados Unidos y en Colombia para sofocar el efecto negativo de las drogas en la sociedad y castigar a quienes las cultivaran, poseyeran, comercializaran o distribuyeran. Con la prohibición, productores y traficantes formaron carteles clandestinos armados. Durante la década de 1980, al incrementarse la demanda, los carteles se expandieron y se organizaron en grupos criminales de mayor envergadura usualmente liderados por uno o más capos como fue el caso del Cartel de Medellín o con un liderazgo confederado tal como sucedió con el Cartel de Cali o el Cartel del Norte del Valle. Algunas de estas organizaciones criminales emprendieron guerras contra el Estado al tratar de evitar los tratados de extradición con Estados Unidos y cometieron actos terroristas contra la población civil, actos que se extendieron con la guerra entre carteles. Ya en las décadas de 1990 y 2000 varios de estos carteles consolidaron una infiltración en las instituciones del Estado al tiempo que consolidaban igualmente las alianzas con grupos al margen de la ley incluidas guerrillas y paramilitares.

El fortalecimiento de los grupos de narcotraficantes y su creciente conflicto personal con los grupos insurgentes, quienes extorsionaban y secuestraban a varios de sus miembros y familiares, llevó a la acelerada conformación de grupos paramilitares ilegales en la década de 1980. Varios de los diferentes grupos, no todos relacionados con el narcotráfico en un principio, se unieron en una alianza militar amplia al formarse las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) hacia 1997.
El conflicto armado colombiano ha generado miles de muertos, lisiados, secuestrados, una de las peores crisis de desplazamiento forzado en el mundo y desaparecidos, lo que ha conllevado a que Colombia sea clasificado como uno de los países más violentos del mundo y uno de los principales exportadores de drogas ilegales.
Según la ONG Amnistía Internacional, entre 2006 y 2008, los casos de las personas y comunidades que han sido golpeadas con mayor dureza por el conflicto, son miembros de comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas que han sido víctimas de homicidio o de desplazamiento forzado. En 2007 hubo alrededor de 1.400 homicidios de civiles, superior a los 1.300 que se dieron en 2006. En los casos en los que se logró identificar a los autores, las fuerzas estatales fueron responsables de al menos 330, los grupos paramilitares de unos 300 y los grupos guerrilleros de alrededor de 260.

El presente…

Colombia ha tenido cuatro de los carteles de narcotráfico más poderosos del mundo, que en algunos lugares crearon una nueva clase social e influenciaron grandemente la cultura colombiana.
Se calcula que en Colombia hay sembradas unas 100 mil minas antipersonal, donde las principales víctimas son los civiles que han contribuido a aumentar las cifras de muertes o lisiados.
Desde el establecimiento de la guerra contra las drogas, los Estados Unidos y algunos países europeos han proveído al gobierno colombiano ayuda logística y financiera para implementar planes que permitan combatir el tráfico de drogas. El programa más notable ha sido el Plan Colombia, el cual también está destinado a combatir los grupos armados ilegales calificados por estos países como terroristas, entre ellos paramilitares y guerrillas, que en la década de 1980 empezaron a financiarse con esta actividad ilícita.
A pesar de estos programas Colombia sigue siendo el líder mundial en producción de cocaína con aproximadamente el 70% del total de distribución a nivel mundial y el 90% del procesamiento, según un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos en 2004.
En junio de 2008 se reveló un informe de las Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito, en el que alertaba del crecimiento de cultivos de cocaína en el país durante 2007. Mientras que en 2006 los cultivos comprendían 78.000 hectáreas sembradas, en 2007 aumentaron a 99.000.


Resultados
De acuerdo a la Oficina para la Vigilancia Gubernamental (GAO) por sus siglas en inglés, el Plan Colombia no dio los resultados a seis años que inicialmente se propusieron en los gobiernos de los presidentes Pastrana y Clinton.

En cuanto a reducción de cultivos la meta era reducirlos en un 50% entre los años 2000 y 2006. Según cifres del organismo de seguridad estadounidense "Agencia Central de Inteligencia" (Central Intelligence Agency, CIA), los cultivos de amapola y la producción de heroína, sin embargo bajaron en un 50%. En el mismo lapso de tiempo, los cultivos de coca se incrementaron en un 15%, pero fue debido a que los campesinos cocaleros se movieron a zonas remotas selváticas para evitar la erradicación. Mientras que la producción de cocaína se incrementó en 4% durante el mismo periodo. De acuerdo a datos de la "Oficina Nacional para el Control de la Política de Drogas" (Office of National Drug Control Policy, ONDCP), la producción de cocaína no mantuvo el ritmo de crecimiento paralelo a los cultivos de coca debido al impacto causado por la erradicación manual y aérea.

Según autoridades norteamericanas, Colombia mejoró su seguridad por medio de su estrategia antinarcóticos, acciones militares y policivas, además de otros esfuerzos como la de programas de desmovilización y deserción para los grupos violentos. Entre los años 2000 y 2007, el gobierno colombiano reportó que la cifra de secuestros y homicidios se había reducido a un tercio, mientras que los ataques a oleoductos se habían reducido a cero. La asistencia económica estadounidense a Colombia totalizó US$4.900 millones de dólares en dicho periodo con un fuerte apoyo al fortalecimiento de la movilidad aérea, necesaria para lograr los objetivos antinarcóticos.

Desplazados

Una de las consecuencias del Plan Colombia es el desplazamiento de civiles colombianos y actores del conflicto armado como refugiados al Ecuador y a Venezuela. La Comisión de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos estima que aproximadamente 180.000 colombianos han buscado refugio en el Ecuador y se han establecido en campamentos a lo largo de la frontera de ese país con Colombia.

Fumigación de cultivos ilícitos

La estrategia de fumigaciones aéreas para erradicar los cultivos de coca, ha sido blanco de críticas porque además de producir daños a los cultivos lícitos, afecta la biodiversidad y tiene consecuencias de salud adversas sobre aquellas personas expuestas a los herbicidas. Según investigaciones científicas en Francia, el uso del glifosato formulado en aspersiones aéreas provoca las primeras etapas de la cancerización en las células.

Reclutamiento forzado
De acuerdo a reportes del Comité para los Refugiados de Naciones Unidas, en el 2008 se presentaron hechos de reclutamiento forzado de menores de edad por partes de las fuerzas del estado para recopilar información de inteligencia de los grupos armados ilegales. Según el mismo organismo, las guerrillas de las FARC y el ELN, además de grupos paramilitares no desmovilizados, practicaron el reclutamiento forzado de niños y el cual han extendido a regiones fronterizas con Venezuela y Ecuador.22

El conflicto armado es también una cuestión de genero, se encuentra que el 53% de la población desplazadas son niñas, y de ellas por lo menos el 17% se movilizaron a consecuencia de acoso, agresiones y violencia sexual, así, el riesgo vital y la vulnerabilidad son factores directamente proporcionales al conflicto armado, en consecuencia, la guerra disocia la unidad familiar, y altera sus elementos de cohesión grupal. Usualmente los menores canalizan su estado emocional a través de la lúdica-agresiva o en actitudes conflictivas, y se recarga en la mujer todo el peso de la reconstitución familiar, lo que dificulta su proceso adaptativo (Andrade, J. 2010), igualmente, los crímenes de género, los reclutamientos forzados, las retaliaciones, masacres, falsos positivos y toda la especificidad alienante en el conflicto, han puesto a Colombia en un lugar donde se presenta una continuidad en “las violaciones de los derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario cometidas por los grupos guerrilleros y las fuerzas armadas colombianas” (ACNUR, 2009, p.7). El desplazamiento afecta todo sentido de lo consensual y el erotismo en la pareja, como consecuencia de que el conflicto contamina todas las áreas de relación pública y privada, pasando de un carácter ideológico reformista a una praxis instrumentalista de corte maquiavélico, así, los aspectos motivacionales que antes movilizaban la protesta y el posicionamiento de los grupos armados, ahora promueven una compleja degradación social, donde "las atrocidades reemplazan al discurso" (Pecaut, D, 2001. “Aunque los hombres son más frecuentemente víctimas de ejecuciones sumarias y matanzas, la violencia contra la mujer, en particular la violencia sexual perpetrada por grupos armados, se ha hecho habitual en medio de un conflicto que degenera paulatinamente y de la falta de observancia del derecho internacional humanitario”. (LIMPAL, IEC 2002, p.4. La situación de violación a los DD HH en Colombia es compleja, pues “en el año 2007 por lo menos 13.634 personas perdieron la vida por fuera de combate a causa de la violencia sociopolítica, de las cuales 1.314 eran mujeres, niñas y adolescentes” (Mesa de trabajo Mujer y desplazamiento forzado. Bogotá, 2007, p.2) y al igual que en el 2007, en el periodo siguiente “las mujeres niñas y adolescentes constituyen la mayoría del total de la población desplazada 52%, y de ellas por lo menos el 17% […] admitieron situaciones de desplazamiento forzado como consecuencia de agresiones y violencia sexual” (CODHES, 2008, p. 5), por lo que el acoso, la intimidación y la violencia sexual, son factores directamente proporcionales a la decisión de desplazar el grupo familiar; lo anterior demuestra que la violación a los DD HH de las mujeres, niñas y adolescentes no disminuye, convirtiéndose en un fenómeno epidemiológico y terrorista de características específicas, que sumado a otros actos de lesa humanidad, como masacres y falsos positivos, complejiza las relaciones al interior de las familias, entre la comunidad y con el gobierno, “se pudo constatar que [en cuanto ejecuciones extrajudiciales] generalmente se trata de población campesina,líderes comunitarios, indígenas, trabajadores, y personas socialmente marginadas, previamente detenidas de manera arbitraria, señaladas por informantes que buscan obtener recompensas o beneficios judiciales, y asesinadas posteriormente (…) para hacerlos aparecer como guerrilleros muertos en combate”. (Informe preliminar de la Misión Internacional de Observación sobre Ejecuciones Extrajudiciales e Impunidad, 2007)
Datos sobre violaciones a los DD HH de las mujeres:
Mujeres y niñas desplazadas AS 2009 53,0% Madres cabeza de hogar AS 2009 49,0% Mujeres victimas de violencia sexual CODHES 2008 17,0% SecueStros de mujeres 2002-2007 Fondelibertad 2008 23,0% Mujeres asesinadas x fuera de combate 2007 MTMDF 10,0% Mujeres torturadas 2002-2007 Fondelibertad 2008 9,0% Adolescentes embarazadas ACNUR 2006 20,5% Aumento de explotación sexual USAID 2008 69,0% Violada por su esposo Profamilia 2005 13,2% Violada por otro diferente al conyugue 8,2% Violada por un desconocido 27,2% Violada por su exesposo 14,7% Violada por amigo 16,7% Violada por hermano 5,9% Otro pariente 10,8% Violaciones x agentes estatales ACNUR 2009 18,1% violaciones agentes estatales x Tolerancia y/o apoyo a grupos armados ACNUR 2009 51,9% Violaciones Grupos guerrilleros ACNUR 2009 29,9%
fuentes: José Alonso Andrade Salazar (2010) WOMEN AND CHILDREN, THE MAIN VICTIMS OF FORCED DISPLACEMENT. www.revistaorbis.org.ve 16 (5) 28-53


Imagen internacional de Colombia

En países que se presentan fenómenos de mafias y narcotraficantes se le empezó a denominar "Colombianización", donde hacen convergencia el narcotráfico, la violencia y la corrupción. El término ha sido utilizado por la prensa de países como Guatemala México, Venezuela, Nicaragua y Ecuador. A Colombia se le ha asociado incluso con Afganistán por la asociación entre mafias terroristas y narcotráfico.

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Dios Y Patria

"No me desenvaines sin necesidad, no me guardes sin honor"

Entre hombres de uniforme, las virtudes militares se tienen que cultivar, hasta hacerlas parte de su propia personalidad. No se puede concebir un soldado, que no posea las cualidades, que día a día cultivan en filas. El valor, la lealtad, la moral y la disciplina son inherentes al hombre o mujer de uniforme, la iniciativa su rasgo característico.


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Lilith escribió:
Lo que Vino Después…


Imagen internacional de Colombia

En países que se presentan fenómenos de mafias y narcotraficantes se le empezó a denominar "Colombianización", donde hacen convergencia el narcotráfico, la violencia y la corrupción. El término ha sido utilizado por la prensa de países como Guatemala México, Venezuela, Nicaragua y Ecuador. A Colombia se le ha asociado incluso con Afganistán por la asociación entre mafias terroristas y narcotráfico.


Estimada:
Si en otros países el problema es que la sociedad en conjunto olvida los hechos del pasado, el problema nuestro es que los colombianos NO podemos o no sabemos OLVIDAR. A veces pienso que nos vendría bien un poco más de agua del Río Leteo y menos del Mnemósine.

No sé por qué será, pero donde quiera que vamos a los colombianos nos persigue este sentimiento de culpa tan... mejor no lo digo por respeto a los demás miembros del foro, pero Lilith, en serio, ya esta bien de andarnos autoflagelando por cosas de las cuales no tenemos la culpa y que hacemos lo posible (Dios lo sabe) por evitar que pasen.

Buena crónica sin embargo (y lo digo para que no se piense que la estoy atacando a usted)

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A orillas del Caribe
hambriento un pueblo lucha
horrores prefiriendo
a pérfida salud.
Soldados sin coraza
ganaron la victoria;
su varonil aliento
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colombiana100% escribió:
Lilith escribió:
Lo que Vino Después…

Estimada:
Si en otros países el problema es que la sociedad en conjunto olvida los hechos del pasado, el problema nuestro es que los colombianos NO podemos o no sabemos OLVIDAR. A veces pienso que nos vendría bien un poco más de agua del Río Leteo y menos del Mnemósine.

No sé por qué será, pero donde quiera que vamos a los colombianos nos persigue este sentimiento de culpa tan... mejor no lo digo por respeto a los demás miembros del foro, pero Lilith, en serio, ya esta bien de andarnos autoflagelando por cosas de las cuales no tenemos la culpa y que hacemos lo posible (Dios lo sabe) por evitar que pasen.

Buena crónica sin embargo (y lo digo para que no se piense que la estoy atacando a usted)

Colombiana:
El hecho de NO mencionar las cosas no evita que existan ni las hace menos reales.
En cuanto a lo del complejo de culpa, te diré que no sé a qué te refieres, Mira que no he caído en lugares comunes como que "La violencia nos es inherente como colombianos" y cosas por el estilo. Porque considero que son injustos e irrelevantes. Como apasionada de la historia que soy mi intención era sólo mostrar una parte de los hechos.
Finalizo con una frase de Gabriel García Márquez, nuestro Nobel de literatura, Tenla presente:
"Los pueblos que no conocen su historia, están condenados a repetirla"

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Entre hombres de uniforme, las virtudes militares se tienen que cultivar, hasta hacerlas parte de su propia personalidad. No se puede concebir un soldado, que no posea las cualidades, que día a día cultivan en filas. El valor, la lealtad, la moral y la disciplina son inherentes al hombre o mujer de uniforme, la iniciativa su rasgo característico.


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