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Revista de Prensa: Noticias Viernes, 8 de julio de 2011
Robots en el frente
Las guerras se ganarán con alta tecnología. Serán una combinación de operaciones militares, películas de ciencia-ficción y videojuegos. Aviones no tripulados, misiles inteligentes y soldados con equipos propios de un mutante para vencer sin perder vidas.
Primera línea del frente: un cañón inteligente destruye en el aire las balas y granadas lanzadas por el enemigo. En la tierra de nadie, un robot corta alambres de espino y otro explosiona las bombas de un área minada. Volando a tres metros del suelo, un microavión del tamaño de un colibrí espía a un francotirador escondido. En la retaguardia, centinelas autómatas disparan a cualquiera que se aproxime sin dar la contraseña. ¿Se trata de un escenario de Terminator o de la guerra de las galaxias? No: es una descripción del horizonte creado por la tecnología que está revolucionando el arsenal de las potencias.
Parte de esa parafernalia ha entrado en acción. Una legión de robots combate a los talibanes en las montañas y valles de Afganistán. Entre ellos figura Bi Dog, un cuadrúpedo mecánico que transporta vituallas por sitios escarpados. Otros autómatas asisten a la infantería, como el pequeño todoterreno PackBot. El "mejor amigo del soldado" -así se llaman- se carga en la mochila y se activa para que cave túneles y se abra paso a través de roas, agua o escombros en misones de vigilancia, reconocimiento, esactivacion de minas o inspeccion de vehículos sospechosos.
Las máquinas ya dominan las alturas. Miles de drones (aviones sin pilotos) controlan los cielos afganos e iraquíes, e incursionan en el espacio aéreo libanés al servicio de Israel. Uno de esos arefactos, el Predator tuvo un papel crucial en Ira en la localización y eliminación del líder de Al Qaeda, Abu al Zarqawi Mucho más pequeños, los Ravens se deplazan guiados por GPS o por control remoto, enviando a las tropas imágenes de las posiciones enemigas en tiempo real. Todo eso es fascinante, aunque parece un juego de niños comparado con los prodigios que pronto llegarán al rente. Tomemos el fusil inteligente XM25, ensayando actualmente en Afganistán. Sus proyectiles se programan para explotar antes o detrás de la diana escogida, con el fin de alcanzar a individuos escondidos tras muros a 700 metros de distancia. Más imponente se perfila de sistema antimisiles que quiere construir la OTAN sobre Europa. Estados Unidos ya cuenta con uno que cubre su territorio.La versión europea, presupuesta en 100.000 millones de euros y basada en baterías antimisiles emplazadas en buques de guerra, deberá impedir ataques contra ciudades. ¿Y qué decir del plan del Pentágono para transportar marines en cohetes espaciales? Para una potencia empeñada en librar combates en distintos puntos del planeta, apurar el traslado de tropas resulta esencial. El programa Small Unite Space Transport an Insertion brind la solución: cohetes suborbitales llevarán los soldados a cualquier lugar del globo en solo dos horas.
En las sociedades democráticas, evitar bajas mortales se ha vuelto clave para conservar el apoyo de la población las intervenciones en países lejanos. a automatización busca facilitar el combate a distancia y así reducir el retorno de soldados en bolsas de plástico. La apuesta por la alta tecnología ya ha dado frutos: ha hecho la guerra invisible para la opinión pública. "Fijémonos en los ataques que llevamos a cabo en Pakistá", comenta Peter Singer, director del 21st Centuye Defense Iniciative, un centro de estudios estratégicos en Washington. "Igualan en número a las acciones realizadas al inicio del conflicto de Kosovo, pero no se habla de ellos en nuestros medios".
Los expertos se han fijado metas aún más fantástica, como la comunicación mental entre soldados, la uatorregeneración del cuerpo herido de los combatinetes y la sepresión de sus recuerdos trauáticos. "Estamos tornando la ciencia-ficcion en realidad", asegura John Parmntola, director de investigación y gestión de laboratorio en la Oficina de Ciencia y Tecnología del Ejército estadounidense MSNBC. Lo prueba la propagada militar, que ha tomado de la cienca-ficción conceptos como "guerra electrónica limpia", sin soldados, sin bajas civiles, de precisión quirúrgica. Su eficacia se hizo patente en la rimera guerra del Golfo: una contienda parecida a unvido juego resulta más facil de digerir a la opinión pública. Asimismo, sirve e banderín de enganche: un anuncio del US Rmay dice, entre vistas de estilizados aviones, satélites y solados ante consolas: "Los drones combaten el terrorismo, protegen a América y cuidan el frente sin necesidad de presencia humana". Sin duda, alistarse para una guerra similar a un torneo de videojuegos mucho más atractivo que prepararse para tiroteos con balas realices en un callejón de Bagdag.
Que los videojuegos se presten tan bien a esas funciones no es casual. El culto a las armas y a la destrucción bélica campa a sus anchas en estos pasatiempos. Basta con los programas basados en las operaciones militares en Irak y Afganistán, o el creado por el propio Ejército estadounidense, América´s Army. La interactidad le permite al jugador adoptar el ir de un soldado de patrulla en el frente afgano. Aí la diversión no está reñida la formación marcial: en vano, el general Norman Schwarfkopf utilizaba videojuegos para planear los movimientos de sus tropas en Irak. No se equivocaba la profética película Juegos de guerra (1983): hemos entrado en una época en que la diferencia entre guerra real y gura virtual se difumina por momentos.
La mezcla de videojuegos, acciones bélicas y películas refleja un fenómeno más vasto: la integración de la industria de la defensa con la del entretenimiento. Su resultado, el llamado complejo militar-industrial-mediático, es la evolución de una alianza forjada entre Hollywood y los militares en la Segunda Guerra Mundial, en función de la cual la meca del cine obtenía patrocinios y acceso a blindados, aviones, helicópteros y tropas para rodajes a cambio de que sus guionistas tratasen bien a los uniformados. No es para menos: "Cuando se los muestra con luz positiva en películas y programas televisivos, el reclutamiento se dispara", apunta David Robb, autor de Operation Hollywood: How the Pentagon shapes and censors the movies. A resultas del toma y daca, "en muchos aspectos, Hollywood se halla incrustado en las Fuerzas Armadas", afirma Robb.
Pero el complejo militar-industrial-mediático no las tiene todas consigo. Las visiones de supremacía mediante armas imbatibles chocan con tropiezos técnicos. El escudo antimisiles de Estados Unidos ha sufrido serios reveses en ensayos realizados en el océano Pacífico, al no lograr interceptar misiles de prueba. Tampoco los cohetes de los marines espaciales se perfilan muy seguros. "Pueden ser enormemente vulnerables" a ataques antiaéreos, previene Ivan Oelrich, analista de la Federación de Científicos Americanos. "Y a los cohetes no se les puede blindar", agrega. Más sangrante ha sido la incapacidad de los drones para distinguir los objetivos militares de los civiles: ya en 2006, los expertos en contrainsurgencia David Kilcullen y Andrew Exum calculaban que en Afganistán y Pakistán "habían matado a unos 700 civiles, o sea, 50 civiles por cada insurgente abatido, una eficacia del 2%". Contrariando las fantasías de hegemonía, en ambos países se demostró que la superioridad tecnológica no asegura la victoria, ni detiene el goteo de bajas causado por las bombas caseras de los talibanes.
Da lo mismo; pese a los fallos, la imaginación bélica insiste en su versión terrícola de la guerra de las galaxias, recurriendo para ello a los servicios de la ciencia-ficción. Pero conviene advertir que solo ciertas partes de su repertorio le prestarán ayuda. No tendría sentido que buscase inspiración en, por ejemplo, las célebres leyes de la robótica formuladas por el escritor Isaac Asimov. ¿De qué les serviría a los expertos del Pentágono un precepto que fija que "un robot no puede hacer daño a un ser humano, o, por medio de la inacción, permitir que un ser humano sea lesionado"? Si la adoptaran, no podrían idear más autómatas asesinos, a la vez que se darían cuenta de que no toda la ciencia-ficción ha consagrado su exuberante inventiva a perfeccionar el arte de matar.
Fuente: El País
30/06/11
Mejor la lectura en la fuente:
http://www.elpais.com/articulo/portada/ ... por_10/Tes
PD: menuda errata en la cita de D. Isaac Asimov, y varias erratas en la transcripción, parte del texto de Belt lo he cambiado con el de El País.
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La milicia es una religión de hombres honrados.
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Pedro Calderón de la Barca. Soldado de Infantería Español.