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NotaPublicado: 20 Nov 2017 09:15 
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En febrero de 2018 se cumplen 30 años de la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas. En este tiempo han escalado, lenta pero inexorablemente, en la jerarquía militar: ya hay una coronel y la próxima década debería ver a la primera general. Esta progresión no evita que el porcentaje de mujeres que ingresa en filas haya caído desde que empezó la crisis y su precariedad sea muy superior a la de sus compañeros varones. Menos de una de cada cuatro mujeres tiene un contrato indefinido, frente a casi uno de cada dos hombres.

Tres décadas después de que saltase el cerrojo que impedía el ingreso de la mujer en el Ejército, el 12,6% de los militares españoles son de sexo femenino. Ese porcentaje es casi dos puntos superior a la media de la OTAN (10,6%) y sitúa a España en el puesto número 11 de los países aliados, por detrás de Hungría, EE UU o Francia, pero por delante de Alemania o Reino Unido.
Solo una de cada cuatro mujeres militares tiene contrato indefinido pulsa en la foto

Entre 2000 y 2006, tras la supresión del servicio militar obligatorio y la profesionalización de las Fuerzas Armadas, el porcentaje de mujeres se duplicó, pero desde entonces permanece estancado en algo más del 12%, con un lentísimo incremento. A corto plazo incluso se reducirá, pues en los cuatro últimos años, coincidiendo con la crisis, las mujeres admitidas en las convocatorias de tropa y marinería han oscilado entre el 4,6% y el 7,3%. Como consecuencia, entre los soldados más modernos (tres primeros años de compromiso) solo representan el 6,5%, mientras que en el conjunto son el 16,5%.
40 casos de acoso sexual en dos años
Desde que en 2015 tanto la Ley de Régimen Disciplinario de las Fuerzas Armadas como el Código Penal Militar tipificaron el acoso sexual como falta muy grave o delito se han abierto 40 procedimientos (20 de carácter penal y 20 disciplinarios) en el Ejército, según datos del Ministerio de Defensa hasta octubre pasado.

La principal novedad es que los expedientes disciplinarios, antes casi inexistentes (en 2015 no se abrió ninguno), han ido creciendo (cuatro en 2016 y 15 en 2017), mientras que las causas penales se han reducido en paralelo (16 en 2016 y cinco en 2017), invirtiendo las tendencias. En la práctica totalidad de los casos la víctima era una mujer.

Según los expertos, el acoso sexual funciona como una escalada por lo que el aumento de las sanciones disciplinarias puede tener un efecto disuasorio y frenar la agresión en su fase más temprana evitando que se llegue al delito.

¿Qué está pasando? Los responsables del Ministerio de Defensa niegan que el Ejército, que abrió de par en par sus puertas a las mujeres cuando apenas tenía dos candidatos por plaza, las entrecierre ahora que puede elegir entre 20 aspirantes por puesto, y alegan que las últimas convocatorias han sido limitadas y no resultan significativas.

“El modelo de incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas aún está desarrollando sus potencialidades. Hay que esperar a que se consolide para analizar sus resultados”, sostienen en el equipo de la ministra María Dolores de Cospedal. Aducen que la integración se realizó de modo gradual y el marco legal no estuvo acabado hasta 1999, hace 18 años. Como factores positivos, subrayan que la presencia de la mujer crece entre los cuadros de mando (6%) y en las academias de oficiales y suboficiales, donde han pasado del 12% al 17% en cuatro años. También que su tasa de abandono es la mitad que los varones (1,8% frente a 3,6%).

Se refieren al abandono voluntario, no al forzoso por finalización de contrato. Aunque las cifras resulten farragosas, son clarificadoras. La tasa de temporalidad de las mujeres militares es del 77,5%, mientras la de los hombres se limita al 51,5%. Es decir, casi la mitad de los varones tiene un contrato fijo, que le permite seguir en el Ejército hasta el fin de su carrera, mientras que menos de una de cada cuatro mujeres goza de estabilidad.

Esta precariedad, que supone perder el empleo al cumplir la edad de 45 años —cobrando una pequeña paga como reservista—, la padecen el 16% de las mujeres oficiales (frente al 3,5% de los hombres) y el 92,4% de las militares de tropa (frente al 84,4% de los varones). Los suboficiales son todos fijos, pero entre ellos solo hay un 4,7% de mujeres.

Defensa atribuye la escasez de mujeres entre los soldados permanentes a que la ley exige 14 años de antigüedad para poder optar a esta condición y hasta hace poco ninguna cumplía dicho requisito. También apela a la existencia de un tapón de varones veteranos que bloqueaba el ascenso de la mujer para explicar su poco peso en los empleos superiores de la escala de tropa (cabo mayor y cabo). “Nos preocuparía que hubiera alguna tendencia negativa en la integración de la mujer, pero no la vemos”, alegan en el ministerio.

Quien sí la ve es Zaida Cantera, portavoz del PSOE en la Comisión de Defensa del Congreso y comandante retirada. “En todo proceso de selección en el que hay un factor subjetivo, la mujer resulta perjudicada”, asegura.


Informes personales

Ese es el caso del informe personal de calificación (IPEC), que elaboran los superiores de todo militar y resulta determinante para su carrera (ascensos, cursos o destinos). En este se puntúan conceptos como “confianza en sí mismo [sic] y seguridad con que actúa” o “control y dominio de sus emociones”. Cantera recuerda que sus IPEC pasaron de brillantes a desastrosos después de denunciar a un coronel por acoso sexual.

Teresa Franco, cabo y delegada de igualdad de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), mayoritaria en los ejércitos, asegura que “hacen falta estudios con perspectiva de género para conocer la causa de estos problemas”, pero apunta que “la conciliación familiar no está resuelta en el Ejército”.

Aunque los militares, como los demás funcionarios, tienen derecho a la reducción de jornada o la flexibilización de horario para el cuidado de los hijos, este se condiciona a “las necesidades del servicio”, cuya evaluación corresponde al mando. “Conciliar está mal visto”, agrega, y si una mujer es eximida de hacer guardias o maniobras, “muchas veces se le toma manía” porque, dada la falta de personal, supone más trabajo para sus compañeros.

Aunque son minoría entre los militares, las mujeres acaparan casi el 60% de las 3.000 reducciones de jornada (más del 80% corresponde a familias monoparentales con hijos menores de 12 años), nada distinto de lo que sucede en otros sectores, pero que resulta un lastre para su promoción profesional.

Defensa cuenta con un Observatorio para la Igualdad, dirigido por un coronel, pero “las mujeres no lo ven como un cauce para resolver sus problemas”, según Franco. La cuestión no está en las normas, sino en la cultura. “Los militares no están formados en la igualdad”, advierte. ¿Es machista el Ejército? “Las instituciones no son machistas”, reflexiona Cantera, “lo que son machistas son los comportamientos de algunas personas”.
https://politica.elpais.com/politica/20 ... 64470.html

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NotaPublicado: 20 Nov 2017 10:03 
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NotaPublicado: 29 Nov 2017 13:15 
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Una ferrolana es la primera agente femenina de la Guardia Civil del GRS de Tenerife

La historia de Maite Lorenzo comienza en 2003 cuando la agente alcanzada su mayoría de edad decide alistarse en las Fuerzas Armadas españolas, lo hace en Infantería de Marina, donde permanecería por espacio de tres años y medio destinada en la Guardia Real, concretamente en El Pardo (Madrid), posteriormente pasa destinada a El Tercio Norte de Ferrol, localidad en la que nació, y en donde permanecerá dos años y medio más y es ahí cuando comienza a prepararse para acceder a la Guardia Civil.
En 2008 tras superar las pruebas de acceso, se incorpora a la Academia de Cabos y Guardias de la Guardia Civil de Baeza, donde completa su formación.
Su primer destino como guardia civil fue el Aeropuerto de Gerona, pero pronto vuelve a su tierra natal para intentar superar las duras pruebas necesarias para acceder al GRS (Grupo de Reserva y Seguridad) que es una Unidad de élite dentro de la Guardia Civil, y para ello se presenta en el GRS número 7 con sede en Pontevedra, donde superará además de las pruebas selectivas, el curso posterior de control de masas necesario para poder pertenecer a la unidad.
Es pionera en el Grupo de Reserva y Seguridad, ya que fue la primera mujer en superar las pruebas para acceder al GRS, el camino no fue fácil, pero a base de constancia y sobre todo compañerismo logró su sueño, y de esta manera abrió el camino a otras mujeres que también tenían inquietud y ganas de acceder a esta trepidante unidad como es el caso de Lourdes, una oficial que posteriormente pudo superar las pruebas y que fue destinada a otra Unidad GRS, concretamente número 6 de León, aunque en la actualidad ya no se encuentra destinada en el mismo.
Su primer destino dentro del Grupo de Reserva y Seguridad, fue el GRS número 1 de Madrid, en el que estuvo destinada cinco años y medio, su destino actual es el GRS número 8 de Tenerife, en el que lleva seis meses y donde ha vuelto a hacer historia dentro de la Guardia Civil porque nunca antes ha habido ninguna mujer. Es la primera mujer que ha conseguido superar las difíciles pruebas selectivas físicas y psíquicas que requiere la unidad.

Imaginamos que debe sentirse orgullosa pero, ¿Cuándo nace en usted la vocación y que le impulsa a querer formar parte de la Benemérita?
Si, claro, me siento orgullosa, pero no lo habría conseguido sin la ayuda y el apoyo de mi familia, amigos y compañeros de profesión. En 2003 ingresé en las Fuerzas Armadas, en Infantería de Marina, y una vez allí dentro siempre he tenido en mente pertenecer a la Guardia Civil, admiraba el Cuerpo porque veía que hacían una gran labor ayudando a los ciudadanos.

Queda lejos1988 cuando el Estado convocase la primera promoción abierta a las mujeres para pertenecer a la Guardia Civil y extinguir el de “matronas del Cuerpo”. En este sentido ¿Continúa siendo hoy más difícil para la mujer acceder a la Guardia Civil?
Yo le hablo desde mi experiencia, para acceder al Cuerpo de la Guardia Civil hay que esforzarse, estudiar mucho, aprobar una oposición que es igual de difícil para los hombre que para las mujeres, pasar unas pruebas físicas y psicológicas y superar el curso académico en Baeza. Con respeto al salario es el mismo para ambos sexos.

“Ser guardia civil no es un trabajo. Es una forma de vida”, coinciden en afirmar la mayoría de sus compañeros. ¿Piensa usted igual? O por el contrario, para usted es un trabajo como cualquier otro…
Opino lo mismo ser Guardia Civil para mí es más que un trabajo, es un orgullo, una forma de vida.

Pese a que acceder a formar parte del Cuerpo de Élite al que usted pertenece no debe resultar fácil. ¿Podría calificarse de igualitario para ambos sexos. ¿Hay pocas mujeres, verdad?
Para mí no fue fácil, fueron dos meses de curso de control de masas, pero el compañerismo que creamos entre todos me ayudó mucho. Actualmente soy la única mujer con el curso de control de masas destinada en el GRS. Hubo una Oficial que entró después que yo, y a día de hoy ya no está, ocupa otro destino.

Respecto a las pruebas para el acceso y en su categoría. ¿Son idénticas para ambos aspirantes?
Las pruebas son las mismas, pero una vez dentro de la Unidad nos piden un poco menos (al igual que ocurre para acceder a la Escala de Cabos y Guardias) , y dependiendo de la edad te exigen más o menos.

Es la única chica en la Unidad… ¿Cómo se lleva esta situación?
Yo creo que lo llevo bien, y siempre digo lo mismo, “soy una entre todos”, realizo las pruebas físicas anuales, las semanas de adiestramiento básico y voy a todo tipo de servicios. En resumen, yo aspiro a que me vean como una más (tanto fuera como dentro de la Unidad), pero eso es muy difícil, aún no lo he conseguido. Ser mujer no te impide ser Guardia Civil y ser Guardia Civil no te impide ser mujer.
¿Qué hay que tener para ser Guardia Civil y en concreto para formar parte de la Agrupación de Reserva y Seguridad?
Para ser Guardia Civil hay que tener vocación de servicio y ayuda al ciudadano.
Para formar parte de la Agrupación de Reserva y Seguridad a las mujeres nos exigen medir 1,70 metros, a los hombres un poquito más 1,75, y después realizar las pruebas selectivas de acceso al curso que son iguales para todos.

¿Cree que los ciudadanos entendemos su trabajo en la Guardia Civil?
Yo creo que el ciudadano de a pie no lo entiende, estamos en una etapa de conflictos y descontento social y nosotros tenemos un cumplido que cometer que es la paz y la seguridad.

¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo? ¿ Y lo que menos?
Lo que más me gusta sin duda es poder ayudar al ciudadano y lo que menos me gusta situaciones extremas como las avalanchas de inmigrantes en la valla de Melilla.

Nos podría señalar si se ha visto en situaciones críticas y de ser así como las resuelve.
Debido a la Unidad a la que pertenezco si he vivido situaciones extremas, las he resuelto con cabeza, paciencia y tranquilidad.


http://www.diariodeferrol.com/articulo/ ... 51870.html

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NotaPublicado: 11 Ene 2018 14:08 
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La Guardia Civil es posiblemente junto a la Renfe y la baraja de cartas de Heraclio Fournier la gran vertebradora de España.. Su popularidad ha crecido en el período democrático, a pesar de los vaivenes de la historia. Atrás quedan tiempos difíciles, en los que se enfrentó al hacha bífida de ETA, a la saga/fuga en 1994 de su máximo responsable (Luis Roldán) y, más recientemente, a la tensión en Cataluña. La resolución del caso Diana Quer es un nuevo éxito de su labor. Sin embargo, hay una realidad silenciosa que mina su reputación. El protagonismo de la mujer en sus filas es hoy pobre, anacrónico, en comparación con el camino hacia la igualdad que viven otros ámbitos de la sociedad, incluso en relación con otros cuerpos policiales.

La institución más valorada por los españoles, según el CIS (barómetro abril 2015), celebra en 2018 los 30 años de la entrada de la mujer en sus filas. A la espera de los actos institucionales preparados para este aniversario un techo de cristal se cierne sobre ellas, tanto en número como en cargos de responsabilidad. Las mujeres apenas son el 7,5% de una plantilla de 70.000 efectivos.

La Guardia Civil sigue siendo cosa de hombres.

«En los puertos se tiene que pedir ayuda a otras policías porque se necesita personal femenino, sobre todo cuando hay que efectuar registros corporales a musulmanas». Es un testimonio de una agente, que pide no ser identificada, con muchos destinos a sus espaldas, alguien que cree que no se aprovecha debidamente el potencial femenino. «Imagina a una chica encerrada en un calabozo que tiene un problema con la regla, un seguimiento a una sospechosa o una charla con una víctima de malos tratos. ¿No crees que una agente puede ser incluso más útil? Pues faltan muchas», dice.

En un país que ya ha visto a varias vicepresidentas del Gobierno, presidentas de CCAA, una presidenta del Tribunal Constitucional y del banco más importante aún quedan reductos masculinos. Un decreto-ley de 1988 dispuso que la mujer tendría igualdad de oportunidades para entrar en la Guardia Civil. Eso es un hecho. Durante este período al menos una fémina ha formado parte de todas las unidades del cuerpo con sólo unas pocas excepciones: la UEI y los GAR (unidades de operaciones de élite con unas pruebas físicas de acceso durísimas) y la Unidad de Subsuelo (una superó el curso pero no ejerce). «De lo que se quejan las guardias civiles es que, en muchas ocasiones, quedan relegadas a actividades administrativas o a una política de destinos inadecuada», explica un representante de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC).

Hace 30 años, la presencia femenina en el cuerpo se limitaba a las denominadas matronas, que realizaban tareas muy concretas como registros y eran, por regla general, viudas de guardias civiles o huérfanas de los mismos. Las nuevas hijas del cuerpo pelean en silencio -dentro de las limitaciones de la disciplina militar- por tener, por ejemplo, vestuarios donde cambiarse o chalecos antibalas adaptados a la ergonomía femenina para no estar en inferioridad. En definitiva, tener los mismos medios y oportunidades.

Lo cierto es que ellas no mandan. Nada. Y en un cuerpo castrense fundado en el siglo XIX lo que marca la identidad no es la persona, sino el rango. En la Guardia Civil sólo un 2,7% de sus oficiales (la primera promoción es de 1993) son mujeres. La de mayor graduación es Cristina Moreno, de 43 años, única teniente coronel en el cuerpo. Por encima, muchos coroneles, generales de brigada, generales de división y tenientes generales. Todos varones.

Hay quienes apuntan que la severa disciplina castrense es la principal razón que bloquea un mayor interés femenino por la institución. Pero los datos desmienten tal teoría. En Europa, las Fuerzas de Seguridad de una naturaleza militar parecida a la Benemérita cuentan con una considerable mayor proporción de oficiales. La Gendarmería francesa tiene un 7,1% de mujeres y en la Guardia Nacional Republicana de Portugal son el 5%, cifra que se dobla en el caso de suboficiales. Solamente los Carabinieri italianos, con una presencia femenina casi testimonial, están por debajo de la Guardia Civil. Además, tanto en las Fuerzas Armadas como en las distintas policías españolas su protagonismo es significativamente más importante.

El último dato del Ministerio del Interior sobre el absentismo laboral en la Guardia Civil es preocupante: el femenino (11,6%) casi duplica al masculino (6,5%). Para la AUGC, la principal causa de este desequiilibrio es la falta de políticas de conciliación. «No tenemos turnos establecidos todavía. Cuando se pide una reducción de jornada no se facilita el horario solicitado, por lo que muchas compañeras tienen que ir hasta el Contencioso y embarcarse en un proceso que puede durar varios años. Esto supone que al no poder compaginar el trabajo con el cuidado de los hijos se tengan que dar de baja o llegar incluso al retiro», señala un portavoz.

Esta indefensión tiene ramificaciones que van más allá. Esta asociación considera que en casos de acoso hay escasez de denuncias por culpa de la falta de garantías del protocolo establecido. No hay plazos fijados y, durante un tiempo, la víctima puede seguir sufriendo este tipo de violencia sin tener medidas preventivas.

Los avances lentos que se van produciendo en materia de igualdad demuestran que las barreras a las que se enfrentaron las pioneras fueron tremendas. No sólo de machismo sino de falta de planificación. «Hasta 1991 no tuvimos uniformes para embarazadas, antes teníamos que ponernos los de los guardias civiles más gordos», dice una agente.

La España de 1988 era otra España. Un país en el que un aspirante a guardia civil de esa mítica primera promoción inclusiva declaraba lo siguiente: «Esto me parece demasiado. La mujer es más débil y menos responsable que el hombre, ya que se deja llevar más por los instintos. Su misión es estar en la casa. No me gustaría que mi mujer fuese guardia civil» (El País, 2 de septiembre 1988). Aquellas 197 precursoras, que juraron bandera en la academia de Baeza (Jaén) desfilando con sus compañeros (con tricornio, falda recta y zapatos de medio tacón), estaban allí por las mismas razones que ellos: vocación de servicio, por seguir la tradición familiar y en busca de un futuro laboral.

Carmen es caimana, (veterana en el cuerpo, según su argot particular). Reconoce que las cosas han ido mejorando, que los inicios eran muy difíciles tanto dentro como fuera del cuartel. «Había cazadores que se negaban a pasar la revisión de armas conmigo» -dice entre risas-. «Uno me llegó a decir que cómo le quitaba el pan a un padre de familia».

Para buscar otro punto de vista de este debate recurrimos a la ficción. En los 90, el escritor Lorenzo Silva se atrevió a escribir novela negra protagonizada por guardias civiles y crear una cosmovisión moderna del cuerpo. Su exitosa pareja investigadora está formada por Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro. Ella inicia su vida literaria como agente y asciende a través de las páginas hasta sargento primero (suboficial). Lo cierto es que Chamorro, literariamente, no ha llegado a oficial. Preguntamos al autor sobre este aspecto que es tan cercano a la realidad. «La verdad es que no la he ascendido más» -dice-. «No se puede negar que hay un déficit femenino y que la sensibilidad en los mandos es masculina. Quizás la Guardia Civil debería venderse mejor, promocionar más sus muchos valores».

La Guardia Civil trabaja desde hace tiempo en un diagnóstico sobre esta situación y, algunas fuentes, apuntan que a lo largo de este año podría presentarse un renovado Plan de Igualdad, aunque no existe confirmación oficial al respecto.



A finales de 2017 la Guardia Civil presentó una 'Guía de lenguaje no sexista' con el fin de fomentar el principio de igualdad entre el hombre y la mujer. Ese respeto que tantas veces empieza por la palabra. «Hemos querido unificar, por ejemplo, la denominación de ciertos cargos. Cambiamos el determinante, decimos, por ejemplo, la coronel. No como en Sudamérica que emplean sustantivos femeninos», explica como ejemplo la comandante Silvia Gil, una de las colaboradoras de la guía. El cuerpo también ha apostado por jornadas informativas, incluso ha organizado un curso de Liderazgo femenino en el que ha participado la catedrática de Sociología, Alicia Kaufmann. «La mujer tiene que ser práctica, no perfecta», recuerda que les decía a sus alumnas, a las que considera muy preparadas. «Si la mujer no se afirma, no lo harán por ti. Hay factores educacionales que hacen más difícil tomar el poder. Las mujeres no tienen que pedir permiso», concluye Kaufmann.
http://www.elmundo.es/papel/historias/2 ... b45eb.html

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NotaPublicado: 16 Ene 2018 12:43 
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“Las Fuerzas Armadas, que forman parte de la sociedad, no son ajenas a las conductas relacionadas con el acoso y han comenzado recientemente a tratarlas”. Con estas palabras rompe el Observatorio de la Vida Militar el manto de silencio que hasta ahora ha cubierto las situaciones de acoso sexual, laboral y profesional en el seno de los ejércitos.

Los responsables de Defensa mantuvieron tradicionalmente la política de negar el problema, mirar a otro lado o lavar los trapos sucios en casa, hasta que estalló el caso de la comandante Zaida Cantera, hoy diputada del PSOE.
Un voto por los derechos de las víctimas

El informe remitido al Congreso por el Observatorio incluye por vez primera el voto particular de uno de sus miembros, Mariano Casado, adjunto a la secretaría general de la Asociación de Militares Españoles (AUME), mayoritaria en las Fuerzas Armadas.

Casado, letrado de profesión, considera que las víctimas de acoso están en desventaja frente a sus presuntos agresores en los expedientes disciplinarios castrenses, ya que solo se les permite declarar como testigos, pero no pueden intervenir en el procedimiento ni recurrir a los tribunales si este es archivado o no están de acuerdo con sus conclusiones.

Casado defiende que se debería reconocer expresamente el derecho de la víctima a intervenir en todo momento en el procedimiento disciplinario militar, asistida por un letrado y “con las mismas garantías y derechos que su presunto acosador”.

Hasta 2014, el acoso ni siquiera estaba tipificado como falta disciplinaria y su introducción en el Código Penal Militar se produjo en 2015 (anteriormente este delito se subsumía en otros genéricos, como abuso de autoridad), mientras que el primer protocolo de actuación frente al acoso sexual y por razón de género fue aprobado en noviembre de 2015, dos años y medio después que el de la Guardia Civil.

El Observatorio de la Vida Militar, un organismo adscrito a las Cortes, ha elaborado el primer estudio sobre la aplicación de este protocolo y también la primera radiografía, aún borrosa, sobre el calado del problema en el seno de los ejércitos.

El estudio, que coincide con el 30 aniversario de la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas, constata que “en la inmensa mayoría de los casos, la víctima del acoso, en sus distintas acepciones, es una mujer”.

En el primer año de aplicación del protocolo se han abierto 16 procedimientos penales (11 están en fase de instrucción, y cinco se han elevado a sumario). También se han instruido seis expedientes disciplinarios (dos han pasado al ámbito penal y cuatro están en trámite).
El acoso sexual aflora en las Fuerzas Armadas

Estas cifras suponen un aumento espectacular respecto al año 2015, cuando solo se abrieron dos procedimientos penales (en ambos casos el acosador era un suboficial y la víctima una soldado) y ninguno disciplinario.

El estudio reconoce la dificultad de comparar con periodos anteriores a la aprobación del protocolo, pero incluye datos del Tribunal Militar Central según el cual entre 2004 y 2015 se presentaron 174 denuncias, se abrieron 46 procedimientos penales y se dictaron 22 condenas: 12 por acoso sexual, una por acoso por razón de sexo y nueve por acoso profesional. Es decir, el 63% de las denuncias acabaron archivadas y solo el 12,5% en condena.

“El protocolo merece una valoración positiva como primer paso en la acción de las Fuerzas Armadas para hacer frente al acoso, pero debe ser completado y perfeccionado”, concluye el informe. Critica, por ejemplo, que no incluya el acoso profesional, no se aplique al personal civil de Defensa o no contemple medidas de protección de testigos.
Tolerancia cero

El Observatorio reconoce que se ha producido “un incremento en la sensibilización de la cadena de mando y del resto del personal” respecto al acoso, pero admite que carece de datos para valorar la eficacia de las medidas de prevención, formación y apoyo adoptadas hasta ahora, por lo que reclama un estudio en profundidad que permita conocer la verdadera “dimensión y caracteres del problema”.

Advierte, en todo caso, que el tema no puede abordarse con regulaciones aisladas, sino que requiere una auténtica política, pues no se trata solo de sancionar a los acosadores sino de “prevenir conductas que potencien un clima propicio al acoso”.

La “represión temprana” de actitudes que incluyan el uso de términos despectivos u ofensivos por razón de género, no solo puede erradicar lo que denomina “acoso difuso” sino tener efectos disuasorios y evitar conductas más graves, recomienda.

“La experiencia demuestra que la mejor manera de luchar contra el acoso es estimulando la reacción no solo del acosado sino de los que lo presencian”, subraya. La tolerancia cero que proclama el protocolo debe ser asumida por todos los militares.
https://politica.elpais.com/politica/20 ... 41851.html

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NotaPublicado: 21 Ene 2018 14:53 
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Natalia, de 24 años, es fanática de la moda. Desde siempre le ha gustado la ropa y marcar su propio estilo. Es de las que se siente cómoda con unas zapatillas Nike, un vestido y un poco de maquillaje. Lo cuenta mientras luce un uniforme militar, su cabeza cubierta con una gorra de combate y botas de cuero negras. Encima del bolsillo izquierdo de su pecho hay un parche verde donde se lee “Ortiz”, el apellido de la joven soldado.

Natalia es una millennial y está en las Fuerzas Armadas, que llevan años reduciendo sus efectivos. De 2008 a 2015, el número de efectivos se ha reducido un 8%, llegando a 121.848 en total, y abriendo menos plazas a nuevas tropas: de las más de 16.000 plazas de soldado o marinero convocadas en 2009, se ha pasado a 1.500 en 2016 y 2.000 el año pasado, abiertas a personas de entre 18 y 20 años. Aunque eso no quiere decir que hay menos gente interesada: en las convocatorias de los últimos años se han llegado a presentar 40.000 aspirantes.

Además, en enero de 2018 se cumplen 30 años desde la incorporación de las mujeres en las Fuerzas Armadas. En 2017 ellas eran el 12,6% de los efectivos, según las cifras del Ministerio de Defensa. Natalia Ortiz, soldado de la base militar El Goloso, sede de la Brigada Guadarrama XII de infantería acorazada, es una de las 15.305 militares españolas.

Desde los 5 a los 17 años, la joven practicó gimnasia rítmica, llegando a competir a nivel nacional. Descartó dedicarse a ello porque lo veía muy complicado. Pero no era lo único que le gustaba. De niña quería ser actriz, pero también veía que era una profesión muy difícil: “Hay que conocer a mucha gente del mundillo para poder desarrollarte en eso”. A medida que desechaba esas pasiones, se inclinó por algo que le resultaba curiosamente más cómodo: ser militar.
Ortiz, en el interior de un vehículo acorazado. Carlos Rosillo

Natalia tenía entre sus vecinos de Leganés (Madrid) a dos cabos de tierra. Junto a su madre, con quien compartía el entusiasmo y la admiración por el mundo militar, fueron a verlos jurar bandera. “Se me puso la piel de gallina, siempre me ha emocionado mucho la imagen que da el Ejército, es algo muy bonito”, sostiene. A los 16 años decidió responder a una pregunta que le daba vueltas: “¿Y si soy militar?”. Finalmente, optó por ello, pero antes estudió el grado superior de asesoría de imagen. Se sacó la “espinita” del tema de la moda, el estilismo y el protocolo que se le había clavado cuando pequeña, y confiesa: “Lo disfruté bastante”.

La primera vez que postuló para ser soldado, en 2014, no lo consiguió. Un año después sí entró en el Ejército, y bajo la asesoría de sus vecinos militares, decidió ser parte de la sección de transmisión, la dedicada al área de las telecomunicaciones entre las bases y los militares cuando están en zonas de combate. Sus cercanos no se sorprendieron: “No tengo ni un amigo, ni compañero, ni familiar que esté en contra de esto. Por el contrario, están muy orgullosos de que pueda representarlos”, apunta. “No me he encontrado con nadie que me diga que el Ejército es despreciable. Es una profesión que hay que respetar porque es una institución que está porque tiene que estar”. Según una encuesta del CIS publicada en 2015, el 60,9% de los españoles tiene una opinión muy buena o buena de las Fuerzas Armadas.

A pesar de que no ha tenido malas experiencias, la soldado Ortiz procura no ir vestida de militar por la calle por un tema de seguridad y por precaución: “Hay gente mala también”. En cuanto a su rutina fuera de la base, explica que un militar siempre es un militar, una actitud que quizás la distancie de la de otras personas de su edad, como ella misma explica. “No puedes hacer el loco por ahí porque representas una institución. Una persona civil puede hacer lo que le da la gana. Me gusta disfrutar como cualquier otra persona, pero tenemos ciertos valores que tenemos que representar”.

Aunque forme parte de la generación millennial, hay aspectos que la separan de lo habitual en ella, además de la profesión. Por ejemplo, no es aficionada a las redes sociales: "Solo tengo Facebook, pero lo uso para informarme, más que otra cosa. Algunos de mis amigos usan más redes sociales y otros no, tanto los militares como los que no. Preferimos tomarnos un café, el contacto...".

Todos los días de la semana a las 7 de la mañana está entrenando en la base de El Goloso y, cuando acaba su jornada, sale a correr. También le dedica tiempo a aprender inglés “porque es muy importante saber idiomas si eres militar”. En sus momentos de descanso con su novio, a quien conoció cuando entró a las Fuerzas Armadas, ven películas como Los Vengadores: “Me gusta mucho ese tipo de cine porque es como el Ejército pero en plan fantástico”.

De los 25 soldados que componen su sección, solo cuatro son mujeres. “El entrar siendo chica no me produjo inseguridad, por el contrario, me dio un motivo para superarme”. Sin embargo, la precariedad aún se ve más en las mujeres que en sus compañeros: como publicó EL PAÍS, menos de una de cada cuatro tiene un contrato indefinido, frente a casi uno de cada dos hombres.

Respecto a la mirada anticuada que puede resultar la institución para algunas personas, ella se muestra contraria. “Me parece bastante actual”, señala. “El Ejército no es como hace 30 años, ahora estamos porque queremos, estamos más formados, nos hemos actualizado. Antes la gente que hacía la mili la hacia porque tenía que hacerlo, ahora hay más vocación y eso se nota mucho a la hora de trabajar. Si te obligan a algo lo haces desganado, si es voluntario haces tu trabajo bien y profesionalmente”.

Natalia quiere ir a una zona de combate: “Como todo militar”, dice. “Para nosotros ese es el momento de la verdad, nos ejercitamos todo el año para eso”. Este 2018 hay misiones en Letonia y el 2019 en el Líbano. La soldado Ortiz se va a ofrecer para asistir a ambas. “Nosotros arriesgamos nuestra vida más que alguien que está en un despacho o una tienda. Pero es que lo vemos desde el punto de vista que somos los que os protegemos. Tiene que haber gente para hacerlo y para ayudar a los ejércitos de las zonas en conflicto”.
https://verne.elpais.com/verne/2018/01/ ... 39489.html
alvarocnp escribió:
Publicidad y venta de humo de ejército moderno.
Que obsesión con vender la paridad y el tema de los contratos temporales sin dar datos reales de porque es así.

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NotaPublicado: 25 Ene 2018 09:32 
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El Tribunal Superior de Justicia de Murcia ha respaldado la decisión de un juez de lo contencioso-administrativo de permitir a una soldado profesional no realizar guardias ni maniobras ni actividades análogas para que pueda atender a su hija de dos años.

El tribunal ha desestimado el recurso que el Ministerio de Defensa interpuso contra esa resolución judicial y ha impuesto las costas del proceso a la Administración.

La soldado, destinada en la escuadrilla de policía de la base aérea de Alcantarilla (Murcia), pidió a sus mandos una reducción de jornada por cuidado de hijo menor, así como ser exonerada de guardias, servicios, maniobras o actividades similares.

El coronel jefe de la base aceptó reducir la jornada una hora y rechazó la exoneración solicitada. El general jefe del Mando Aéreo General confirmó el criterio del coronel y entonces la soldado presentó un recurso contencioso-administrativo. El Juzgado, mientras el recurso se tramita, ha concedido ya como medida cautelar que la militar se libre de las guardias, maniobras y actividades similares.

Es la medida cautelar lo que el TSJ de Murcia ha ratificado ahora. El tribunal ha rechazado todos los argumentos de Defensa, que esgrimió que la soldado está casada, por lo que su pareja también está implicada en el cuidado de la menor.

El Ministerio reprochó a la resolución del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo que no tuviera en cuenta que la exoneración de guardias a favor de la soldado implica una carga de trabajo adicional extra para sus compañeros dado que los servicios no pueden dejar de prestarse.

Según la Administración militar, la escuadrilla de policía de la base ya realiza los servicios al mínimo legal "precisamente para facilitar la conciliación familiar al tener un porcentaje muy elevado de la plantilla hijos menores de 12 años, no siendo posible ya reducirlos aún más sin riesgo para la seguridad y defensa de la unidad".

Por lo que se refiere a la soldado, Defensa argumentó que los mandos de la base dieron "instrucciones precisas" para que la reducción horaria concedida "se adapte a las necesidades de la interesada en la realización de sus actividades, quedando de este modo descartado que se le vayan a nombrar guardias, servicios, maniobras o actividades análogas que, salvo necesidades del servicio que no puedan ser atendidas por otros medios, vayan a interferir en el disfrute de la reducción de jornada".

En su contestación al recurso, la soldado aseguró que no era cierto que se estén propiciando los cambios de servicio necesarios para que pueda conciliar porque es ella la que tiene que buscar qué compañero puede cambiarle la guardia, "lo que resulta un tanto dificultoso".
"Malabares" para conciliar

Respecto a su pareja, la militar consideró que "el derecho a la exoneración de guardias es un derecho individual de la militar". También adujo que su madre, que es viuda, padece una enfermedad cardiológica, lo que hace que las circunstancias personales y familiares que la rodean sean especialmente delicadas, "debiendo hacer auténticos malabares para poder compatibilizarla adecuadamente con el régimen de trabajo".

Explicó asimismo que, cuando solicitó la reducción de su jornada de trabajo, la condicionó a que se le concediera también la exoneración de guardias y maniobras, ya que realizar un servicio de 23 horas de guardia en lugar de 24 en nada favorecía la atención de la menor y además le suponía una reducción de salario.

En relación con los perjuicios que la exoneración de guardias reclamada puede causar, indicó que en la unidad "existen otros miembros, con la misma especialidad y destino, que no están incluidos en el cuadrante de guardias y que realizan otras funciones de seguridad y defensa", mencionando a cuatro cabos y un soldado que en su momento estuvieron incluidos en las guardias y que, por sus circunstancias personales, solicitaron otro puesto y se les concedió. Recordó también que a otras dos compañeras se les han otorgado licencias por asuntos propios de 3 meses.

Finalmente, señaló que tras quejarse ella misma y otros 11 compañeros de sus condiciones de trabajo, "el coronel dispuso, sin respetar para ello el procedimiento recogido en el real decreto 944/2001, por el que se aprueba el reglamento para la determinación de la aptitud psicofísica del personal de las Fuerzas Armadas, que se les sometiera a un examen psicológico", que tuvo que hacer en contra de su voluntad.

El TSJ de Murcia ha resuelto el contencioso acudiendo a la Orden del Ministerio de Defensa de febrero de 2015 que regula el régimen de vacaciones, permisos, reducciones de jornada y licencias de los miembros de las Fuerzas Armadas. El artículo 9 de la norma señala que el militar tiene derecho a una reducción de jornada para el cuidado de hijos menores de 12 años y "cuando el menor no haya cumplido los 4 años podrá quedar exonerado de la realización de guardias, servicios, maniobraso actividades análogas en su lugar de destino que interfieran con el disfrute de la reducción de jornada, cuando las necesidades del servicio lo permitan, si bien estas necesidades procurarán atenderse con otros medios y sólo en último extremo condicionarán la exoneración de dichas guardias, servicios, maniobras o actividades análogas".

La Sala interpreta que "la conciliación de la vida familiar y laboral constituye un interés digno de especial protección que debe primar, porque así lo quiere la propia Orden, sobre el legítimo interés público de que la soldado cumpla con sus obligaciones profesionales, cediendo tal primacía únicamente en el supuesto que se acreditara la existencia de las necesidades de servicio" que no puedan ser atendidas sino reconsiderando las guardias o actividades análogas exoneradas.

Esta última circunstancia "no ha sido acreditada" por el Ministerio de Defensa, concluye el tribunal, que considera que no se ha demostrado que librar de guardias a la soldado "genere una perturbación significativa en el servicio público o que, de producirse, no pueda ser suplida por otros medios que permitan su desarrollo normal".
https://www.elespanol.com/espana/tribun ... 540_0.html

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NotaPublicado: 25 Ene 2018 09:39 
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Paloma Morales (Madrid, 1960) se ha convertido en la primera mujer con el cargo más alto de la Policía Municipal de Madrid al ser nombrada subinspectora. Morales entró en la Policía en 1980, pero le costó 22 años poder llegar a ser oficial. Morales reconoce que su ascenso no ha sido fácil y que durante su carrera se ha encontrado con muchos obstáculos. “Cuando comencé a trabajar algunos agentes se negaban a que los acompañasen mujeres en la patrulla porque se sentían menos protegidos”, afirma. Pero el machismo no solo estaba en la Policía. "Había gente que nos decía a mí y a mis compañeras que no debíamos ser policías, que mejor estaríamos haciendo calceta”, recuerda la agente.



En los 38 años en los que lleva ejerciendo como policía, Morales explica que ha visto muchos cambios en el cuerpo, tanto políticos como sociales. La subinspectora recuerda que había uniformes diferentes para hombres y mujeres, y también los cupos estaban diferenciados. En su promoción se ofrecían 400 plazas para hombres y 23 para mujeres. Ahora son compartidas. También las tareas que ejercían las agentes eran diferentes. “Antes, las mujeres iban a ordenar el tráfico. A partir de los ochenta ya comenzaba a haber más igualdad, las mujeres iban de patrulla y se les destinaba a secciones a las que antes solo iban hombres”, explica la agente. Pero no a todas, ya que cuando entró en el cuerpo, Morales quería ir al Escuadrón de Caballería pero la ausencia de infraestructuras, como por ejemplo aseos y vestuarios femeninos, le impidieron ir.

En los años ochenta la decisión de ser policía no era lo más común para una mujer. Morales reconoce que su determinación no fue vocacional y que al terminar la licenciatura de Psicología lo vio como una salida laboral temporal. “No pensaba que fuera a gustarme tanto, pero con el tiempo le fui cogiendo el gusto y ahora me encanta”. Sobre todo al principio de su carrera Morales explica que se encontraba con mucho machismo ante la figura de la mujer policía. En su familia nadie había hecho carrera en la Policía y acogieron su decisión con preocupación.

Uno de los momentos más duros de su carrera fue la oposición de oficial a subinspector, durante la fase de méritos el tribunal no le puntuó méritos que eran objetivos, pese a que era la que mejor calificación obtuvo de todos los aspirantes. "Al final lo lleve a los tribunales porque sentía que tenía razones para pelearlo", comenta. La Justicia acabó dándole la razón y los méritos se les reconocieron, pero Morales relata que todo el proceso judicial añadido a la dureza de la oposición le desanimó bastante. “A día de hoy creo que hay menos machismo en el cuerpo pero siento que a veces se cuestionan mis capacidades solo por ser mujer”.

Desde este martes el cometido de Morales será gestionar la Subinspección de análisis estratégico y de desarrollo, una sección que debe comparar las demandas de los ciudadanos, los recursos de la Policía y en qué se utilizan estos los mismos. Por primera vez será una mujer quién lo haga. Para Morales los cambios en el cuerpo de la Policía reflejan los cambios en la sociedad. “La igualdad es un camino en el que estamos empezando pero queda mucho por recorrer”, zanja.
https://politica.elpais.com/politica/20 ... 92508.html
Puma83 escribió:
El director de la Policía nombra subinspectora a su asesora
Paloma Morales logra la plaza después de un polémico proceso.
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LA RAZÓN ya publicó en el mes de abril las críticas que habían surgido desde la Policía en torno a este ascenso LA RAZÓN
Laura L. Álvarez.
@_llalvarez
Tiempo de lectura 2 min.
10 de enero de 2018. 02:53h
Paloma Morales, la mano derecha del director general de la Policía Municipal de Madrid, Andrés Serrano, ya ha sido nombrada subinspectora del Cuerpo en una resolución del día 5 de enero de 2018 y que fue publicada ayer en el Boletín Oficial del Ayuntamiento de Madrid (Boam). La asesora de Serrano culmina así un ascenso meteórico, que fue denunciado por este periódico desde noviembre de 2015, cuando al poco tiempo de asumir Serrano la jefatura del Cuerpo municipal ya la ascendió de oficial al Grupo Especial de protección (GEP). Ya entonces habían surgido en el Cuerpo las primeras tensiones porque criticaban que Serrano sólo promocionaba a los «suyos». Después surgió la polémica con las plazas de subinspector.

Salieron 12 plazas hace casi cuatro años y, entre los funcionarios policiales que se presentaron, estaba Morales. Aunque el Tribunal Calificador consideró en enero de 2015 que no cumplía los requisitos pertinentes y no la aprobó, ella recurrió. Primero contra el tribunal examinador, que volvió a pronunciarse de forma negativa en un decreto firmado en mayo de 2015 (cuando aún estaba el PP en el Ayuntamiento).

Su suerte comenzó a cambiar con la llegada de Ahora Madrid al Gobierno municipal. Concretamente, cuando su compañero Andrés Serrano asumió al jefatura del Cuerpo. Morales decidió recurrir su suspenso por la vía judicial y le fue bien porque, al contrario que en la mayoría de los casos, ningún representante legal del consistorio se presentó en el juicio para exponer los argumentos de no considerarla apta para el puesto.

Así, el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 28 de Madrid estimó el recurso de la entonces oficial de Policía, en una sentencia fechada a 23 de noviembre de 2016. Como denunciaron en su día otros mandos policiales, aquí llegó la segunda «dejación» por parte del Ayuntamiento, ya que se suele recurrir las sentencias cuando les son desfavorables, sobre todo, este tipo de cuestiones de personal. Pero Morales tampoco se encontró entonces con ningún recurso, por lo que el 28 de diciembre de 2016, el mismo juzgado considera firme la sentencia y acuerda remitirla al Área de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, dirigida por Javier Barbero, para su ejecución. Así, en cuanto la Dirección de la Policía Municipal recibe la notificación judicial, emite una resolución por al que ejecuta la sentencia.

Tras hacer las preceptivas prácticas, Morales ya es subinspectora del Cuerpo de Policía Municipal de Madrid y se convierte así en al primera mujer que saca esta plaza por oposición.

Quienes critican el ascenso de Morales y las facilidades con las que se ha ido encontrando –a diferencia de otros compañeros– a lo largo de este proceso sostienen que el objetivo último será nombrarla inspectora jefa para que el Gobierno de Manuela Carmena se apunte el «mérito» de nombrar a la primera mujer jefa de este Cuerpo policial.


https://www.larazon.es/local/madrid/el- ... AC17402424

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NotaPublicado: 24 Feb 2018 10:13 
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En 1986, y con apenas 25 años, María del Carmen Roca aprobó la oposición que la convirtió en la primera mujer en España en una jefatura de la Policía Local. Su destino fue el Ayuntamiento de Vilagarcía de Arousa (Pontevedra), que además de ser la mayor urbe de los municipios de la ría de Arousa, era la principal base de operaciones de los grupos de contrabandistas de tabaco y narcotraficantes que surgieron en Galicia en la década de los setenta.


Después de treinta años al frente de una plantilla con más de cuarenta funcionarios, Roca ha sido galardonada este pasado viernes en Madrid por la Unión Nacional de Jefes y Directivos de Policía Local (Unijepol), una asociación que agrupa a jefes y mandos del cuerpo técnico. La distinción llega, según relata el jurado en su fallo, “en reconocimiento a sus años de servicio meritorio, a su liderazgo profesional y a su valiosa contribución a la lucha contra el contrabando y el tráfico de drogas, en los duros años que su comarca fue especialmente azotada por esa delincuencia”. Unijepol destaca que Roca haya sido una pionera en ejercer la jefatura de este servicio policial y valora su trayectoria en el ejercicio de un cargo que todavía ocupa.

La jefa tomó posesión en un Ayuntamiento gobernado por el último alcalde de la extinta Alianza Popular (tres años después se convirtió en el actual Partido Popular) y fue testigo de la ebullición de un fenómeno social y económico que ha dejado huella en los municipios costeros de la Ría de Arousa. Roca rememora aquella ciudad como el centro de los negocios ilegales; allí, las sucursales bancarias y los despachos de abogados daban cobertura a los potentes tabaqueros, que entonces doblaban en número a unos doctorandos a históricos narcos, para blanquear los millones de cajetillas ilegales que importaban en un solo desembarco y a las primeras remesas de heroína, hachís y cocaína que llegaban a Galicia.

Recuerda que Vilagarcía era en aquellos tiempos una pasarela de nuevos ricos que, haciendo ostentación de su dinero, rivalizaban entre ellos con sus exclusivos coches de importación y pomposas mansiones. “Aunque han pasado muchos años el escenario no ha cambiado tanto, porque aquí sigue habiendo tabaco de contrabando y la droga entra en mayores cantidades”, comenta María del Carmen Roca. “Lo que sí ya no se ve es el alarde de dinero que hacia esta gente, ahora son invisibles, más discretos, porque han aprendido que los signos de riqueza los delatan y las inversiones las hacen fuera de aquí”.

Su primer servicio en la calle como policía fue para ella como una advertencia. Paró a un conductor por una infracción, el hombre que conducía uno de estos automóviles ostentosos no aminoró la marcha y ella se puso delante para que se detuviese. “Entonces aceleró y pensé que me arrollaba, incluso me llegó a golpear con el coche; fue un gesto claramente intimidatorio”, cuenta Roca.

Otro momento para la historia fue la Operación Nécora, el 12 de junio de 1990. Aquel día la ciudad estaba colapsada por la gente que rodeaba la comisaría para ver llegar a los famosos detenidos: iban a ser interrogados por el entonces juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. Por primera vez un magistrado se trasladaba a Galicia de incógnito, con el fiscal antidroga y varios funcionarios de su juzgado, para sacar a los objetivos de la cama y dirigir el operativo.

“La redada nos cogió de sorpresa. Llegó un momento que los coches con los detenidos no podían circular, la ciudad estaba colapsada y entonces alguien próximo al juez me llamó para que enviara un destacamento y solucionáramos el atasco. Yo le dije que no podíamos hacer nada más y que eran ellos los que tenían que abrir el tráfico. Y luego me llamó Garzón, le insistí en lo mismo y entonces me preguntó: '¿Usted sabe con quién está hablando?' Le contesté: 'sí, señoría'. Al final la tensión se relajó y todo quedó en una anécdota más de aquel día”, recuerda Roca.
El empresario Celso Barreiro, rodeado de periodistas, acompañado de su abogado, Manuel Cobo del Rosal, a su llegada a la Audiencia Nacional para prestar declaración ante el juez Baltasar Garzón, dentro del sumario de la 'Operación Nécora'. ampliar foto
El empresario Celso Barreiro, rodeado de periodistas, acompañado de su abogado, Manuel Cobo del Rosal, a su llegada a la Audiencia Nacional para prestar declaración ante el juez Baltasar Garzón, dentro del sumario de la 'Operación Nécora'. Santos Cirilo

El reconocimiento a su labor le ha sorprendido. “No sé ni quién ha propuesto mi candidatura”, dice, pero matiza que su contribución a la lucha contra el contrabando y el narcotráfico es meramente colaborativa. “La Guardia Civil y la Policía Nacional son los cuerpos encargados de combatir el crimen organizado y nosotros hemos colaborado en lo que hemos podido, sobre todo en los últimos tiempos en la que la era de la informatización nos ha facilitado el trabajo con una base de datos que antes no teníamos”, señala Roca.

La jefa tomó posesión aquel día del 86 sin ser consciente de que estrenaba una estadística. “En realidad yo no tenía ni idea de que no había mujeres en otras jefaturas o de la brecha en puestos de responsabilidad”. Roca ha vivido varias etapas políticas con seis alcaldes, del PP y del PSOE. “He pasado por muchas situaciones difíciles, incluso de acoso para intentar moverme del puesto, pero las mujeres hemos caminado mucho y aunque hay que seguir haciéndolo, tampoco hay que obsesionarse, un excesivo proteccionismo puede tener un efecto contrario, incluso negativo para nosotras”, apunta.
https://elpais.com/elpais/2018/02/22/mu ... 90888.html

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