Una vez más se demuestra que los recortes en seguridad cuestan vidas, recortar gastos en servicios básicos (salud, educación y seguridad) además de no ahorrar nada hacen que los ciudadanos pierdan calidad de vida incluso la misma.-
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan echó ayer sal en una herida con pocos visos de cicatrizar y abierta en Bélgica a raíz de los atentados que ensangrentaron París el pasado noviembre. Las críticas a los servicios de seguridad belgas arrecian a medida que trascienden detalles operativos sobre los ataques terroristas.
Erdogan acusó este miércoles a Bélgica de haber ignorado una información clave, que podría incluso haber frustrado los atentados que el martes acabaron con la vida de 31 personas e hirieron a unas 300 en Bruselas. Turquía, según Erdogan advirtió de que Ibrahim El Bakraoui, uno de los presuntos suicidas trató de entrar en Siria y habría sido deportado el año pasado. Bélgica se escuda en que no puede detener a una persona sin tener pruebas de sus supuestos crímenes, pero se ve obligada de nuevo a adoptar una actitud defensiva ante las acusaciones más o menos veladas de que su seguridad no está a la altura de un país de la UE, sobre todo si es el que alberga las instituciones europeas y sirve de cuartel general a la OTAN. La información que va emergiendo en las últimas horas apunta a la existencia de una extensa red de terroristas cuya base de operaciones ha sido la capital belga.
La sal turca cae apenas cinco días después de que la caza de Salah Abdeslam, hombre clave en los atentados de París, se convirtiera en otro motivo de sonrojo para las autoridades belgas. Abdeslam, uno de los autores de los atentados de París llevaba cuatro meses fugado y el pasado viernes le encontraron en la casa de la madre de un amigo en Molenbeek, el barrio en el que creció el terrorista. El piso se encuentra a pocos metros del piso al que Abdeslam acudió a su vuelta de París y a otros tantos de la casa de su familia, en la plaza principal de Molenbeek, donde además de el Ayuntamiento se encuentra la gran comisaría de policía.
"¿Para qué vamos a colaborar denunciando lo que vemos si no va a servir para nada y si ni siquiera nos garantizan la seguridad dentro de la comunidad?"
Ayer, los vecinos del barrio explicaban que no daban crédito y consideraban que el hecho de que a Abdeslam le cazaran precisamente en un lugar que debía estar ultravigilado era solo una muestra más del despiste de la policía y los servicios secretos, incapaces de ganarse la confianza y las confidencias de los locales. “La policía no es efectiva. No les importa lo que pase aquí. ¿Para qué vamos a colaborar denunciando lo que vemos si no va a servir para nada y si ni siquiera nos garantizan la seguridad dentro de la comunidad?”, explicaba un vecino de Molenbeek que pide preservar el anonimato. Aunque aquí casi todos se conocen, aunque sea de vista, acostumbran a no preguntarse por cuestiones delicadas para evitar saber demasiado.
La policía de Molenbeek explicaba recientemente que tienen verdaderas dificultades para reclutar agentes de origen magrebí que hablen árabe y que irremediablemente esa carencia les desconecta de una población que tiende a encerrarse en sí misma como reflejo en parte a la discriminación a la que se enfrentan en la sociedad belga.
Carencias y recortes
A las deficiencias policiales se le añaden los recortes que dejaron en los huesos -unos 600 agentes- a los servicios secretos en los últimos años de crisis y que tras los atentados de París los belgas tratan de remediar con una partida de 400 millones de euros. Alain Winants, el que fuera jefe de los servicios secretos belgas hasta 2014 y durante los ocho últimos años, coincidiendo con el auge del yihadismo, explicaba en una entrevista reciente con este diario que “se dejó de reclutar agentes y a los que se jubilaban no se les remplazaba. Llegó un momento en que era imposible cortar más. Vigilar a una persona 24 horas al día, requiere unas 15 o 20 personas por sospechoso. La seguridad tiene un precio”. Contaba también que la modernización de los servicios secretos belgas tardó mucho en llegar, que apenas en 2010 se legalizaron las escuchas telefónicas y hasta 1998 simplemente no hubo una ley que regulara las actividades del espionaje. Aún así, el propio Winants reconocía que la seguridad no basta, que “hay que trabajar en todos los niveles. Hay que atacar los problemas sociales, los económicos, los educativos”.
Con la sede de la OTAN y de la UE, Bruselas es un nido de espías de todo el mundo. Nadie vio nada
La conmoción tras los atentados de París en noviembre provocó la puesta de marcha de medidas pendientes pero que aún siguen el curso legislativo correspondiente, entre ellas permitir los registros de domicilios por la noche, los actos de preparación para la comisión de actos terroristas como el alquiler de coches o la compra de tarjetas prepago o la “incitación a desplazarse al extranjero con fines terroristas”.
Castigar a los reclutadores
Con esta última medida se trata de castigar a los reclutadores, que durante años han operado a la vista de quien los quisiera ver, como denuncian ahora las familias de jóvenes que viajaron a Siria para engrosar las filas islamistas. Durante los primeros años de la guerra de Siria, la marcha de combatientes belgas no era un asunto de crucial importancia como ahora. Por un lado, las autoridades sentían que era una manera de perder de vista a algunos tipos problemáticos de barrio y por otro, se trataba al fin y al cabo de combatir el régimen sanguinario de Bachar el Assad. A medida que el autoproclamado estado islámico fue tomando forma, las autoridades se percataron del descomunal problema que supone la presencia de retornados en Europa, como dejó claro el caso de Abdelhamid Abaaoud, cerebro de los atentados de París. Bélgica es un buen suministrador de efectivos al Estado Islámico y Jabat al Nusra. Hasta 562 han combatido en Siria o en Iraq, según los cálculos del investigador Pieter van Ostaeyen. Esta cifra convierte a Bélgica en el país de la UE con más yihadistas per capita, con 41,96 por cada millón de habitantes, según Van Ostaeyen.
La aprobación de algunas de estas medidas legislativas habría sido complicada hace apenas un año, ya que el debate sobre el equilibrio entre las libertades y la seguridad es especialmente intenso en Bélgica. Es previsible que los atentados de esta semana hayan pulverizado cualquier resistencia al respecto por parte de la opinión pública en Bélgica.
Cooperación francesa
Los fallos de los servicios de seguridad belgas han dado pie a no pocas críticas, la última la del ministro de Finanzas francés, Michel Sapin, quien acusó a los belgas de ser “naif” en su administración de comunidades con fuerte presencia musulmana como la estigmatizada Molenbeek. El primer ministro francés, Manuel Valls, de visita en Bélgica, anunció que la cooperación antiterrorista entre Francia y Bélgica “va a intensificarse en las próximas semanas y en los próximos meses para prevenir nuevos actos terroristas”.
Bélgica se ha convertido en un nido de terroristas. También es uno de los países de la UE que más yihadistas envía a Siria
Aunque los belgas no están solos en su ceguera. Bruselas es un verdadero nido de espías procedentes de medio mundo. El cuartel General de la OTAN y la Unión Europea tienen sus sedes principales en la capital belga, donde se asientan también las representaciones permanentes de los países. Los servicios secretos de todo el mundo tienen agentes en Bruselas, a veces en forma de agregados culturales, periodistas u hombres de negocios. Lo cierto es que esa nube de 007 ha permanecido ajena a lo que se cocía en Molenbeek, en Schaarbeek o en Forest, todos barrios situados a escasos kilómetros del barrio europeo.
El comisario de interior europeo, Dimitris Avramópulos, hizo ayer mención a otro de los grandes asuntos pendientes en la lucha antiterrorista europea y que también trasciende a las autoridades belgas. Avramópulos dijo que “los Estados tienen que confiar unos en otros”. “Necesitamos más coordinación y compartir más información”, añadió. El coordinador antiterrorista de la UE, Gilles de Kerchove indicó que desearía que “los servicios de información alimenten más las plataformas europeas […], porque cruzando todas las informaciones llegaremos a establecer más vínculos” entre sospechosos, dijo a la radio francesa Europe 1. Fuentes comunitarias explican sin embargo, que a pesar de que existe una base de datos de Schengen, donde los países deben introducir información sobre sospechosos, coches robados o pasaportes para que salten las alertas, lo cierto es que no siempre se hace porque los servicios secretos de los países quieren proteger sus fuentes y son reticentes a compartir con países de los que no acaban de fiarse.
El especialista en seguridad, Daniel Keohane, apunta a la renacionalización de las políticas de defensa como una de las causas de la menor efectividad en materia de seguridad, informa Álvaro Sánchez. “Aunque a veces actúan integrados en la OTAN o la UE, casi todos los Gobiernos prefieren otro tipo de alianzas, ya sean regionales, bilaterales o coaliciones ad hoc”, afirma Keohane. Una de esas alianzas es precisamente la que los belgas mantienen con los franceses, que incluyen a agentes sobre el terreno que han participado en registros como el del barrio de Forest, donde fue herido una policía gala y abatido un supuesto terrorista.
http://internacional.elpais.com/interna ... 74085.htmlLos servicios de seguridad belgas vuelven a estar en el ojo de huracán. El viernes pasado, cuando Salah Abdeslam fue detenido tras cuatro meses y medio de fuga, el país respiró. El primer ministro, Charles Michel, que dejó a la carrera la reunión de jefes de Estado y de Gobierno pudo dormir aliviado por primera vez en mucho tiempo, y felicitó efusivamente a los agentes. "Hay que dar las gracias a nuestros servicios de seguridad. Es un éxito incontestable en la lucha contra el terrorismo, en la batalla por la democracia", aseguró Michel.
Sin embargo, los atentados del martes han sido demoledores. Faltan medios, falta preparación, falta coordinación y los colegas de toda Europa están cada vez más preocupados por lo que consideran un agujero negro que pone en peligro la seguridad de todos los demás.
¿Qué ha fallado?
Los hermanos Khalid e Ibrahim El Bakraoui, que explotaron bombas en Zaventem y el metro de Maalbeek, muriendo ellos también, eran viejos conocidos de la Policía. Ambos estuvieron en prisión por robo y por disparar a un agente, pero no cumplieron íntegras sus condenas. Se radicalizaron, en parte en prisión, y los vínculos con Salah Abdeslam estaban claros desde hace meses. Ibrahim fue a Siria. Khalid estaba en la lista de la Interpol. Pero aun así no habían sido detenidos.
Salah Abdeslam estuvo cuatro meses y medio escondido en Bruselas. Hay una enorme red de colaboradores, entre familia y amigos, que logró cobijar, alimentar y desplazar una y otra vez por la ciudad al terrorista más buscado del continente sin que nadie se diera cuenta. Finalmente, fue detenido a 500 metros de la casa de su familia, a 400 de una enorme comisaría y en la comuna más vigilada del país. No hay informadores, agentes, traductores, especialistas y mediadores suficientes para romper la omertá de una zona cada vez más hermética.
Bélgica es incapaz de controlar Molenbeek. En noviembre, calculaban que había casi 100 combatientes extranjeros, curtidos en Siria e Irak, que habían vuelto al país y residían en la estigmatizada comuna. Hay decenas de mezquitas salafistas no registradas, cientos de radicales y todo un nivel de actividades ilegales que ocurren sin que nadie sea capaz de seguir la pista. Faltan recursos contra la radicalización, apenas hay personal para alejar a los jóvenes del mensaje de los fanáticos, el paro juvenil supera el 40% y la zona, como otras de la capital, comienza a parecer un verdadero gueto, del que han salido directa o indirectamente los responsables de los principales atentados en suelo europeo de la última década y media. Además, ante la presión, los pisos francos usados se han movido a otras ubicaciones por toda la ciudad.
El presidente turco, Recep Tayyp Erdogan, ha asegurado que en 2015 su Policía detuvo y deportó a Ibrahim El Bakraoui por intentar entrar en Siria, o quizás tras haberlo hecho ya. Se informó a las autoridades belgas y holandesas, pero no pasó nada. El ministro de Justicia belga alega que la deportación fue a Holanda, pero desde Ámsterdam se excusan señalando que las autoridades belgas no encontraron ningún vínculo de El Bakraou con el terrorismo, a pesar de la denuncia turca. Y de que su hermano estaba buscado. Por si fuera poco, Ibrahim estaba en libertad condicional y la violó, tenía antecedes por uso de armas automáticas y las Fuerzas de Seguridad no consideraron necesario interrogarlo, detenerlo o ponerlo bajo vigilancia especial.
Los servicios de inteligencia de varios países han apuntado desde el martes, de forma más o menos directa, que existían indicios suficientes sobre un posible atentado en Bélgica. El diario 'Haaretz' señala incluso que Bruselas recibió indicios claros de que el aeropuerto podría ser un objetivo. Pese a todo, el Gobierno mantuvo el nivel de alerta 3 todo el tiempo. Ni siquiera tras las redadas de la semana pasada, tras el tiroteo en el piso de Forest o la detención de Salah Abdeslam el viernes se elevó el nivel al máximo, a 4 sobre 4, que indica riesgo de atentado inminente y grave.
Tras las dos bombas que explotaron en el aeropuerto de Zaventem no hubo una alerta general. El suicida que detonó un artefacto en la estación de Maalbeek lo hizo una hora y diez minutos después de la matanza en la otra punta de la ciudad. No hubo una reacción efectiva entre un ataque y otro.
La gran pista de la investigación, posterior a los ataques, no vino de fuentes policiales o de inteligencia. No vino de activos en Molenbeek o Schaerbeek, ni de escuchas telefónicas, sino del taxista que el martes por la mañana llevó a Ibrahim El Bakraou, a Najim Laachraoui y a un tercer sospechoso no identificado al aeropuerto. El hombre, al ver los rostros de los sospechosos en los medios de comunicación, avisó a los agentes y proporcionó la dirección de la vivienda desde la que salieron, permitiendo encontrar sustancias explosivos y material informático.
Filtraciones. La Policía, la Fiscalía o el Gobierno belga son un coladero. Los detalles de la investigación se filtran en cuestión de horas y a veces minutos. El viernes, la operación de las fuerzas de élite que capturó a Salah Abdeslam se precipitó porque 'Le Nouvelle Observateur' publicó esa mañana que restos de ADN y huellas del hombre más buscado de Europa habían sido encontradas en el piso de Forest que fue cercado el martes. Antes de que las fuerzas policiales se desplegaran en Molenbeek, un furgón de una televisión flamenca ya estaba en la zona. El martes, una imagen de los tres sospechosos de los ataques en Zaventem estaba colgada en la página web de 'La Derniere Heure' poco después del mediodía. Y así, un ejemplo detrás de otro. Lo servicios de seguridad llevan meses pidiendo a los medios que no den detalles sobre las operaciones en curso para no poner en peligro la seguridad de los agentes y los ciudadanos, pero el problema lo tienen dentro.
Hace apenas unos días, y ante una revelación de la prensa, la Fiscalía Federal confirmó una noticia inquietante: una de las células belgas tenía una cinta de vídeo, de muchas horas de duración, con los movimientos del responsable del programa de investigación y desarrollo nuclear belga. En su casa y camino del trabajo. La cinta fue encontrada en una de las operaciones policiales de los últimos meses, en una vivienda investigada. Las autoridades creen "precipitado" sacar conclusiones.
Controles. En noviembre, tras la vuelta al país de Abdeslam y tras ser incapaces de detenerlo en varias redadas de urgencia, el Gobierno decretó el "lockdown" de Bruselas. Esta vez, en cambio, no. Zaventem está cerrado, pero el aeropuerto de Charleroi no. Se suspendieron los servicios del Eurostar y el Thalys el martes, pero a partir de las 16.00 los trenes locales, regionales y nacionales funcionaban. La carretera que lleva de Bélgica a Holanda estaba abierta y sin ningún control policial. La que viene desde París tenía algunos, pero no se practicaban de forma exhaustiva ni mucho menos. El tercer sospechoso de Zaventem, que dejó el aeropuerto probablemente a pie, pudo salir de la ciudad en cualquier vehículo de la amplia red de colaboradores del comando terrorista.
http://www.elmundo.es/internacional/201 ... b45b1.html